“…A mí sección, no la abandono sino muerto…”
(José Fernández de Guevara y Mackenna)
2º teniente de Infantería, D. José Fernández de Guevara y Mackenna
Nació en Barcelona, en el seno de una familia militar, el 10 de octubre de
1886. Era hijo del entonces comandante de Artillería, D. Enrique Fernández de
Guevara y Zaragoza y de doña Blanca Mackenna y Zaragoza.
Su carrera militar, fue cortisima ya que apenas, llegó según se puede observar
en su hoja de servicios, a los cinco años, concretamente, fueron 4 años, 10 meses
y 25 días, tiempo suficiente, para demostrar su valentía y coraje ante el
enemigo.
A los 17 años, el 29 de agosto de 1904, ingresaba en la Academia de Infantería
de Toledo, de hecho, en su hoja de servicio, consta la siguiente anotación:
“…1904. Por haber obtenido plaza de Alumno en la Academia de Infantería según
R.O. de 16 de Julio (D.O núm. 157), se incorporó a la misma (…) el día 27 de
Agosto que fue matriculado y quedó cursando sus estudios hasta fin de año…”
En 1905, juraba fidelidad a la Bandera. Tres años más tarde, a finales de
septiembre de 1907, obtenía en el Alcázar toledano, tras superar el plan de
estudios, el empleo de 2º teniente, graduación a la que ya había sido promovido
el día 3 de ese mes. Recibió de manos de su padre D. Enrique Fernández de
Guevara, el sable de oficial en el patio frente a la estatua de Carlos I de
España, como tantos otros cadetes que allí, obtuvieron sus despachos.
Las notas finales de concepto obtenidas en la Academia de Infantería de Toledo,
fueron, según las que constaban en sus antecedentes:
Valor : Se le supone.
Aplicación : Buena.
Capacidad : Buena.
Conducta : Buena.
Puntualidad en el servicio: Buena.
Salud : Buena.
Estado : Soltero.
Estatura : 1’782 m.
Instrucción:
En ordenanza : Bueno.
En táctica : Bueno.
En procedimientos militares: Bueno.
En detall y contabilidad : Bueno.
En teoría y práctica del tiro : Bueno.
En arte militar : Bueno.
Ha cursado el alemán y traduce el francés.
De su promoción, habían obtenido el empleo de 2º teniente de Infantería, los
siguientes señores, según publicaba el diario madrileño “El Globo” del 5 de
septiembre de 1907:
- D. Hilario Vicente Castro. Fue destinado al Regimiento de Serrallo núm. 69.
- D. Carlos Aynat Ortíz. Fue destinado al Regimiento de Serrallo núm. 69.
- D. Jualián Cogolludo García. Fue destinado al Regimiento de Infantería de
Melilla núm. 59.
- D. Javier Ortega Yudarain. Fue destinado al Regimiento de Infantería de
África núm. 68.
- D. Juan Garrido García. Fue destinado al Regimiento de Infantería de África
núm. 68.
- D. José Fernández de Guevara y Mackenna. Fue destinado al Regimiento de
Infantería de Melilla núm. 59.
- D. Manuel Hazañas González. Fue destinado al Regimiento de Serrallo núm. 69.
- D. José García Agulla. Fue destinado al Regimiento de Infantería de Melilla
núm. 59.
- D. Fernando Cases Ruíz del Árbol. Fue destinado al Regimiento de Infantería
de Melilla núm. 59.
- D. Emilio Pascual del Povill Ameller. Fue destinado al Regimiento de Mahón
núm. 63.
- D. Manuel Macías Rodríguez o Ramírez. Fue destinado al Regimiento de
Infantería de África núm. 68.
- D. Luís Contreras Carrillo. Fue destinado al Regimiento de Infantería de
África núm. 68.
- D. Enrique Cano Reggio. Fue destinado al Regimiento de Mahón núm. 63.
- D. Ricardo Fajardo Allende. Fue destinado al Regimiento de Infantería de
Melilla núm. 59.
- D. Ricardo Álvarez Maldonado Díez Canseco. Fue destinado al Regimiento de
Ceuta núm. 60.
- D. Arturo Torrecilla Urbano. Fue destinado al Regimiento de Ceuta núm. 60.
- D. Juan Hernández Armiñán. Fue destinado al Regimiento de Ceuta núm. 60.
Su primer y único destino, sería el Regimiento de Infantería de Melilla núm.
59, el cual, fue publicado en “La Correspondencia Militar” del 7 de septiembre
de 1907 y, al que se incorporaría el 9 de octubre de ese mismo año. Cumplía 21
años, a la mañana siguiente. Sus únicos servicios, se resumirían a
reconocimientos y guarnición, siendo esta última, en Melilla y La Restinga con su
compañía a partir del 14 de octubre de 1908 hasta fin de año, en que regresó a
Melilla. Participó en los primeros combates, desatados a raíz de los hechos del 9
de julio en que los rifeños, atacaron a los trabajadores del ferrocarril minero.
