ÉRASE UNA VEZ MELILLA

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GRUPO DE ESCUELAS MIXTAS

EN EL BARRANCO DEL LOBO

domingo, 31 de mayo de 2009

Ferrer y Guardia: "De la Semana Trágica al golpe de Estado"


De la Semana Trágica al golpe de Estado”

Este es el título del libro escrito por Federico Bravo Morata y publicado por “Fenicia” en el año 1973. formando parte de la colección “España, España…”. Donde de modo escueto se nos narra los principales acontecimientos que sacudieron a España entre los años 1909 y 1923.
Un periodo calificado por Federico Bravo de crucial, “ Cada muerto de 1909, o de 1917, o de 1921, ha sido como un multiplicador explosivo que ha traído centenares o miles de muertos después. Si aquella sangre innecesaria se hubiera ahorrado, si unas docenas de familias españolas no hubieran tenido que ponerse de luto en el comienzos del siglo… no habría sido necesario tanto y tanto luto unos años más tarde.
Repasando estos quince años atroces, uno se pregunta: ¿ Es que no pudo evitarse tanta muerte estúpida?...¿ Sirvió para algo la sangre de mi hermano ¿ ¿ Se resolvió alguna cuestión con el asesinato de … el fusilamiento de… la heroica muerte de… ? ( pág. 12 ).
“España echa a andar, en 1900, con veinte millones de habitantes, de los cuales casi doce son analfabetos…Es decir para una población de veinte millones de habitantes hay 4.400 personas dedicadas a la enseñanza…” ( pág. 13 ).


Francisco Ferrer
Dedica nuestro escritor a Francisco Ferrer, fundador de la Escuela Moderna varias páginas, de las cuales resaltamos algunos párrafos. Luego de calificar a Ferrer mal orador y escritor con soltura a veces, “En otras ocasiones, Ferrer se muestra dominador del lenguaje, hombre que sabe emplear las palabras… Es una carta escrita a Bonald, en 1905, dice:
Llamo a mi escuela Moderna y no Escuela de anarquistas para no asustar a la gente ni dar el pretexto al gobierno para que las cierre. Hemos de preparar cerebros aptos para hacer la revolución social. No nos interesa hacer buenos obreros, buenos empleados, buenos comerciantes, queremos destruir la sociedad actual desde su fundamento.
Preso Ferrer en el castillo de Montjuich, no van a faltar al tribunal militar que ha de juzgarle materias de acusación. Cuando veintitantos días más tarde regresa a Madrid, procedente de Barcelona, el fiscal del Supremo, Ugarte, dice con toda claridad:
Francisco Ferrer y Guardia ha sido autor y director del movimiento; en la iniciación de éste, intrigó e incluso capitaneó a los grupos incendiarios, según se deduce de testimonios irrecusables…
El proceso de Ferrer levanta oleadas de manifestaciones y artículos periodísticos en toda Europa…” ( páginas 36 y 37 ).
La dureza de la sentencia no hace sino elevar a Ferrer a un podio que no imaginó jamás. Su talla intelectual, que no tiene en absoluto nada de extraordinaria, no le hubiera llevado nunca a la cima de la popularidad conseguida con la sentencia… “
Francisco Ferrer y Guardia, considerado instigador de la Semana Trágica de Barcelona, fue fusilado el 13 de octubre del mismo año 1909, de pie, con los ojos vendados y gritando “Soy inocente. ¡ Viva la Escuela Moderna !”.

Consecuencias
A continuación Federico Bravo transcribe un reportaje de Rafael Abella, que vio la luz en la revista catalana “Destino” el 8 de mayo de 1971:
“Las consecuencias internas no se hicieron esperar… provocó la caída del gobierno Maura” y reforzó a republicanos y socialistas. E incluso a los anarquistas, quienes en 1910 crearon la Confederación Nacional del Trabajo ( CNT ).

100 años del asesinato de Francesc Ferrer




100 años del asesinato de Francesc Ferrer i Guàrdi




Así ha encabezado la Federación Local de Barcelona de la Confederació General del Treball,el cartel anunciador de los eventos organizados por este sindicato de tendencia anarquista. Para recordar el primer centenario del ajusticiamiento del fundador de la "Escuela Moderna".




Unos actos a desarrollar a lo largo del año 2009 y consistentes en seis conferencias y dos exposiciones.




Siendo la primera de las charlas la titulada "La guerra de Africa ( La revuelta de las minas de Beni Bu Ifrur ).

sábado, 30 de mayo de 2009

Cronología de la Semana Trágica en Barcelona




CRONOLOGÍA SOBRE


LA SEMANA TRÁGICA EN BARCELONA

Lunes 26 de julio de 1909:

- 06:00 horas: Piquetes de trabajadores llaman a la huelga general. La policía interviene y practica algunas detenciones.
- 08:00 horas: En muchas empresas se interrumpe el trabajo y se decide sumarse a la huelga.
- 09:00 horas: La huelga se ha extendido por las fábricas de Barcelona. Los tranvías, con todo, continúan circulando, lo cual provoca algunos incidentes.
- 12:00 horas: Se proclama el estado de guerra.
- 15:00 horas: Dado que los incidentes continúan y para evitar males mayores, los tranvías son retirados de la circulación.
- 15:30 horas: Ataque a una comisaría de El Clot.
- 16:00 horas: Una manifestación de protesta transcurre por las Ramblas hacía Capitanía General. Los soldados se niegan a disparar contra los manifestantes. Interviene la policía y se producen disparos, que provocan algunos muertos y muchos heridos entre los manifestantes.
- 23:30 horas: Incendio de Los Maristas del Poble Nou.

Martes 27 de julio de 1909:

- 10:00 horas: Ataque a la comisaría de Atarazanas.
- 11:30 horas: Se levantan numerosas barricadas en los barrios obreros. El gobierno central manifiesta que se trata de un movimiento separatista.
- 13:30 horas: Comienzan a producirse incendios de conventos. En el barrio de Gracia se producen enfrentamientos entre los soldados y los huelguistas.
- 14:30 horas: Ataque a la comisaría de Poble Nou. Por la tarde tienen lugar más incendios de conventos y edificios religiosos.

Miércoles 28 de julio de 1909:

- Por la mañana se producen nuevos y numerosos enfrentamientos entre los huelguistas y la policía. Los huelguistas se defienden desde las azoteas de los edificios. Se registran nuevos incendios de conventos y edificios religiosos.

Jueves 29 de julio de 1909:

- 09:00 horas: Nuevos combates en las barricadas entre los huelguistas y la policía.
- Por la mañana llegan a Barcelona tropas procedentes de Valencia, Zaragoza, Pamplona y Burgos. Ocupación militar de Poble Nou.
- Por la tarde, las tropas del ejército empiezan a ocupar los barrios obreros.

Viernes 30 de julio de 1909:

- Por la mañana llegan a Barcelona más tropas desde Tortosa y desde Valencia.
- A mediodía a pesar de la actividad de algunos francotiradores emboscados en las azoteas, empieza a reanudarse la circulación peatonal en el centro de Barcelona.
- Por la tarde, algunos tranvías vuelven a circular. Prosigue la ocupación militar de los barrios obreros.


Sábado 31 de julio de 1909:

Por la mañana se reanuda la actividad laboral en los centros oficiales, los bancos y los comercios. Por la tarde las tropas del ejército ocupan Horta.

Domingo 1 de agosto de 1909:

Por la mañana vuelven a funcionar los tranvías. Se celebran misas de desagravio. Por la tarde tiene lugar una manifestación de mujeres de detenidos, pidiendo su libertad.

Lunes 2 de agosto de 1909:

Por la mañana se reanuda la actividad laboral en Barcelona.


Fuentes:
- Texto: “Historia de Cataluña”, pág. 290 de “El Periódico”, Barcelona 1992.
- Cubierta de la revista SAPIENS.GrupCultura03. Barcelona, mayo de 2008.
- Revista La Actualidad. Barcelona, 10 de agosto de 1909.

Recopilación: Hans Nicolás i Hungerbühler




jueves, 28 de mayo de 2009

Fragata Numancia ( 1/2 )




“Por ti, Patria, por ti sola
mi vida a los mares di,
por ti al peligro ofrecí
mis obras y pensamientos
¡en la Rosa de los Vientos
me crucifico por ti!.