Hallaría gloriosa muerte en combate mantenido contra los moros, el 23 de julio de
1909, en las estribaciones del monte Gurugú , ganando la Cruz Laureada de San
Fernando y obteniendo el único ascenso de su carrera a primer teniente, publicado
por Real Orden de 11 de agosto en el Diario Oficial núm. 178.. Estaba destinado
según dimana de la lectura del Expediente de Concesión de la Cruz Laureada de San
Fernando, en la 2ª Compañía 2º Sección del 3r Batallón del Regimiento de
Infantería de Melilla núm. 59.
El heroísmo del 2º teniente D. José Fernández de Guevara y Mackenna, no
obstante, ya había quedado recogido en “La Correspondencia de España”, del
miércoles 7 de julio de 1909. En la 4ª página, había una noticia muy breve, que
bajo el título, “…Acto Heroico…”, decía lo siguiente (textual):
“…En la playa inmediata al Hipódromo se bañaban hoy varios chiquillos. Uno de
ellos fue arrastrado mar adentro e iba a ahogarse, cuando el teniente D. José
Fernández de Guevara se arrojó al agua, y con peligro de su vida, salvole…”
Las órdenes recibidas
“…A las ocho de la noche llegó al campamento del Hipódromo el ayudante de S.E.
el General Marina, Comandante de Estado Mayor, Sr. Morales, el cual era portador
de instrucciones escritas para el jefe de aquel campamento el bizarro Coronel de
Infantería D. Venancio Álvarez Cabrera.
Poco tiempo después llegaban a dicho campamento, importantes tropas de refuerzo
que iban presentándose al referido jefe manifestándole que tenían órdenes de
ponerse a su disposición.
Dos horas más tarde se ponía en marcha al mando del Coronel Sr. Álvarez
Cabrera, llevando a sus órdenes al Comandante de Infantería Sr. Moratinos una
columna compuesta de dos compañías del Regimiento de África, una de Melilla, dos
del Batallón de Cazadores de Reus y otra de Alfonso XII, más una Sección de
Artillería de Montaña.
Antes de ponerse en marcha la referida columna se recomendó la más escrupulosa
y eficaz vigilancia a los destacamentos de la posada del Cabo Moreno y de la
primera Caseta, como también a las fuerzas que quedaron destacadas en el
Hipódromo…”
Los combates del 23 de julio de 1909
Para conceder la Cruz Laureada de San Fernando de 2ª clase, al 2º teniente del
Regimiento de Infantería de Melilla núm. 59, se tuvo que instruir el
correspondiente Juicio Contradictorio. En el expediente, se recogieron desde la
petición de dicha condecoración llevada a cabo por doña Blanca Mackenna y
Zaragoza, madre del 2º teniente Fernández de Guevara, hasta los interrogatorios,
pasando por las diligencias de trámites, y de conclusión, para elevar dicho
expediente (que en este caso se resolvería favorable a la concesión), al Consejo
Supremo de Guerra y Marina. Uno de las diligencias practicadas, fue la de
“recibir una copia del parte de la acción”, (acción en el contexto de la cual, se
vio inmerso el 2º teniente D. José Fernández de Guevara y Mackenna), para
incluirse en el expediente. Dicha diligencia en la cual era narrada la acción
militar del día 23, decía los siguiente (textual):
“…En Melilla a veintiocho de Noviembre de mil novecientos nueve el Sr. Juez
recibió una copia del parte de la acción que copiado a letra es como sigue.= Hay
un membrete en que se lee =Gobierno Militar de Melilla y Plazas Menores de
África.= E.M.= Sección 3ª.= Excmo. Sr.= La situación general después de los
combates sostenidos en nuestras posiciones avanzadas la noche del veinte al
veintuno del corriente y algunas confidencias recibidas, me hicieron temer la
posibilidad de un nuevo ataque del enemigo.= Para sostener a la guarnición de
Sidi-Musa posición que más cuidados me inspiraba, dispuse el día 22 que se
mantuviese pronta en el Hipódromo una columna de seis compañías y una sección de
Artillería de Montaña a las órdenes del coronel D. Venancio Álvarez Cabrera, y
este jefe llevado de un celo entusiasta y apara hacer más inmediato su apoyo en
caso de necesidad, salió de aquel puesto a las 10 de la noche con una compañía
del Rgto. De Melilla, dos del de África, otras dos de Cazadores de Alfonso XII y
una de Reus, más la sección de Montaña marchando lentamente por la oscuridad de
la noche y los obstáculos del terreno hasta que al amanecer del 23 llegó a
Sidi-Musa entrando parte de la columna en el interior del atrincheramiento y
situándose el resto con la Artillería en la explanada de gola.= Durante esta
marcha nocturna fue varias veces tiroteada ligeramente nuestras fuerzas sin que
esta contestase.= Poco antes de las 6 de la mañana numeroso grupo de moros rompió
nutrido fuego desde las laderas del Gurugú que dominan la posición.= El Coronel
Cabrera avanzó seguidamente unos quinientos metros con parte de su fuerza dejando
al resto y emplazada la Artillería en la explanada de nuestra fortificación y
consiguiendo desalojar al enemigo se hizo fuerte en los puntos ocupados
rechazando las acometidas de aquel.= Allí sucumbieron el capitán de África D.