(Estrofa del himno de la Escuela Naval, letra de José Mª Pemán)




Fragata blindada “Numancia”, Cabo de Mar D. Benigno Da Vila Pérez y Marinero D. Melchor Uso Márquez : Laureados de San Fernando



Cerca de Alhucemas, el 4 de septiembre de 1909, dos marinos de la fragata “Numancia, arriesgaron sus vidas, echándose al agua, para desenredar de la hélice de la barcaza de vapor en la que iban una red y, que remolcaba un bote cargado de víveres. La corriente los arrastraba hacia la costa y desde allí, los batían con nutrido fuego los rifeños. Primero, se lanzó al agua el Cabo de Mar D. Benigno Da Vila Pérez y acto seguido, lo hizo el marinero D. Melchor Uso Márquez. Entre los dos, liberaron a la hélice de la red, salvando así las dos embarcaciones y la vida de sus compañeros.
Dichas embarcaciones, desembarcaban los víveres desde la fragata “Numancia”, una fragata acorazada, construida en el astillero de “La Seyne”, en Tolón (Francia), la cual fue botada el 19 de noviembre de 1.863 y alistada en diciembre del año siguiente. Fue dada de baja en 1916.De hecho, dicha gesta, fue comunicada mediante telegrama enviado por el general de la Escuadra y, dado a conocer a la opinión pública en la página 2 de “La Correspondencia de España”, del 7 de septiembre, aunque no se citaban los nombres de los hechos protagonizados y que salvaron los botes, en la forma siguiente:

“…Telegramas de Marina. General escuadra participa:
-Desde Alhucemas me telegrafían por cable la Numancia no que puede comunicar por telegrafía sin hilos. Recibí por cable, a las nueve, el siguiente telegrama de dicho buque:
Fondeé a las cinco, y todo dispuesto, envié pasaje y correspondencia a la plaza, sin novedad.
Fuego enemigo hostilizó expedición, en que iba ganado, que tuvo que retroceder. Cumpliendo orden, rechacé agresión con artillería ligera y algunos disparos gruesa.

Listo bote vapor protegible le envié con expedición ganado, que no pudo desembarcar por fuerte marejada NO (noroeste), que aumenta entrado el día. Los botes quedaron emplazados en su embarcadero habitual, y protegidos por el fuego de la plaza y del buque. El enemigo, desde lugares invisibles, aumenta el fuego, y en este crítico momento se rompió remolque, enredándose hélice y quedando botes al garete.

Se han distinguido en esta operación el oficial de este bote y de los que fueron a auxiliarle, y las dotaciones de dichos botes, siendo heroico el comportamiento del patrón del bote y de un marinero que impidieron que el bote se fuera sobre la playa enemiga. Los botes regresaron a bordo sin novedad.

Prestaron también valiosos auxilios el bote de la compañía de mar y uno particular. La plaza redobló sus fuegos mientras peligraban las embarcaciones. La operación se ha suspendido, en espera de que el tiempo amaine, para poder hacerlo de noche…”

Otros periódicos como “La Época” y “Siglo Futuro”, hicieron de estos hechos, brevísima reseña, los que más se explayaron, fueron “La Correspondencia de España” y “El Imparcial”, que como curiosidad, las reseñas hechas en los diarios, eran “calcadas” unas de otras.

De hecho, “Siglo Futuro”, publicaba el 6 de septiembre de 1909, lo siguiente (textual):
“…Hoy se facilitó en Marina nota del movimiento de barcos. Las notas principales son:
Han quedado astillados y a flote los botes lanchas del “Princesa de Asturias”. El “Extremadura” está fondeado con lancha “Cartagenera” frente a campamento.

El comandante de la escuadra telegrafía desde la “Numancia” que fondeó en Alhucemas anteayer a las cinco, enviando pasaje correspondencia plaza en el bote de remos sin novedad.
El fuego de los moros hostilizó lanchas que llevaban ganado, la cuales retrocedieron mientras el “Numancia” realizaba la agresión, batiendo playa con artillería ligera y algunos disparos gruesos.

Listo el bote-vapor salió mandado oficial, remolcando otro con el ganado, no pudiendo desembarcar por marejada que aumentó durante día, estando amparados botes sobre embarcadero habitual protegidos por fuego plaza y de este buque. Enemigo desde lugares invisibles aumentó fuego, y en este crítico momento se rompió remolque enredándose hélices quedando botes al garete.

El almirante de la escuadra elogia el comportamiento del oficial del bote y de otros que le auxiliaron, así como a sus dotaciones, siendo heroico el de su patrón y un marinero, evitando fueran sobre playa enemiga, regresando a bordo sin novedad. Prestaron también valiosos auxilios bote Compañía de Mar y otro particular. Redobló plaza sus fuegos, mientras peligraban embarcaciones. La operación fue suspendida, esperando amaine el tiempo para poderla hacer de noche…”

A la mañana siguiente, día 8 de septiembre, se publicaba y de forma muy escueta, en “La Correspondencia de España”, que al cabo y al marinero de la lancha de vapor que había sufrido averías, se les iba a proponer para una recompensa sin citar, ni quienes eran los agraciados, ni la clase de recompensa que iban a recibir.



Fragata “Numancia”: Características técnicas:

Casco : Hierro.
Desplazamiento : 7.303 toneladas.
Eslora : 95,6 metros.
Manga : 17,34 metros.
Puntal : 10,2 metros.
Calado : 7,4 metros.
Máquina : 1000 hp, nominales.
Calderas : 10.
Velocidad : 13 nudos.
Propulsión : Velas/carbón.
Carbón : 1.050 toneladas.
Velamen : 1.800 metros cuadrados.
Armamento : 34 x 200mm lisos.
Blindaje : 13 cms en cintura.
Tripulación : 590 hombres.
Costo : 8.322.252 pesetas.

Su construcción, estaba inspirada en la homóloga francesa “La Glorie” que por aquellos años, representaba una solución de vanguardia, motivo por el cual el entonces Ministerio de Marina español, encargó su construcción y la de su gemela “Vitoria”, a los astilleros franceses, concretamente en 1862 (en el mes de septiembre de ese año, ya tenía quilla). Su construcción, formaba parte de un proyecto de modernización de la armada española.

El sistema de blindaje en faja acorazada, era casi idéntico al de la francesa “La Glorie”, diferenciándose solamente en función de las líneas de ambos buques. La construcción, de su casco, fue plenamente efectuada con planchas de hierro descansando sobre base de madera de teca.

Dotada de un blindaje más grueso en el centro y que disminuía hacia los extremos (de 140 mm a 100 mm respectivamente), la coraza se extendía 7,30 metros por encima de la línea de flotación y, 2 metros por debajo de la misma. Su artillería inicial, estaba compuesta por 40 bocas de 200 mm, montadas en puente de batería , substituyéndose estas en 1867 por 6 de 230 mm, 3 de 200 mm y, 8 de 160 mm.

La fragata “Numancia”, fue la primera en dar la vuelta al mundo en 1865. Participó en el bombardeo de “El Callao”, siendo la primera de la escuadra española en abrir el fuego en el Pacífico. Soportó el peso en el combate, encajando 52 impactos enemigos.

A finales de 1873, dado que fue utilizada por los rebeldes cantonales de Cartagena, durante la revolución de julio de ese año (1ª República española), huyó a Mers el Quevir (Argelia), lugar de donde tuvo que ser recuperada por la Armada española.

Junto con su gemela “Vitoria”, fueron los primeros buques que incorporaron el alumbrado eléctrico. En 1896, fue reconvertida en guardacostas acorazado, eliminándose el velamen e incorporándose una máquina de 3.700 hp para su propulsión. Su artillería, también fue modificada, esta vez, con 5 cañones de 160 mm, 8 cañones de 140 mm y, 2 tubos lanzatorpedos.

Cumplió varios cometidos secundarios ya que fue buque escuela, asilo de huérfanos de la armada en 1913 y, participó activamente en los primeros tiempos del conflicto marroquí, entre ellos el transporte de víveres y municiones a la costa, sirviendo en ella, el Cabo D. Benigno Da Vila Pérez y el Marinero D. Melchor Uso Márquez.

“Numancia”, embarrancó y se hundió el 17 de diciembre de 1916, mientras era remolcada a los astilleros de Bilbao para su desguace. Atrás quedaban 52 años de servicio en la Armada española.

Aclaración sobre la fragata blindada “Numancia”

Dicho buque, tan pronto en prensa se encuentra calificada tanto como fragata como crucero. La realidad es que se trataba de una fragata blindada hasta el año 1898, en que se transforma en un guardacostas acorazado. En esta transformación, sus palos fueron reducidos a dos, motivo por el cual su velamen también disminuyó. La denominación de crucero fue dada por los periodistas de la época, probablemente para exagerar el potencial marítimo de España ya que su Armada no era una marina potencialmente fuerte durante los años de la guerra de Cuba y de Filipinas y a principios del siglo XX.
Cosa que apoya dicha teoría, es que durante sus años de servicio a principios del siglo XX en la zona de Melilla, ejerciendo funciones de guardacostas, es que la “Numancia”, estaba mandada por el vicealmirante D. José Ferrer, cuando el mando de un guardacostas, es ejercido por un oficial de menor rango.