Fernando Fernández de Cuevas, los tenientes de la compañía de Melilla Reyes y
Labrador cayendo herido además el 2º teniente Suárez Álvarez de la misma
compañía, murieron también los 2º tenientes de Cazadores de Alfonso XII Ochoa y
Pérez y fueron heridos el Comandante y el 2º teniente del mismo cuerpo D. Ricardo
Lacanal y D. Fernando Huero quedando asimismo muertos o heridos gran parte de los
soldados que constituían aquellas escasas fuerzas.= De los últimos en caer fue su
bravo Jefe Álvarez Cabrera que conducido a Sidi Musa expiró a los pocos momentos
y al faltar su enérgica dirección, falta asimismo de oficiales, nuestra tropa y
mermado su número, la retirada se impuso verificándose al fuerte bajo la
protección de la Artillería y Ametralladora y con el auxilio de la 4ª compañía
del 3er Bon. de Melilla enviada de refuerzo por el Jefe de la 2ª caseta la que
retiró los heridos a la vista. Más tarde dispuse que esta columna se replegara a
la 2ª caseta y desde ella regresó a la plaza con la fuerza de protección del
convoy diario a las posiciones avanzadas sin noticia todavía del paradero de la
columna Álvarez Cabrera, para inquirirla y sostenerla caso necesario salió del
Hipódromo a las 4 y ½ de la mañana del mismo día 23 la Brigada Disciplinaria con
una sección de la batería de Montaña de esta plaza y una parte del Escuadrón de
Melilla, dirigiéndose estas fuerzas a las alturas próximas al poblado de Mezquita
en los que fue recibido con nutrido fuego que le obligó a batirlas con la
Artillería y a veces con fuego rápido a una distancia menor de 800 metros, hasta
que agotando las municiones de esta arma hubo de colocarse la Artillería a
cubierto esperando a ser de nuevo municionada.= Detrás de la columna anterior
marchó el General 2º Jefe de este Gobierno Militar a quien había confiado la
dirección del conjunto llevando consigo a las dos únicas compañías una de cada
Rgto. de la guarnición, llegadas hasta entonces al Hipódromo de las designadas
para tomar parte en la operación y además el resto del Escuadrón y una sección de
la batería del grupo mixto de Melilla situando esta fuerza delante de los
lavaderos de mineral y procurando extenderla por la izquierda hacía el barranco
del Lobo para buscar el contacto con la columna Álvarez Cabrera a la que se
suponía entre Sidi Musa y dicho barranco. La caballería envió también con este
objeto patrullas hasta la 2ª caseta sin obtener noticia del paradero de aquella
columna y entre tanto abrió fuego sobre el enemigo primeramente la sección de
Artillería Montada y luego toda la batería reunida bajo la protección de la
Compañía de África, llegado aviso de que no solamente las piezas de montaña
habían tenido que enmudecer por falta de munición sino que también estaban a
punto de agotar las suyas los soldados de la Brigada Disciplinaria y careciendo
por el momento de medios de transporte para reponerlas dispuso el General Real
que la 2ª compañía del 3er Bon. de Melilla relevara a una de las disciplinarias
para que pudieran marchar a municionarse.= En aquellos momentos arreció el
enemigo sus fuego, y acometividad siendo herido mortalmente el capitán Gil de
dicha compañía de Melilla, muerto el teniente de la misma Fernández de Guevara y
forzadas nuestras posiciones, con numerosas bajas en la tropa.= El retroceso de
la Infantería en nuestra derecha, arrastró a las otras armas y volcada una pieza
de montaña, no fue posible retirarla, quedando en grave riesgo de ser tomada por
el enemigo.= Sólo la citada compañía de Melilla no perdió por completo su
posición y a su amparo se agruparon los Artilleros para no perder de vista la
pieza, defendiéndola con el fuego de sus carabinas.= Se distinguieron en este
acto el trompeta Andrés Jiménez, el artillero Genaro Alpañiz y sobre todos,
Privato Macias, que permanecieron al lado de su capitán y los más próximos a la
pieza volcada, mientras el Teniente regresaba con la otra al Hipódromo para
municionarse. El tambor Adelino Gómez Cañada y soldado Montserrat Alvero Huertas,
de la 2ª del 3º de Melilla, se distinguieron también notablemente y el Teniente
Carrasco de la Brigada Disciplinaria, reuniendo algunos soldados de su cuerpo,
contribuyó a contener el enemigo.= Pero lo verdaderamente eficaz para detener los
progresos de este fue la oportuna llegada de dos compañías de Cazadores de
Estella al mando del Comandante Fernández Ampón enviadas inmediatamente por el
General 2º Jefe al lugar donde se desarrollaba el episodio anterior, con lo que
alejados los moros, pudo ser recogida la pieza en peligro y varió el desfavorable
aspecto de la lucha, asegurándose en su puesto, con el refuerzo de una de
aquellas, la compañía de Melilla, y extendiéndose la otra de Estella por la
izquierda, para contrarrestar el empeño del enemigo en envolvernos por este
flanco. La Brigada Disciplinaria volvió entonces a subir a las lomas ya