Algunos componentes de la dotación de la fragata “Numancia”

Comandante D. Manuel Roldán Fossi.
Segundo, capitán de fragata D. Julio Pérez Perera.
Tercero, D. Antonio Pérez Rendón.
Teniente de navío D. Agustín Almeida.
Teniente de navío D. Juan Rueda.
Teniente de navío D. Servando Muñoz.

Teniente de navío, D. Manuel Moreno Quesada, cuyo comportamiento, fue elogiado por el comandante de la fragata “Numancia”, al dar cuenta de la operación del 5 de septiembre de 1909. Mandaba el bote a vapor (era el patrón), que sufrió los percances el 4 de septiembre de 1909 y gracias al Cabo de Mar D. Benigno Da Vila Pérez y el marinero D. Melchor Uso Márquez, no fue a estrellarse contra la costa cayendo en manos rifeñas

Alférez de navío, D. Daniel Salgado.
Alférez de navío, D. Antonio Carlier.
Alférez de navío, D. Genaro de Borbón, duque de Montpensier.
Capellán D. José Cordeo..
Alférez de navio D. Lutgardo López. Salió en auxilio del bote a vapor del Teniente de Navío D. Manuel Moreno.

Cabo de Mar, D. Benigno Da Vila Pérez.
Marinero D. Melchor Uso Márquez.
Marinero D. Miguel Fontella.
Marinero D. José Añorga.
Marinero D. Faustino Vidal.
Tercer maquinista D. Luis Mourell.
Fogonero D. Miguel Porto.
Fogonero D. Faustino Rodríguez.


La fragata blindada “Numancia” en combate

“…Continúan recibiéndose informes de carácter particular, en los que se pone de manifiesto el heroísmo y eficacia con que nuestra Marina está interviniendo en la campaña. Nuestro estimado colega Diario de Cádiz publica una interesante carta de la que tomamos lo siguiente:

-Como usted sabe el, “Numancia” está en campaña desde el 12 de Julio último, es decir desde su comienzo a raíz del bárbaro atentado de los rifeños contra los obreros del ferrocarril. Desde ese día puede decirse no paró este buque un momento, ya contribuyendo al desembarco de tropas con los botes a bordo y al de la caballería y demás pertrechos de guerra, ya desempeñando comisiones en los Peñones; siendo de notar que el “Numancia” estuvo solo con el “Extremadura” y el “Martín A. Pinzón” y ahora con la Escuadra.

Además los demás barcos han ido y venido con alguna frecuencia, mientras que este no ha salido del teatro de guerra más que el 21 de Julio que fue a Málaga con urgencia para recoger tropas que condujo a Melilla y como es sabido fue el Batallón de Barbastro que desembarcó en esta plaza el 23 en el momento preciso que se libraba uno de los más rudos combates de la campaña.

La noche de aquel día bajó a tierra la columna de desembarco del “Numancia” y la del “Extremadura” y parte de la dotación del “General Lobo”, para prestar en la plaza el servicio de guarnición y defenderla en caso preciso, pues su situación era en aquellos momentos comprometida por la poca fuerza que había entonces y ser el enemigo muy numeroso y estar envalentonado. El buque no pudo intervenir en aquel combate con su artillería, a pesar de hallarse perfectamente situado para que fuesen eficaces sus fuegos, porque el enemigo se confundía con nuestros soldados a los que seguramente, causaría enorme daño la artillería de nuestra histórica antigua fragata.

Antes de ese día, el 18 y 19 de Julio, había estado el “Numancia” en Alhucemas y el Peñón de Vélez cruzando entre ambos para evitar el contrabando de armas; no hubo novedad.

La columna de desembarco a que antes hice alusión la mandaba el segundo comandante que era entonces del buque D. Ignacio Pintado, y hoy comandante del “Marqués de la Victoria”. Permaneció en tierra la columna desde las nueve de la noche del día 23 hasta el anochecer del día 24.

En diferentes ocasiones y días el “Numancia” cañoneó la garganta principal del Gurugú con los cañones de 14 cm, los de a 15 y con los de a 20, haciendo blancos superiores y causando bajas al enemigo.

Del 4 al 9 de Agosto último permaneció el buque en Málaga carboneando, regresando a Melilla, contribuyendo nuevamente a desembarcar las tropas que condujeron los trasatlánticos, el ganado y la impedimenta.
Del 18 al 21 de Agosto estuvo el buque, que en su historial figura el importante hecho de haber sido el primer barco de vapor que dio la vuelta al mundo, en el Peñón de Alhucemas protegiendo el convoy de víveres y darle aguada que conducía el vapor “Sevilla”, operaciones que se hicieron muy penosas y siempre bajo el nutrido fuego del enemigo, y dirigidas siempre por un oficial de a bordo que iba en el bote, y turnando en todos estos servicios, por ser operaciones de guerra, por riguroso orden.

Del 27 al 30 estuvo el “Numancia” en la Restinga, y allí fue cumpliendo órdenes del general en jefe de las operaciones, para proteger con su artillería el avance del bizarro coronel Larrea; y llegamos en nuestra sucinta narración de hechos de este glorioso buque, al célebre día 4 del actual, por el que particularmente me pregunta usted con tanto interés, mi buen amigo Quintana, y del que le daré verídicos detalles, pues he visto con verdadera pena que las primeras noticias narrando aquella acción han desfigurado por completo lo sucedido.

Fue así como ocurrió:
A llegar a Alhucemas estaba al parecer todo tranquilo; los moros no hostilizaban a la plaza. Se dispuso a bordo lo necesario para proceder al desembarco de los víveres y material que llevaba el “Sevilla”. Primero se mandó un bote conduciendo algunos pasajeros que iban a bordo de dicho vapor, haciéndose el desembarco de los mismos en el Peñón, sin novedad alguna.

Inmediatamente se arrió y se mandó al Peñón otro bote con víveres, bote que tuvo que retroceder por el nutrido fuego del enemigo que desde aquel momento empezó a hostilizar al Peñón y a nosotros, con verdadera saña y denuedo. El contramaestre que mandaba la embarcación retrocedió cumpliendo las instrucciones que había recibido del comandante del buque; y porque el Levante, que también en aquellos momentos soplaba con furia, agitaba violentamente el mar, contra lo que el bote luchaba.

Apaciguado un tanto el mar salió de nuevo la expedición formada así, el bote de vapor remolcando un bote con víveres. Iba en el bote el teniente de navío D. Manuel Moreno de Quesada, y tripulaban el de vapor el patrón cabo de mar Benigno de Dávila, marinero Melchor Uso tercer maquinista, D. Luís Mourell, de San Fernando; fogoneros Miguel Porto y Juan Rodríguez; marineros Miguel Fontella, José Añorga y Faustino Vidal.

Rompía el mar con imponente furia en las rocas del Peñón y de la acantilada costa, haciendo peligrosa y poco menos que imposible la operación.

Los moros desde los picachos y vericuetos de la abrupta sierra, disparaban sus fusiles y el cañón que tienen montado en una de aquellas elevadas crestas, siendo una verdadera fortuna que no hiciesen blanco en los intrépidos marinos que tripulaban las embarcaciones, que juguetes del embravecido mar, sufrían grandes bandazos, rompiéndose para mayor desgracia en tan críticos momentos el remolque que daba el bote de vapor al de remos en donde iban los víveres.

Al quedar el cabo en banda es cogido por la hélice de aquel. Enredándose en su núcleo privando así al bote del movimiento propio, queda a merced de las olas yéndose al garete e impulsado por la violencia del mar y del viento hacia la playa enemiga.

El peligro era inminente para ambas embarcaciones y en particular para el bote de vapor; pero desconocíase a bordo; porque ya no se divisaba desde el “Numancia”, a causa de que las ocultaba el Peñón. La plaza comprendiéndolo así comunicó al buque, por medio de señales de banderas, el grave accidente y la comprometida situación de nuestros marineros.

Con la urgencia que el desesperado caso reclamaba, se mandó otro bote en auxilio de los que tanto peligro corrían; buque que tripulaban doce hombres al mando del alférez de navío D. Lutgardo López, mentor del alférez de navío D. Genaro de Borbón. Al desatracar del “Numancia” esta embarcación, vióse desde a bordo del crucero al bote de vapor, que violentamente arrastrado por las olas se iba sobre la playa, de la que solo distaba unos cien o ciento cincuenta metros.

Este momento fue para todos de terrible angustia y de verdadera ansiedad que no es fácil describir. El fuego enemigo era terrible pero el de la plaza y el buque mucho mayor. La escena era grandiosa, imponente; con el bramido del huracán, mezclábase el estruendoso estampido de la artillería y se redoblaba el fuego, se afinaba la puntería a evitar que los salvajes rifeños abandonasen sus guaridas de la abrupta sierra. La plaza vomitaba fuego de fusilería y de cañón sin cesar; y el buque para darle a usted idea amigo Quintana, de cómo se haría fuego bástele saber que en un cuarto de hora se hicieron 150 disparos con las piezas de Skoda, de a 47.

Del Peñón salió en auxilio de nuestros marinos un bote de la Compañía de Mar, pero cuando llegaron uno y otro, ya el bote estaba a salvo gracias al heroísmo de su patrón Benigno Davila y el marinero Melchor Uso, que despreciando con arrojo nunca bien ponderado las balas enemigas que caían en su derredor, con absoluto desprecio de su vida, desnudáronse y se tiraron al agua, cortando con una pequeña cuchilla los cabos enredados en la hélice, recobrando entonces el bote su movimiento dando máquina avante.

Esta operación hicierónla aquellos bravos marinos bajo una verdadera lluvia de balas, pues el enemigo, al ver el peligro que el bote corría, a él convergía todo su fuego.

Los botes de la Compañía de Mar y el nuestro ayudaron a dar nuevo remolque, al que conducía los víveres y todos hicieron rumbo al Peñón, a salvo las personas de sus tripulantes no obstante el grave peligro que los unos habían corrido de naufragar y caer en poder del enemigo, y todos de ser víctimas del mortífero fuego rifeños.

Fue un verdadero milagro. Nuestra Patrona la Virgen del Carmen los libró de una hecatombe.

Cuenta el oficial Sr. Moreno Quesada, que cuando mayor era el fuego, el Marinero Melchor Uso quería con su cuerpo escudar el de aquel, teniendo el Sr. Moreno que separarlo, acción heroica que demuestra la nobleza de sentimientos de estos pobres marineros, dignos hermanos de los que en tierra luchan con tanto denuedo por el honor patrio y por la civilización de este pueblo decadente y desgraciado.

Por la noche de aquel memorable día 4 amainó el temporal y se hizo el desembarco sin novedad. Después enderezamos rumbo al Peñón de Vélez, en donde se hizo el desembarco de los víveres, aprovechando la obscuridad de la noche, permaneciendo el “Numancia” el “Sevilla” y el “Hernán Cortés”, que llegó en los momentos que se hacía la operación con las luces apagadas, a excepción de la última excepción en que ya los albores del día empezaban.


Con el mar muy agitado salió el “Numancia” en la madrugada del día 7 para Málaga con objeto de carbonear.

La operación del Peñón de la Gomera la llevó a cabo el Srmo. Sr. Duque de Montpensier, al que tocaba por turno, el cual a pesar de esta con fiebre, abandonó su litera, presentándose al Sr .comandante del buque, al que rogó se le permitiera desempeñar dicha comisión. Trató de disuadírsele, pero alegó que de no permitírsele cumplir con su deber, solicitaría el desembarco, pues quería compartir con sus compañeros las penalidades de la campaña.

La llevó a cabo con acierto y fortuna, pues ya de día la hicieron los moros varias descargas cerradas, sin que, por fortuna, tuviera novedad alguna, a Dios gracias…”

Diario El Globo 13-09-1909.

Hans Nicolás i Hungerbühler

Fragata Numancia ( 2/2)





Parte del comandante de la fragata “Numancia”

Ante los hechos protagonizados por Cabo de Mar D. Benigno Da Vila Pérez y por el marinero D. Melchor Uso Márquez, al liberar la hélice de la lancha a vapor que remolcaba a un bote cargado de víveres y municiones a la costa, el comandante del “Numancia”, emitía el siguiente parte, el cual, fue publicado en el periódico madrileño “El Globo” del 24 de septiembre de 1909 y se mentaba a 4 marinos del citado buque,(textual):

“…Hoy se ha hecho por el excelentísimo señor comandante general del Apostadero señor Santaló, traslado al ministerio de Marina del parte de campaña dado por el señor comandante del crucero (fragata) guarda costas “Numancia”.

El Sr. Roldán comandante del buque, hace recomendación especial del señor teniente de navío D. Manuel Moreno de Quesada, que mandaba el bote de vapor el día 4 del actual al dar víveres a Alhucemas, del cabo de mar Benigno de Davila y del marinero Melchor Uso, que se tiraron al agua para liberar la hélice del cabo remolque que a ella se había enrollado al romper.

Asimismo hace resaltar el rasgo del serenísimo señor duque de Montpensier, que el día 5, a pesar de hallarse con fiebre, se obstinó en mandar el bote y expedición que en el Peñón de la Gomera desembarcó víveres.
Y por último, encomia el valor y decisión del alférez de navío D. Lutgardo López que mandando el cuarto bote de a bordo, salió en auxilio del vapor cuando se iba sobre la playa por quedar al garete.
El general Santaló al trasladar este parte hace cumplidos y justos elogios de todos los citados marinos…”

Recompensa: La Cruz Laureada de San Fernando

Siglo Futuro, anunciaba el 6 de septiembre de 1909, sin citar los nombres que tanto el cabo de mar como el marinero, iban a recibir como recompensa, la Cruz Laureada de San Fernando y que la lancha, era mandada por el príncipe D. Jenaro de Borbón, (Alférez de Navío), dato erróneo ya que dicha persona, Duque de Montpensier, formaba parte de la oficialidad del buque “Numancia”, pero dicha embarcación, era mandada por el teniente de Navío, D. Manuel Moreno de Quesada. Se anunciaba en primera plana de dicho periódico en la forma siguiente (textual):

“…De Alhucemas. (Por telégrafo).

El temporal.-Los moros escarmentados.-El “Numancia”.-Recompensa

Alhucemas 5. -Esta tarde se ha intentado reanudar la descarga del “Sevilla”, pero ha sido imposible por impedirlo la fuerte resaca de Levante. Escarmentados sin duda por el castigo que les impusieron ayer nuestros cañoneros y tiradores, los moros han estado anoche y hoy muy poco animosos en el fuego, tiroteándonos con debilidad y al parecer con mala gana.

Además del “Sevilla” sigue fondeada aquí la “Numancia” en espera también de poder descargar los víveres y municiones que trae a esta plaza.
Los marineros que salvaron ayer la lancha de vapor de la “Numancia” van a ser propuestos para la cruz de San Fernando. Dicha la mandaba el príncipe D. Jenaro de Borbón.- Fabra…”.


Por los hechos protagonizados por el Cabo de mar D. Benigno de Dávila Pérez y por el marinero D. Melchor Uso Márquez, ambos pertenecientes a la fragata “Numancia” y, a los cuales por haber comprometido gravemente sus vidas en pro de la de sus compañeros, con un mar embravecido y bajo el fuego rifeño, se habló a los pocos días, sobre el 8 de septiembre el otorgarles recompensa sin especificar cual.

El 18 de ese mismo mes, el rotativo madrileño “El Imparcial”, daba a conocer lo siguiente con respecto a la recompensa:

“…Por los hechos distinguidos en el servicio de abastecimientos del “Numancia” en Alhucemas, ha dispuesto el general de la escuadra que se abra juicio contradictorio para conceder la Cruz de San Fernando a un cabo de mar y a un marinero, nombrando fiscales al capitán de fragata Sr. Pérez Perea y al teniente de navío de primera Sr. Rendón…”

“La Época”, del día 17 de septiembre de 1909 publicaba también sobre la apertura de dicho juicio contradictorio, lo siguiente, bajo el título “La Cruz de San Fernando”:

“…El Almirante de la escuadra comunica al ministro de Marina que por los hechos distinguidos en el servicio de abastecimientos por el Numancia en Alhucemas, ha ordenado se abra juicio contradictorio para conceder la cruz de San Fernando a un cabo de mar y a un marinero, nombrando fiscales al capitán de fragata Sr. Pérez Perea y al teniente de navío de primera Sr. Pérez Rendón…”

Sobre el 2 de octubre, la instrucción del juicio contradictorio, estaba ya casi listo, cosa de la que hizo eco la prensa, siendo publicado en el diario madrileño “El Globo”, de fecha 2 de octubre de 1909, bajo el título “Del “Numancia”.-Juicio contradictorio”, el cual citaba lo siguiente (textual):

“…El segundo comandante del guarda costas “Numancia” D. Julio Pérez Rendón, tienen como fiscales, casi ultimado el juicio contradictorio mandado instruir por orden del contraalmirante de la escuadra para precisar si el cabo de mar Dávila y marinero Melchor Uso, patrón y marinero del bote de vapor de dicho crucero, contrajeron méritos bastantes el día 4 del mes actual, cuando en Alhucemas evitaron que aquella embarcación se fuese al garete y cayese en poder de los moros…”

A ambos marinos, les fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando. Dicha concesión fue recogida así en la prensa de la época “La Correspondencia de España”, del 20 de enero de 1910, (textual):

“…La Laureada a dos marineros

El ministro de Marina ha recibido dos reales órdenes de la Guerra concediendo la cruz laureada de San Fernando, con cien pesetas mensuales de pensión, al marinero de primera Melchor Uso Vázquez (por Márquez) y al cabo de mar Benigno Dávila Pérez, ambos pertenecientes a la dotación del crucero de guerra “Numancia” por méritos que contrajeron en las proximidades de Alhucemas yendo en bote de vapor de dicho buque remolcando a otro que conducía víveres a la plaza.