municionadas, y el combate quedó restablecido en condiciones normales.= Momentos
más tarde llegaban también dos compañías de Cazadores de Alfonso XII con el
coronel de la Media Brigada Señor Fernández Cuerda, siendo enviadas seguidamente
a reforzar la izquierda y prolongada hasta el barranco del Lobo, por donde cada
vez se empeñaba más el combate. Hizo esto necesario nuevo refuerzo constituido
por dos compañías del Regimiento de Melilla, procedentes de su cuartel y que
inmediatamente entraron en fuego, pues los moros seguían corriéndose hacia
nuestra izquierda y amenazaban ya a la Artillería Montada en forma tal que hubo
de desguarnecerse las Posada del Cabo Moreno, para emplear en la defensa de
aquella la compañía allí destacada.= Mientras esta llegaba echó pie a tierra una
sección del Escuadrón para defender con su fuego las piezas y la fuerza a caballo
amagó algunas cargas para despejar el frente y recuperar varias acémilas. Una de
las compañías de Melilla mandada por el capitán Don Ildefonso Infante, dejando
mantas y morrales avanzó a la bayoneta sobre el enemigo, ocupado en despojar a
muertos y heridos, rescatando estos, entre ellos al capitán Gil, y varios
cadáveres, así como cajas de municiones, y distinguiéndose en esta ocasión el
soldado Agustín Coronado Ortíz.= Al Teniente Don Ramón Abad le disparó a
quemarropa un moro que fue muerto por el mismo oficial quien sólo recibió una
ligera herida.= Tale era la situación poco antes del medio día.= En vista de ella
y del aviso del General Real para que se le enviara mayores refuerzos, después de
disponer lo necesario para el rápido desembarque de las fuerzas de la fuerza de
la 1ª Brigada Mixta que se hallaban en la rada y de atender a otras exigencias
perentorias, me trasladé al lugar de la acción, llevando conmigo dos compañías de
Cazadores de Figueras y dos de Barbastro, acabadas todas ellas de desembarcar, y
encargándome a las 11 y media del mando inmediato de las fuerzas empeñadas.= Las
compañías de Figueras, al mando de su Teniente Coronel fueron empleadas en
reforzar al ala izquierda y a las de Barbastro, también a las órdenes del 1r Jefe
del cuerpo, se las destinó a formar parte de la fuerza de protección del convoy a
la 2ª Caseta a las órdenes del Coronel Axó, del Regimiento de África.= Apreciada
par mí, al recorrer la línea de fuego, la importancia del enemigo y la
conveniencia de mantenerlo en sus posiciones a fin de evitar un golpe de mano al
convoy, ya intentado en diferentes ocasiones, decidí mantener sobre el terreno
conquistado un combate demostrativo, hasta que regresado el convoy pudiera
ordenarse el repliegue.= De este modo continuó el fuego sin incidentes notables;
y a las seis ,próximamente de la tarde, recibido ya el aviso de que el convoy se
había retirado, después de cumplida su misión, sin más novedad que algún fuego
sostenido por el flanco amenazado y teniendo en cuenta además lo avanzado de la
tarde envié órdenes a la línea de fuego para que se replegara a los Lavaderos,
apoyada en escalones colocados a retaguardia, en el fuego de las baterías,
convenientemente emplazadas y en las fuerzas de Caballería disponibles colocadas
al flanco derecho sobre la llanura.= Mis Ayudantes y oficiales a las órdenes
fueron enviados con instrucciones precisas para las fuerzas avanzadas, y dio
principio al repliegue con el mayor orden demostrando la tropa el buen estado de
espíritu que la animaba.= El enemigo intentó en distintas ocasiones aproximarse a
los escalones, al empezar estos su movimiento retrogado, y siempre fue duramente
escramentado, rechazados con fuegos bien dirigidos la Artillería y los escalones
de apoyo.= En el espacio que abarcaba mi vista todo se desarrollaba en prefecto
orden y con regularidad completa. Sin embargo, algo ocurrió de importancia en la
extrema izquierda, donde se encontraban el Teniente Coronel de Cazadores de
Figueras Don José Ibáñez Marín. Este bravo e ilustrado Jefe honra el Arma de
Infantería por su bien cimentada reputación Militar alcanzada en la campaña de
Cuba, y por su incansable labor productora de trabajos profesionales y literarios
conocidos dentro y fuera de España, fue duramente atacado en el momento de dejar
su posición, mantenida durante el día y bravamente, animando a sus cazadores, ya
herido de dos balazos que le causaron instantáneamente la muerte. Con él
cayeron otros valientes como el capitán Don José Fernández Márquez y varias clases
y soldados de su compañía. Cuando el repliegue hubo terminado, ordené que las
fuerzas que habían tomado parte en la acción se retiraran a su campamento,
quedando en la posición de los Lavaderos ocupada aquel día, el Coronel D. Luís
Arana con dos compañías de Cazadores de Barbastro reforzadas después por otras
dos del mismo Batallón, y por una compañía de Ingenieros que procedió
seguidamente a asegurarla con atrincheramientos.= Con esto terminó la lucha