Recordaran nuestros lectores el relato que publicó toda la Prensa referente a la heroica conducta de esos marineros valerosos, que, al romperse el cable que arrastraba el bote cargado de víveres, se arrojaron al agua en medio de una lluvia de balas enemigas, impidiendo, tras grandes esfuerzos, que el bote llegara a la costa enemiga arrastrado por la corriente.

A la concesión de tan preciada recompensa para los bravos Uso y Dávila ha precedido el reglamentario juicio de contradicción…”

Con motivo del acto de imposición de la cruz de San Fernanda a D. Melchor Uso Márquez, se sugirió que fuera en San Fernando, en la provincia de Cádiz y al final de un acto de jura de bandera por parte de un nuevo reemplazo de los buques “Numancia” y “Princesa de Asturias”. La nota de prensa decía (textual):

“…Homenaje a los marineros en Cádiz

Cádiz 1º - El pueblo de San Fernando se propone tributar un grandioso recibimiento a los marinos que regresan de la campaña del Rif.

También se ha acordado imponer la Cruz de San Fernando concedida por el Gobierno al bravo marinero Melchor Uso, que, con el cabo de mar Benigno Dávila, salvó el 4 de Septiembre un bote del “Numancia”, expuesto a caer en manos de los moros por haberse enredado el cable de remolque en la hélice.

Las fuerzas del “Numancia” y del “Princesa de Asturias” que han de jurar bandera irán después de esta ceremonia al Ayuntamiento donde serán obsequiadas por la Corporación, pasando luego a la sala capitular, y en su presencia se impondrá la cruz de San Fernando a Melchor Uso…”

El acto de imposición de las cruces laureadas, tuvo lugar en Cádiz. Describiendo la planificación del acto, “Siglo Futuro”, de la forma siguiente, dándose también la noticia de que el cabo de Mar D. Benigno Dávila no podría asistir, por estar embarcado en la “Nautilus”:

“…De las provincias. En honor de los marinos. San Fernando

“El Diario de Cádiz” ha propuesto que con motivo de la llegada del crucero “Numancia” que en el acto de la jura de bandera se imponga al valiente marinero Melchor Uso la Cruz laureada de San Fernando, que le fue concedida por su heroico comportamiento en el salvamento de una lancha del crucero.

El alcalde de San Fernando Sr. Gómez Rodríguez ha visitado al general Sr. Santaló y le propuso, en nombre del Ayuntamiento, que después del acto de la jura fuerzas de las dotaciones de los cruceros “Numancia” y “Princesa de Asturias” vayan a las Casas Consitoriales, donde se impondrá la laureada condecoración al marinero Melchor Uso.

El general Santaló acompañó al alcalde a bordo del “Numancia” y celebraron una conferencia con el jefe de la segunda división de la escuadra Sr. Ferrer, que accedió a la petición del Ayuntamiento de San Fernando.

El acto se efectuará con arreglo al siguiente programa:

A las nueve de la mañana las fuerzas de desembarco del “Numancia” y el “Princesa de Asturias”, mandadas por los tenientes de navío D. Carlos Montojo y D. Servando Muñoz, se dirigirán a la población de San Carlos, donde formarán con el primer batallón de Infantería de Marina y los alumnos de la escuela de aprendices de artillería, con dos cañones.

El teniente vicario castrense Sr. Gascón dirá una misa de campaña, a la que asistirán la corporación municipal, presidida por el segundo gobernador, y una comisión del Ayuntamiento de Cádiz; alumnos de las escuelas públicas y particulares, banda de música, batallón infantil y Cámara de Comercio.
Terminada la misa, los reclutas jurarán la bandera, marchando luego todas las tropas al Ayuntamiento, donde el comandante del “Numancia”, D. Manuel Roldán Fossi, impondrá la cruz de San Fernando a Melchor Uso, que formará en la primera sección de la primera compañía del “Numancia”.

Después serán obsequiados con una merienda en la Plaza del Rey las tropas y los niños, y en el salón biblioteca del general Lobo, las autoridades con un lunch.

El alcalde de San Fernando ha dirigido una patriótica alocución al vecindario para que engalane las casas. Tanto esta autoridad como el “Diario de Cádiz”, iniciador de la idea, reciben grandes felicitaciones por su patriótico pensamiento, que es además de justicia para hermanar en el homenaje a todas las fuerzas del mar y tierra que han luchado en la campaña del Rif.
Benigno Dávila no asistirá al acto por estar embarcado en la “Nautilus”…”

D. Genaro de Borbón

Hemos visto que este miembro de la familia Real, prestaba servicio como oficial, concretamente con el empleo de Alférez de Navío, a bordo de la fragata blindada “Numancia”, ¿pero, como fueron a parar miembros de la Casa de S.M. D. Alfonso XIII al entonces frente de África?. La respuesta, es hallada en el artículo publicado en “La Correspondencia de España” del 6 de agosto de 1909, la cual, bajo el título “Príncipes a Campaña” decía (textualmente):

“…Los Príncipes de Borbón D. Felipe y don. Rainiero, hermanos del Infante D. Carlos, no satisfechos en las actuales circunstancias con haberse incorporado a su regimiento de Húsares de la Princesa, han solicitado del ministro de la Guerra y de S.M. el Rey ser destinados al Ejército de operaciones en Melilla.

Los nobles propósitos de los egregios oficiales de Caballería ofrecen dificultades por conservar los Príncipes su nacionalidad y ser en nuestro Ejército, por lo tanto, oficiales honorarios.

Se trata de atenderles en sus deseos, y esto es únicamente posible agregándolo al mando de fuerzas, siendo la responsabilidad efectiva para el oficial español que esté a su frente.
Tendrán, pues, la misión los Príncipes de comandar dicho frente a cuyo se batirán como si fuesen oficiales de nacionalidad española.

Mientras acontece en el Ejército, los alféreces de navío honorarios D. Genaro de Borbón, hermano también del Infante D. Carlos, y el Duque de Montpensier se han ofrecido al señor ministro de Marina para servir con sus camaradas en la campaña de África.

Hasta la fecha no han sido destinados a los buques que están a las órdenes del general Marina…”
Dichos deseos fueron atendidos ya que el 9 de agosto, se daba noticia a la opinión pública de una visita a la Infanta Doña Isabel, en la Granja de San Ildefonso. El motivo de la misma, era una despedida dado que los Príncipes marchaban a Melilla. Dicha noticia decía bajo el título “El Rey en La Granja” (textual):

“…San Ildefonso (domingo noche). A las seis y media de la tarde sorprendió a los paseantes de esta población la llegada de dos automóviles de Palacio. En el primero venía Su Majestad el Rey con el duque de Montpensier y los Príncipes Genaro y D. Rainero de Borbón. En el segundo venían el Infante D. Fernando y y el Príncipe D. Felipe de Borbón y el general Echagüe.

La Infanta doña Isabel recibió a los expedicionarios, obsequiándolos con té.
El objeto de la visita era despedirse de la Infanta los Príncipes de Borbón y el duque de Montpensier, que marchan como voluntarios a la campaña en Melilla como oficiales honorarios del Ejército y de la Marina.

A las siete y media de la tarde tomaron los automóviles los expedicionarios, regresando a Madrid.
El público se enteró de la llegada de los augustos viajeros, despidiéndolos afectuosamente. Comisiones del Ayuntamiento y la Diputación de Segovia han pedido audiencia para saludar a la Infanta Isabel…”
D. Genaro de Borbón y el Duque de Montpensier, embarcaron en la fragata blindada “Numancia”, formado parte de su oficialidad.