encarnizada sostenida sin tregua en este día durante 14 horas, contra un enemigo
numeroso y tenaz que ocupando las vertientes oriental y norte del macizo
montañoso conocido con el nombre de “Gurugú” amenazaba a la vez el campo exterior
de esta plaza y sus comunicaciones con las posiciones avanzadas ocupadas el 9 del
actual. Si en ella no fue aquel desalojado definitivamente de sus puestos, lo que
nunca pude proponerme, por no permitir las escasas fuerzas disponibles y la
desfavorable condición del terreno, se consiguió al menos imponerle respeto
puesto, que no obstante su acometividad bien probada, nada serio intentó en lo
sucesivo con tan considerable reunión de fuerza contra la plaza, ni contra sus
fuerzas avanzadas.= Pero este resultado solo pudo ser obtenido a costa de
sensibles pérdidas, siendo entre ellas de lamentar muy particularmente la del
bizarro Coronel Álvarez Cabrera y del Teniente Coronel Ibáñez Marín, ya
mencionados, y también la de los oficiales que así mismo han sido citados al
relatar los distintos episodios de la acción así mismo como la del 2º Teniente de
la Brigada Disciplinaria D. Alberto Molina, componiendo un total de dos Jefes, 8
oficiales, y 46 individuos de tropa muertos. Fueron heridos el Comandante de
Alfonso XII Don Ricardo La Canal, 4 capitanes, 6 Tenientes, 215 de tropa; y hubo
además 8 oficiales y 19 de tropa contusos y 9 soldados desaparecidos.= El
espíritu de todos los cuerpos se mantuvo siempre alto, no obstante las
desfavorables condiciones en que la necesidad hizo que algunos de ellos fuesen
empeñados, bien por acabar de desembarcar después de una molesta travesía o ya
por haber tenido otros la mayoría de su fuerza prestando el servicio avanzado
durante la noche en las posiciones exteriores y por haber tenido en general que
marchar al combate sin comer.= El calor del día y la falta de agua contribuyeron
a hacer más fatigosa la lucha, dando ocasión a una brillante muestra de buen
deseo y patriotismo ofrecida por muchos habitantes de esta plaza que acudieron a
dar de beber bajo el fuego a los soldados y hasta se batieron a su lado algunos
de ellos, resultando herido más de uno.= …..,hacer a V.E, calurosa recomendación
del General 2º Jefe de este Gobierno Militar, por el acierto y pericia con que
dirige el combate hasta cerca del medio día, en que tomé el mando, debiéndose a
sus oportunas decisiones el que la superioridad numérica de los moros fuese
contenida, primero, y rechazado después en cuantas ocasiones intentaron envolver
a nuestras fuerzas. En mi cuartel Gral, todos se condujeron con decisión y
entusiasmo, comunicando órdenes a la línea de fuego, y como más significativas
debo citar al Teniente Coronel Morcillo, del Escuadrón de Melilla, que me
acompañaba en este día, y al capitán del mismo Miguel Cabanellas, que primero a
las órdenes del General Real y después a las mías, estuvo infatigable demostrando
valor e inteligencia en cuantas ocasiones tuvo ocasión de emplearle, siendo as
mismo digno de que se le cite particularmente mi Ayudante de campo capitán de
Infantería Don Alberto Morris por su excelente comportamiento en todas las
ocasiones y particularmente en este día.= El Coronel Fernández Cuerda,
recomendado por el General Real en el parte que me ha dirigido del período de la
acción en que estuve presente, merece que haga de él mención especial por su
distinguido comportamiento durante todo el día, no limitando su acción al mando
directo de las fuerzas presentes de su media Brigada, sino que se hizo cargo
también de las inmediatas, dirigiéndolas con pericia.= El Teniente Coronel de
Cazadores de Estella Don Pedro Murcia secundó el mando en Jefe con gran celo y
actividad, desde el Hipódromo, puesto que le estaba confiado, disponiendo el
envío de refuerzos, municiones y elementos sanitarios.= De las fuerzas que
combatieron en las lomas de los Lavaderos y alturas próximas a Mezquita, merecen
mención el Teniente Coronel de la Brigada Disciplinaria, Capitán de la misma Don
Simón Serena y 1º Tenientes Don José Roig y Don Ricardo Carrasco, que durante
todo el combate ocuparon los puestos de mayor peligro; del Regimiento de Melilla
el capitán Don Teodoro Fernández Cuevas, el Comandante de Cazadores de Estella
Don Gabriel Fernández Ampón y el capitán del mismo cuerpo Don José Montero
Molino; el 1r Teniente de Caballería D. Jaime Tous, Capitán de la batería de
Montaña de la plaza Don Carlos Sánchez Pastorfido y 1r Teniente D. Francisco
Tudell, el capitán de Infantería D. Antonio Zegri, ayudante de campo del General
Real, que contribuyó a rescatar al capitán Gil, herido, y varios cadáveres que
despojaban los moros, y los Alumnos de Infantería D. Pedro y D. León del Real que
se presentaron voluntariamente en el lugar del combate siendo empleados por aquel
General como Ayudantes y para la conducción de municiones.= En el combate reñido
sobre las alturas de Sidi-Musa, que con el anterior puede considerarse
constituyendo la acción general del día 23, a la cual sirvió de prólogo y motivo
determinante se distinguieron además el Comandante de Cazadores de Alfonso XII
Don Ricardo Lacanal, que siguiendo al Coronel en el 1r ataque a la posición
enemiga, cayó herido al frente de sus compañías; el capitán de la de Melilla Don
José Otegui, cuya compañía perdió tres oficiales, y el único de ella que resultó
ileso, 1r Teniente Don Ramón Fontana, quien contribuyó con su presencia de ánimo
a poner orden en la retirada, el capitán del mismo cuerpo Don José Miajas que
acudió con su compañía desde la segunda caseta ayudando a la retirada y a recoger
a los muertos y heridos y el 1r Teniente (E.R) Don Juan Román del Regimiento de
África, que se hizo cargo del mando de su compañía por muerte del capitán y con
los otros oficiales de la misma logró contener al enemigo, hasta retirar los
muertos y heridos. Contribuyó también notoriamente a esta operación el Comandante
de Cazadores de Reus Don Joaquin Summers.= Acompaño a V.E, relación nominal de
los individuos de tropa de todas clases que se distinguieron en la acción de que
se trata, así como un cuadro demostrativo por cuerpos y clases de las bajas de
cada especie sufridas y que ya quedan reunidas en el cuerpo de este parte.= Dios
guarde a V.E, muchos años.= Melilla 26 de julio de 1909.= Exmo. Sr.= José Marina
Rubricado.= excmo Sr. Ministro de la Guerra.= Madrid.= Melilla 20 noviembre
1909.= Es copia.= El Coronel Jefe de E. Mayor.=Francisco Larrea.= Rubricado.= Hay
un sello que dice Gobierno Militar de Melilla y Plazas Menores de África.= E.
Mayor. Y para que conste se pone por diligencia que firma dicho Sr. Juez y yo el
secretario certifico.= Firmas.
El Telegrama del Rif, 23 de julio de 1909
Sobre los combates el día 23 de julio de 1909, se escribiría en el periódico
citado a la mañana siguiente día 24, bajo el título “…La jornada de ayer…”
“…Es de las que deben escribirse con letras de oro en el libro de la historia
patria. Jefes y soldados, enardecidas sus almas por el entusiasmo, rivalizaron en
sacrosanto ardor bélico para defender este pedazo de territorio español, en el
cual tiene la patria puestas todas sus mejores intenciones, y que es segura
garantía de que España ha de cubrirse de inmarcesible gloria por los caudillos
que mandan los elementos defensivos y ofensivos, y por el entusiasmo patriótico
de que estos están poseídos.
La audaz osadía del enemigo, intentando agredir a la Plaza de Melilla,
precisaba un castigo ejemplar, y de imponérselo se encargaron las columnas del
bravo General Del Real, del bizarro y heroico coronel Álvarez Cabrera y del
valeroso teniente coronel Aizpuru, rechazando can bajas tan sensibles como
numerosas al atrevido enemigo, al que fueron persiguiendo más allá de dos
kilómetros, y evitando con tan temeraria persecución que la harka llegara a
conseguir sus locos propósitos de penetrar en la plaza.
En el brillante y doloroso hecho de armas del día de ayer, tomaron parte activa
y valerosa las fuerzas de Madrid, desembarcadas momentos antes, las cuales se
dirigían al campo de operaciones dando vivas entusiastas a la Patria.
Poco tiempo después, algunos de dichos soldados daban su sangre por la nación
en que nacieron, demostrando con ello la sinceridad de sus vítores a la tierra
que adoran y que adoramos todos y que adoraremos mientras que en pechos españoles
quede un aliento de vida y un sentimiento de amor patriótico.
Grande es la osadía del enemigo, pero mucho mayor es el valor arrojado y
temerario del brazo armado nacional a quien tiene España confiados sus intereses
y sus prestigios.
Jornadas como las de ayer llenan del más legítimo orgullo el alma nacional, y
depositan en nuestros corazones la seguridad más absoluta de que, a la postre,
será nuestra la más hermosa victoria, que será la del heroísmo , la del progreso
y la de la civilización.
¡Viva España! ¡Viva su invicto Ejército!...”
El relato oficial de los combates del día 23 de julio, apareció publicado en el
diario “El Telegrama del Rif” de fecha 27 de julio de 1909, y con ese título,
con las siguientes palabras (textual):
“…El Excmo. Sr. General en Jefe del Ejército de operaciones, ha dado cuenta al
Excmo. Sr. Ministro de la Guerra, del combate del 23 en los siguientes términos:
Combate del 23. Primera fase, salió a media noche del Hipódromo una columna
compuesta de seis compañías, una sección de artillería de Montaña para auxiliar
las posiciones Sidi-Musa y segunda caseta. Llegó de madrugada a Sidi-Musa, atacó
al enemigo y lo rechazó muriendo gloriosamente el ataque el coronel Cabrera que
mandaba la columna, el capitán Fernando Fernández Cuevas del Regimiento de África
y los tenientes Reyes y Labrador del de Melilla, tuvo además 13 heridos de tropa.