Fuentes:
“Himno de la Escuela Naval”, letra de José Mª Pemán.
“Alto y Clarowww, Campaña de Marruecos 1909-1927”, publicado en Internet.
“Historia y Arqueología Marina, las fragatas acorazdas”“Las fragatas españolas de la clase “Numancia” en Internet. (Autor Carlos Mey).
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.778, pág. 1, de fecha domingo 11 de julio de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm.18.781, pág. 1, de fecha miércoles 14 de julio de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.785, pág. 1, de fecha domingo 18 de julio de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.804, pág. 4, de fecha viernes 6 de agosto de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrdi núm. 18.807, pág. 7 de fecha lunes 9 de agosto de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.836, pág. 2, de fecha martes 7 de septiembre de 1909.
“El Siglo Futuro”, Diario Católico, Madrid núm. 637, págs. 1 y 3, de fecha lunes 6 de septiembre de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.837, pág. 1, de fecha miércoles 8 de setiembre de 1909.
“El Globo”, diario independiente, edición de la tarde, Madrid núm.11.831, pág.2, de fecha lunes 13 de septiembre de 1909.
“La Época”, Últimos telegramas y noticias de la tarde, Madrid núm.21.156, pág. 2, de fecha 17 de septiembre de 1909.
“El Globo”, diario Independiente, Madrid núm. 11.857, pág. 2, de fecha sábado 18 de septiembre de 1909.
“El Imparcial” Madrid, 15.275, pág. 4 de fecha 18 de septiembre de 1909.
“El Globo”, diario independiente, Madrid núm.11.863, pág.2 de fecha sábado 24 de septiembre de 1909.
“El Globo”, diario independiente, Madrid núm.11.889, pág. 2, de fecha sábado 2 de octubre de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.971, pág. 2, de fecha lunes 20 de enero de 1910.
“La Época”, Últimos telegramas y noticias de la tarde, Madrid núm. 21.292, pág. 2, de fecha martes 1 de febrero de 1910.
“El Globo” diario liberal independiente, Madrid núm. 11.972, pág. 2 de fecha jueves 3 de febrero de 1910.
Fotografía oficialidad, buque “Numancia” “Revista Nuevo Mundo”.de fecha 30 de diciembre de 1909.
Fotografías cabo de mar D. Benigno de Dávila Pérez y del marinero D. Melchor Uso Márquez, obtenidas de “Alto y Clarowww, Campaña de Marruecos 1909-1927”, publicado en Internet.
“Ceuta Nostalgia, La Compañía de Mar de Ceuta”, (Bibliografía: Pueblo de Ceuta 25/09/2005), en Internet.
“Quinta del cincuenta y siete (XII”), de José Araujo Balongo.
“Tratado de Lisboa”, Vikipedia, enciclopedia en Internet.
“Otros datos”, D. Carlos Esquembri Hinojo.

Hans Nicolás i Hungerbühler.

Fragata Numancia: Las Compañías de Mar




Las Compañías de Mar

Benigno Dávila Pérez, era Cabo de Mar, perteneciente a la Compañía de Mar y se hallaba embarcado en la fragata blindada “Numancia”, pero, ¿qué eran y de hecho que son las Compañías de Mar?. Eran, unidades que con diferente denominación desde que fue conquistada Melilla, desempeñaron relevantes funciones y que cumplían con las faenas marineras, en las posiciones de costa así como en islas y peñones, funciones que en la actualidad siguen desempeñando. Compañías de Mar, irán posteriormente surgiendo en Ceuta, Larache, el Sahara, etc…

De hecho, la función de la Compañía de Mar de Ceuta en este caso, antiquísima ya que sus orígenes se remontan a la conquista de la misma por Juan I de Portugal en el año 1415, siendo sus funciones mantener los enlaces y portar el correo desde Ceuta a la Península, la represión de la piratería, vigilancia y protección de la costa, efectuando operativos tierra-mar, navegación “de corso”, consistentes en dificultar en todo lo posible la navegación enemiga y el comercio, en zona del estrecho de Gibraltar, en tiempos de guerra para España, la provisión de pertrechos y abastos para la ciudad, carga y descarga de buques llegados a Ceuta en este caso, motivo por el cual, se debían de tener siempre bien aparejadas las fustas, jabeques y bergantines y preparados cuantos recursos humanos fuesen necesarios como remeros y marineros. La guarnición de la Compañía de Mar de Ceuta, fue portuguesa desde 1415 hasta la separación de los reinos de España y Portugal, tras la firma del Tratado de Lisboa el 13 de febrero de 1668, por el cual, España reconocía la independencia de Portugal mediante el cual, se puso fin a la guerra de separación entre ambos, iniciada en 1640. Uno de los principales puntos del acuerdo, era la devolución de Ceuta a España.

Con la aparición del vapor, a mediados del siglo XIX sus misiones se modifican consistiendo las mismas en vigilancia de puertos y embarcaciones fondeadas, mantenimiento de las embarcaciones del estado, carga y descarga de barcos y auxilio a otras instituciones o cuerpos que lo solicitasen, siguiendo cumpliendo el servicio de correo con la península todo y haber barcos contratados para ello.

La Compañía de Mar de Melilla, tiene su antecedente más antiguo en el año de creación de la misma que fue el de 1497.
“…El Capitán General D. Juan Alonso de Guzmán, Conde de Niebla y Duque de Medina Sidonia con el nombre de “Cuarenta Hombres de Mar” para tripular cuatro fustas de remos bien pertrechadas e aparejadas; que sean tales y haya en todas estas cuatro fustas, fasta cincuenta barcos, e para ella se les da los dichos “Cuarenta Hombres de Mar”, para que estén continuos, , en que haya en ellos; en cada una un Patrón, un cómitre, e tres timoneros, e cinco marineros; que son en todas cuatro fustas; “Cuarenta Hombres de Mar”…”

Sus principales misiones como ya se ha citado, eran mantener la comunicación con España, combatir y perseguir la piratería, protección de otros barcos que surcaban las aguas del estrecho, estaban afectas al mando de la plaza y desde 1740, vigilaban las costas del norte de África desde Ceuta a Melilla y en la península, desde Almuñecar al Estrecho de Gibraltar.

Por citar algunos ejemplos a parte de citar a la lancha que salió en auxilio del bote de vapor en el que iban el Cabo de Mar D. Benigno Davila y el marinero D. Melchor Uso, se pueden encontrar otros como el publicado en “La Correspondencia de España”, del 11 de julio de 1909:

“…En Mar Chica. La compañía de Mar que manda el primer teniente D. José Morán y en la que figuran los segundos tenientes D. José Mazarello y D. Gregorio Gallego, han prestado, como siempre excelentes servicios. Por la tarde fueron transportados a la inmensa laguna llamada Mar Chica, y que llegan hasta la falda misma del Atalayón, algunos botes. En ellos se cargaron provisiones y víveres que eran transportados hasta el sitio donde se hallaban las fuerzas españolas. Del mando de la escuadrilla de barcos se encargó el teniente Mazarello…”

Durante la llegada de refuerzos por mar, dicha compañía, auxiliaba a los buques con sus embarcaciones, desembarcando pertrechos, material y hombres, como ocurrió a la llegada del “Montevideo” y del “Buenos Aires”, el 14 de julio de 1909, operaciones las cuales se realizaron con condiciones de mar adversas, debido a temporal el cual, por suerte finalmente amainó. No obstante, una de las lanchas sufrió un percance y gracias a la rapidez con la que se actuó, las pérdidas fueron mínimas. Entre los auxilios, se contó con la Compañía de Mar de Melilla, la cual, una vez más tras su actuación, salió nuevamente elogiada. Los hechos, dentro del contexto en que fueron realizados, quedaron recogidos en la prensa del día, siendo narrados por Rodríguez de Celis en la forma siguiente (textual):

Bajo el título, “Desembarco en Melilla”, “Un grave accidente” (De nuestro redactor Rodríguez de Celis). “Crónica del día”, “A punto de una catástrofe”,

“…Melilla. (sábado noche). El suceso culminante del día se ha desarrollado en el puerto. Allí ha estado fija la atención del todo el mundo gran parte de la mañana. Durante una hora ha sido más que atención; ansiedad honda, indescriptible. Digámoslo de una vez: hemos estado a punto de tener que deplorar una terrible catástrofe. Vamos a referir el suceso puntualmente.

Había entrado en el puerto, a las seis y media de la mañana, el vapor de la Compañía Transatlántica Ciudad de Cádiz. Traía a bordo, como ya es sabido a los Cazadores de Mérida, número 13.

A las ocho de la mañana comenzó el desembarco. Como de costumbre, multitud de personas habiánse congregado en el puerto; unas para tomar parte en las operaciones de descarga; otras en espera de compañeros o amigos; muchas más sin otro papel que el de simples curiosos.
La mañana era espléndida; un sol de justicia lanzaba implacable sus rayos sobre la multitud. El mar estaba agitado por alguna marejada movida por el Levante.