Segunda fase: al salir del Hipódromo la columna Cabrera se envió en su apoyo la
Brigada Disciplinaria, dos compañías de África y una sección de artillería
Montaña para ponerse en contacto con aquella al amanecer caso de hallarse cerca;
numerosos grupos enemigos en proximidades límites rompieron fuego y
formalizándose la acción salió el general Real con dos compañías Estella y
batería montada como refuerzo. Informado el general Marina de que fuego se
sostenía tenazmente tan pronto desembarcó batallón Figueras marchó con dos
compañías al mando de un Teniente Coronel tomando el mando de todas las fuerzas a
las 9 de la mañana. Se desplegó una compañía de Figueras a la que dirigió el
Teniente Coronel, no siendo necesario adoptar más disposiciones porque las
tomadas por el general Real no podían ser más acertadas.
Tercera fase: Dominadas las primeras estribaciones del Gurugú no convenía
avanzar más pues hubiera habido necesidad de ocupar frente demasiado extenso. Las
fuerzas se sostuvieron en las posiciones conquistadas durante todo el día y antes
de oscurecer ordenó el general Marina que se replegasen sobre los lavaderos de
mineral que están en las inmediaciones de la Posada del Cabo Moreno; el repliegue
se hizo con verdadera precisión por escalones apoyado por la artillería que bastó
para contener al enemigo; sólo la extrema izquierda ocupada por una compañía de
Figueras fue acosada por el enemigo a favor de unas chumberas; pero una reacción
extensiva de dicha fuerza hizo huir a un grupo numeroso haciéndole catorce
muertos recogidos en reconocimiento del día siguiente. En este combate ha muerto
gloriosamente el teniente coronel Ibáñez Marín. Las bajas en las tres fases
fueron unas 300 entre muertos y heridos. Todas las tropas cumplieron bien su
deber. Las del enemigo debieron ser considerables a juzgar por las noticias que
se reciben del campo pasando de los 100 muertos…”
Ascenso a primer teniente por méritos contraídos en combate
El 12 de agosto de 1909, “La Época”, daba la noticia que ascendían por los
méritos contraídos en los combates de los días 9, 18, 20, 22, 23 y 27 de julio y
1 y 3 de agosto, al empleo superior inmediato los jefes y oficiales que se
citaban entre los cuales, se hallaba el 2º teniente Fernández de Guevara y
Mackenna. Los jefes y oficiales mentados eran:
Comandante D. Eduardo López Nuño Moreno , a teniente coronel. Pertenecía al
Batallón de Cazadores de Las Navas. Fallecido en los combates del 27 de julio de
1909.
Comandante D. José Capapé Romero, a teniente coronel. Pertenecía al Batallón de
Cazadores de Madrid. Fallecido en los combates del 27 de julio de 1909.
Comandante D. José Royo de Diego, a teniente coronel. Pertenecía a la
Comandancia de Artillería de Melilla. Falleció en los combates del 18 de julio de
1909.
Capitán D. Ángel Melgar Mata, a comandante. Pertenecía al Batallón de Cazadores
de Arapiles. Falleció en los combates del 27 de julio de 1909.
Capitán D. Enrique Navarro Ramírez de Arellano, a comandante. Pertenecía al
Batallón de Cazadores de Arapiles. Falleció en los combates del 27 de julio de
1909.
Capitán D. Alberto Morris Biguel, a comandante. Era el Ayudante del general D.
José Marina Vega. Falleció en los combates del 27 de julio de 1909.
Capitán D. Fernando Fernández de Cuevas y de Ramón, a comandante. Pertenecía al
Regimiento de Infantería de África núm. 68. Falleció en los combates del 27 de
julio de 1909.
Capitán D. Pedro de la Plaza y García Rivera, a comandante. Pertenecía al
Batallón de Cazadores de Las Navas. Falleció en los combates del 27 de julio de
1909.
Capitán D. Laureano García de La Torre, a comandante. Pertenecía al Batallón de
Cazadores de Barcelona. Falleció en combate el 1 de agosto de 1909.
Capitán D. Enrique Guiloche Bonet, a comandante. Pertenecía a la Comandancia de
Artillería de Melilla. Falleció en los combates del 18 de julio de 1909.
Capitán D. Alfredo Rogers y Mathé, a comandante. Pertenecía al Primer
Regimiento de Artillería de Montaña. Falleció en los combates del 20 de julio de
1909.
Primer teniente D. Eduardo López Salcedo, a capitán. Pertenecía a la Brigada
Disciplinaria de Melilla. Falleció en los combates del 9 de julio de 1909.
Primer teniente D. Francisco Roca LLovet, a capitán. Pertenecía al Batallón de
Cazadores de Mérida. Falleció en los combates del 22 de julio de 1909.
Primer teniente D. Joaquín Tourné Pérez Seoane, a capitán. Pertenecía al
Batallón de Cazadores de Las Navas. Falleció en los combates del 27 de julio de
1909.
Primer teniente D. Armando Sojo Montagud, a capitán. Pertenecía al Batallón de
Cazadores de Llerena. Falleció en los combates del 27 de julio de 1909.
Primer teniente (Escala de Reserva) D. Rafael de los Reyes Ortíz, a capitán.
Pertenecía al Regimiento de Infantería de Melilla núm. 59. Falleció en los
combates del 23 de julio de 1909.
Segundo teniente D. Isaac Labrador Gallardo, a primer teniente. Pertenecía al
Regimiento de Infantería de Melilla núm. 59. Falleció en los combates del 23 de
julio de 1909.
Segundo teniente D. José Fernández de Guevara y Mackenna, a primer teniente.
Pertenecía al Regimiento de Infantería de Melilla núm. 59. Falleció en los
combates del 23 de julio de 1909.
Segundo teniente D. José Ochoa Pérez, a primer teniente. Pertenecía al Batallón
de Cazadores de Alfonso XII. Falleció en los combates del 23 de julio de 1909.
Segundo teniente D. Alberto Lozano Gisbert, a primer teniente. Pertenecía al
Batallón de Cazadores de Llerena. Falleció en los combates del 27 de julio de
1909.
Segundo teniente D. Ángel Salcedo Ansó, a primer teniente. Pertenecía al
Batallón de Cazadores de Llerena. Falleció en los combates del 27 de julio de
1909.
Segundo teniente D. Alberto Molina Galano, a primer teniente. Pertenecía a la
Brigada Disciplinaria de Melilla. Falleció en los combates del 27 de julio de
1909.
Segundo teniente D. José Velarde Velarde, a primer teniente. Pertenecía al
Batallón de Cazadores de Alfonso XII. Falleció en los combates del 3 de agosto de
1909.
Segundo teniente (Escala de Reserva) D. Antonio Pérez Prats o Prado, a primer
teniente. Pertenecía al Batallón de Cazadores de Alfonso XII. Falleció en los
combates del 23 de julio de 1909.
Segundo teniente (Escala de Reserva) D. Pedro Salvador Bilbao, a primer
teniente. Pertenecía al Batallón de Cazadores de Arapiles. Fallecido en los
combates del 27 de julio de 1909.
Segundo teniente (Escala de Reserva) D. Antonio Pellón Díez, a primer teniente.
Pertenecía al Batallón de Cazadores de Las Navas. Fallecido en los combates del
27 de julio de 1909.
Solicitud de concesión de la Cruz Laureada de San Fernando
La solicitud de concesión de la Cruz Laureada de San Fernando para el 2º
teniente de Infantería del Regimiento de Melilla núm. 59, fue hecha, por la
propia madre de dicho oficial, doña Blanca Mackenna y Zaragoza. La instancia
presentada el 12 de agosto de 1909, decía lo siguiente:
Excmo.
Señor.
Doña Blanca Mackenna y Zaragoza, Viuda de Fernández de Guevara, vecina de esta
Plaza y madre del 2º Teniente fallecido en el combate del día 23 de julio próximo
pasado Don José Fernández de Guevara y Mackenna a V.E. con el debido respeto
expone:
Que según los datos que ha podido adquirir referente a la muerte de su citado
hijo, este apenas desplegada su Compañía recibió un balazo así como el Capitán
que la mandaba y el Sargento de su Sección lo que motivó un momento de vacilación en las fuerzas, pero él herido y todo arengó y animó a su fuerza desde el suelo en que estaba por ser una herida grave y echándose encima varios moros entabló la lucha con ellos cuerpo a cuerpo, así como algunos soldados que estaban próximos recibiendo otra herida de arma blanca en el costado que le dejó sin vida y tratando el enemigo de llevarse su cadáver, al ir en auxilio de ésta Compañía la
del Capitán Sr. Infantes del mismo Cuerpo tanto este Señor, como el 2º Teniente
Don Augusto Rubio con su Sección impidieron que los moros se llevasen el cadáver
y vieron a su lado el de otros soldados y el de varios moros. Es de notar también
que mi querido hijo iba enfermo pues desde que salió la Compañía del Cuartel
hasta que llegaron al lugar del combate repetidas veces el Capitán de ella Don
Gabriel Gil le invitó a que se retirase a los que él contestó que en momentos
como aquellos de ningún modo lo hacia aún cuando se encontraba muy mal.
Creyendo la recurrente que el hecho citado es de los consignados como heroicos
en el reglamento de la Real y Militar Orden de San Fernando.
A V.E. Suplica si a bien lo tiene dé las órdenes oportunas al objeto de que se
forme juicio contradictorio para esclarecer si su ya citado hijo el 2º Teniente
del Regimiento de Infª de Melilla núm. 59 José Fernández de Guevara y Mackenna
tuviese derecho a la Cruz Laureada de San Fernando de 2ª clase por el hecho
citado.
Gracia que no duda alcanzar de la reconocida bondad de V.E, cuya vida guarde
Dios muchos años.
Melilla doce de agosto de mil novecientos nueve.
Excmo. Señor.
Blanca Mackenna Vdª de F. Guevara…”
Esta solicitud, fue aceptada a trámite, ordenándose la apertura de juicio
contradictorio para esclarecer si el 2º teniente del Regimiento de Infantería de
Melilla núm. 59, D. José Fernández de Guevara y Mackenna era merecedor de la Cruz.
Hans Nicolás i Hungerbühler