Desembarcaban sin contratiempo los Cazadores de Mérida, y en esta operación había transcurrido dos horas. Eran las diez cuando resonó en el muelle un gran clamoreo seguido de un general movimiento de inquietud. No era para menos el cuadro que a la vista de todos se ofrecía.

Un lanchón, empleado en el desembarque, iba remolcado por una de las lanchas de la compañía de Mar. Rompióse el cabo del remolque y el lanchón quedó sin gobierno, a merced de las encrespadas olas, que lo han empujado contra un arrecife, produciendo violentísimo choque.

La muchedumbre, que no cesaba en sus clamores angustiosos, ha visto que el lanchón comenzaba a irse a pique por la parte de popa. Y esta circunstancia ha aumentado la general consternación, pues los espectadores presentían el trágico final de la tropa que el lanchón conducía.

Era esta formada por 120 soldados del batallón de Mérida, al mando del capitán Reiter y de los tenientes Roca, López y Fernández.

Se ha desarrollado en el muelle, en los primeros momentos, una gran confusión, originada principalmente por el afán con que todo el mundo pugnaba por acudir al socorro de los que corrían grave peligro.

En el lanchón también ha producido el accidente el efecto que es de suponer. Cierto que los valerosos oficiales referidos (y lo mismo puede también decirse de los soldados) no han perdido un solo instante la serenidad; pero la situación era harto difícil para dejar de sentir el consiguiente desasosiego.
Pronto salían del muelle hacia el lugar indicado, y forzando los remos, muchos botes.

Comenzado el salvamento, marinos, militares y paisanos han rivalizado noble y valerosamente en la faena, sintiendo todos y cada uno el ansia de llegar más pronto y ser más útil. Rápidamente comenzó el trasbordo de la fuerza, del lanchón, que por momentos se hundía, a los botes que aceleradamente se aproximaban.

Algunos soldados, impacientes, movidos por el temor de que el barco se hundiera, y ellos con el barco, se han arrojado al agua. Tal vez muchos otros hubieran imitado la conducta de aquellos pocos de no lograr imponerse, con toda energía, el capitán y los tenientes ya nombrados.

Entonces surgió un peligro nuevo: el de que perecieran los soldados que acababan de lanzarse al mar, algunos de los cuales poco diestros en la natación, se mantenían apuradamente a flote. Tal era la situación cuando el capitán del Cuerpo Jurídico Militar Sr. Mendiluce ha dado un alto ejemplo de decisión y de heroísmo lanzándose al agua, sin detenerse siquiera a despojarse de ninguna prenda.

Su intervención no ha sido inútil, pues ha conseguido salvar a algunos de los soldados que luchaban empeñadamente con las olas embravecidas de Levante. No ha sido único el caso ejemplar del señor Mendiluce. Casi inmediatamente después que él, sin más diferencia que los segundos que le ha costado despojarse del uniforme, el teniente de Artillería Sr. Levenfeld se ha arrojado también al agua.

Su comportamiento ha sido tan heroico como el del anterior, y no menos eficaz, porque también el teniente Levenfeld ha salvado a varios cazadores que a punto de perecer ahogados se encontraban.
Al enterarse de tan laudable conducta la muchedumbre que poblaba el muelle, las alabanzas han sido grandes y el entusiasmo el que correspondía a la acción tan meritoria, que reclama un premio.

Justo es consignar también que en cuanto se ha sabido en la plaza lo que en el puerto sucedía, todas las autoridades se han dirigido aceleradamente al muelle; todas se han multiplicado en la labor de dictar disposiciones más acertadas para el salvamento y en hacerlas cumplir con la exactitud debida.

Mención especial merece asimismo el trabajo realizado por los marineros de la compañía de Mar. Si en mi anterior crónica tuve ya ocasión de elogiar justamente a esta compañía, -mandada por el primer teniente D. José Morán y los segundos D. José Mazarello y D. Gregorio Gallego,- hoy me complazco también en afirmar que se han comportado admirablemente.

Bastaría para probarlo –aparte las aseveraciones de la infinidad de personas que puede atestiguar como testigos de vista proceder tan valeroso- la simple consignación, nada grata, de los efectos que el salvamento de los soldados que iban en el lanchón ha tenido para la compañía de Mar.

El segundo teniente, Sr. Mazarello, ha resultado herido, aunque afortunadamente no de gravedad. Heridos se encuentran también los marineros Patricio Rodríguez, Juan Mena, y los apellidados Busos, Puyana, Megía, Mayor y Escudé.

Igualmente se han distinguido en los trabajos de salvamento los individuos dependientes de la Compañía Transatlántica y puestos al servicio de las obras del puerto.
Del ingeniero Sr. Huidobro es justo también hacer una mención especial, pues ha trabajado tan incansable como acertadamente en el envío de cables y boyas para contener en cuanto fuera posible el hundimiento y dar tiempo, de este modo, a desalojarlo.

Una hora han durado las operaciones de salvamento, hora cruel, durante la cual no ha cesado un punto la angustia que dominaba a cuantos desde el muelle seguían con la vista y con avidez inenarrable el desarrollo de los lamentables acontecimientos.

Desalojado ya completamente el lanchón, se ha procedido en el muelle a pasar lista para averiguar si por acaso faltaban alguno de los 120 soldados del batallón de Cazadores de Mérida que, como ya dije al principio, son los que han sufrido la grave contrariedad ya referida. Me dicen categóricamente que no falta ninguno. Con esto los ánimos dela gente se han sosegado.

A los accidentes que ya apunté hay que agregar otro no menos sensible. El teniente de Artillería Levenfeld, que tan heroicamente se condujo en el salvamento, ha sufrido una contusión en la cara. Ni ofrece gravedad, afortunadamente, ni tardará mucho en quedar completamente restablecido.

Los náufragos han sido conducidos al hospital indígena del Polígono, donde los regimientos de África y Melilla les han facilitado ropas y otros auxilios. Algunos de ellos han sufrido contusiones leves y otros sufren los efectos de la terrible impresión experimentada. El armamento correspondiente a los 120 soldados ha podido ser extraído del lanchón.

Para concluir: repito que hemos estado a punto de tener que llorar una catástrofe. Si no ha ocurrido, es por la circunstancia de haber zozobrado el lanchón muy cerca del puerto y por la rapidez increíble y acierto sumo con que el salvamento ha sido efectuado.

Restablecida la calma, terminó el desembarco de la tropa; marchó esta a su alojamiento, se disolvió la muchedumbre que había llenado por unas horas el muelle y siguieron en todas partes las alabanzas para cuantos se habían portado en la faena del salvamento lo plausible que ya dije.

Ha sido esta la nota que ha embargado los conversaciones del día. A estas horas se felicita todo el mundo de que el accidente haya quedado reducido a lo que resulta de este relato fiel…”

Años más tarde y durante el Desembarco de Alhucemas, la Compañía de Mar, sería condecorada con la Medalla Militar Colectiva.

Hans Nicolás i Hungerbühler.

domingo, 24 de mayo de 2009

Poesía a un amigo


A MI QUERIDÍSIMO AMIGO DANIEL ALEJANDRO


Ya te vemos en España,
ya volviste de la guerra,
a donde fuiste con saña,
a combatir gente extraña
por el honor de tu tierra.

Como a un inocente cordero,
que dentro de una esportilla
conducen al matadero
a batir al moro fiero;
te llevaron a Melilla

Resignado, con ardor,
bajo un sol abrasador
y cargado de morral;
fuiste a medir tu valor
al lado del gran Noval.

Jamás soñaste y no en vano;
no darías en el quid,
pues tú todo lo hallas llano,
que es una cosa la lid
y otra … tocar el piano.

Ni te infundía pavor,
sólo pararte a pensar
el ruido ensordecedor,
de un combate en el fragor
ni de balas el silbar
………………………

Y vámonos a otro asunto
¿qué te ha dado la campaña?
esto es lo que yo pregunto.
lo se ya punto por punto;
lo que da a todos España.

Sí que parece gracioso
que a un profesor de piano
con su música oficioso;
le hagan meterse en un foso
con un fusil en la mano.

Que se pase sin comer
¡ vaya V. a saber los días!
que no se pueda tener;
Y si sed tiene, beber
el agua … por almofías.

Y aquí una nota sabiente
por lo muy original,
(el hambre es muy transigente)
por comprar … ¡francamente,
los huevos de un orinal!

Con la ropa hecha girones
y la cara sin lavar;
molidos de los riñones,
ir a tomar posiciones,
digo … a acostumbrarse a andar.

Y por si esto poco fuera,
duerma en el suelo entre abrojos,
y si algún frio sintiera
todo su cuerpo cubriera
con una manta de …piojos.

En fin, amigo querido,
si mi pluma no se engaña,
creo haberte referido
todo cuanto has obtenido
por recompensa en campaña.

Más has tenido la suerte
de haber regresado ileso;
pues, salvarte de la muerte,
puedes contento ponerte,
que lo principal fue eso.

Ya estás en paz, guerrillero;
ya no te dejará sordo
el ruido del cañón fiero,
ni el crujido del acero
que oirías de Rostrogordo.

Puedes sin perder momento
tocar una sinfonía
que se oiga en el campamento;
porque allí llevará el viento
los ecos de tu armonía.

O, también ejecutar
la canción del Vagabundo,
y que Maimón Mohatar,
allí en Beni-bu-gafar,
la baile ante todo el mundo.

Y para que nada falte
a ser de tu pena alivio,
yo trataré de narrarte,
lo que en campaña pasarte,
con música del Toribio.

Ya de Marina el mandato
no volverás a acatar;
y para olvidar su trato,
creo te será muy grato
poder Marina tocar.

………………………….


Con un abrazo apretado,
doy aquí fin a la surtoria
tuya, valiente soldado;
digo …ya estás licenciado;
¡tengo tan mala memoria!



Antonio Mortajo González


Zamora 13/7 / 1910


COMENTARIO

Antonio Mortajo González, dedica esta poesía a su amigo Daniel Alejandro, profesor de piano que ha vuelto licenciado de la guerra de Melilla, alegrándose que haya regresado de la campaña sano y salvo.
Los versos originales, están escritos a pluma, de puño y letra del autor, y en un trozo de papel poco mayor que un folio, a dos caras, y fechados el día 13 de Julio de 1.910 en la ciudad de Zamora.
La poesía está estructurada en 19 estrofas, y rima asonante, de arte menor: a, b, a, a, b.
El autor narra en tono jocoso, y a la vez que irónico, crítico y mordaz, las penurias y necesidades de los soldados llamados a filas para combatir a los rifeños en las cercanías de Melilla a principios del siglo XX.
El poeta, se alegra de que su amigo, Daniel Alejandro, pianista de profesión, haya regresado ileso de la guerra de Melilla (parece ser que por la fecha de 1.910, aquél tomaría parte en la campaña que tuvo lugar después de los terribles acontecimientos ocurridos en el Barranco del Lobo un año antes).
Los versos son sencillos y cortos: 19 estrofas, de fácil lectura; el estilo poético es de una calidad media, verso ligero, fácil de hacer, compuesto principalmente para ser recitado, supone que su autor no es poeta profesional, seguramente por su afición en componer y versificar pequeñas estrofas, muy común en España por aquella época; son famosos los troveros en la región de Murcia, porque son muy hábiles en componer rimas en un pequeño lapso de tiempo y sobre cualquier tema que se le pida en ese momento; competían con otros que se retaban entre ellos; también es reseñable citar a los versolaris vascos que lo hacen en su idioma materno.

Los versos de Antonio Mortajo están compuestos sin grandes pretensiones, de llegar a ser una obra maestra; sencillamente lo hace para demostrar su amistad y cariño hacia su amigo, y narra hechos, que aunque el autor no lo haya presenciado en primera persona, les imprime dramatismo, a la vez que ensalza los actos heroicos; no sabemos si aquél estuvo en el frente de batalla, o quizá por su formación musical en la banda del cuartel.
Lo que sí queda claro es que el poeta, además de alabar a su valiente amigo, y después de las vicisitudes que Daniel Alejandro pasó en Melilla, su mayor satisfacción es verlo de regreso a casa sano y salvo.
Estas estrofas realizadas en tono irónico, y en las que el autor quiere demostrar su amistad al amigo que regresa de la guerra de Melilla, nos sugiere preguntar si esta aventura (no sabemos del tiempo que pasó en Melilla) le ha servido para algo y cuál es la recompensa recibida por parte de las Autoridades. Y lo hace con la pregunta “¿qué te ha dado la campaña?”; si la misión de la que vuelve, no sabemos si cumplida o no, de un músico de provincias en este caso Daniel Alejandro, llamado a filas a Melilla, sin ser militar profesional y sin estar debidamente preparado, toma parte en una guerra impopular para los españoles.
Las noticias de estos hechos que se extendieron como la pólvora por todo el país, tuvieron gran repercusión en toda España y alarmaron a la población. Muchos jóvenes fueron llamados a filas al conocerse los sucesos del Barranco del Lobo, pero fue en Barcelona, donde las protestas, principalmente de la clase obrera en general, y de las madres y esposas de los soldados en particular, negándose al embarque de tropas en el puerto de la Ciudad Condal rumbo a Melilla, los disturbios se generalizaron en toda la ciudad con huelgas en fábricas y talleres, barricadas en las calles, y quema de iglesias y conventos, originándose la llamada “Semana Trágica”.

Sólo se libraban del servicio militar aquellos jóvenes que tenían el dinero necesario (500 pesetas) para no ser llamados a filas, y por supuesto éstos no tomaron parte en la guerra así como los hijos de viudas, así que iban a la guerra los más pobres y desfavorecidos.

Domingo N. Bolaños Sánchez
( de la Asociación de Estudios Melillenses )

Artículo publicado en el diario “Melilla Hoy” el día 5 de Octubre de 2008

sábado, 16 de mayo de 2009

El capitán Fernando Fdez. de Cuevas 1/4








“¡Siempre adelante!”. El capitán de Infanteria del Regimiento de África núm. 68. D. Fernando Fernández de Cuevas de Ramón

D. Fernando Fernández de Cuevas de Ramón (*1876 +1909)

El capitán D. Fernando Fernández de Cuevas y de Ramón, tenía dos facetas, militar y escritor, poeta. Fue como Garcilaso de la Vega, D. José Cadalso, D José Ibáñez Marín, Álvarez Cabrera y, tantos otros que combinaron la pluma con la espada y fallecieron en el cumplimiento del deber.

Nació en La Habana (Cuba), el 16 de noviembre de 1876, siendo hijo de D. Teodoro Fernández de Cuevas Bustinduy, teniente coronel de Ingenieros, fallecido al poco de nacer su hijo Fernando, y de Doña Clotilde de Ramón Fleytas.

Siguiendo la tradición militar de la familia, su hermano mayor, D. Teodoro Fernández de Cuevas de Ramón, también era militar. Fernando Fernández de Cuevas, ingresa en la Academia Militar, el 26 de agosto de 1892 junto a su hermano Teodoro. Ambos, habían estudiado en el Colegio Preparatorio Militar de Granada.

Cursaron sus estudios en primer lugar en la Academia General Militar hasta su disolución, debida a las reformas del general López Domínguez, un año más tarde. Al disolverse esta, pasa a la Academia de Infantería en junio de 1893. De ahí, pasaron a la Academia de Infantería de donde tras superar el plan de estudios de la misma, alcanza el empleo de segundo teniente el 21 de marzo de 1895.

Primeros destinos serán, el Regimiento de Infantería de León núm. 38, el Batallón de San Fernando núm. 11 y, el Batallón de Ciudad Rodrigo núm. 7.
A finales de agosto de 1896, ingresa en la Escuela Superior de Guerra de donde el 15 de octubre y por un comentario, causó baja a petición propia, solicitando ser destinado al Batallón de Cazadores Expedicionarios de Filipinas núm. 7, de reciente creación. Con dicho batallón, embarcó en el vapor “León XIII”, arribando a Manila el 11 de diciembre de 1896.
Durante la primera mitad del año 1897, el segundo teniente de Infantería D. Fernando Fernández de Cuevas y Ramón, se halla continuamente en campaña. Junto a su batallón, participa en los combates de Palay, San Pedro Macatí, Hacienda de Galitrán, ataque a las trincheras de Imis, lugar donde ejerce el mando de su compañía, la toma de San Francisco de Malabón y pueblo de El Rosario, a las órdenes de distintos jefes de columna, entre ellos el entonces coronel D. Salvador Arizón y del comandante D. Fernando Carbó.

En junio de 1897, debe de abandonar la lucha en la guerra hispano americana e ingresar en el Hospital de Manila, por sufrir de males típicos de los países tropicales, de hecho, el parte médico presentaba como diagnosis el 28 de junio de dicho año, palidez general de la piel, inapetencia, debilidad muy marcada y pulso pequeño y débil. Debía de retornar a España de forma definitiva, motivo por el cual, se le concedieron 6 meses de licencia por enfermo. Embarcó en el vapor “San Ignacio de Loyola”, llegando al puerto de Barcelona, el 16 de agosto de 1897 y de allí, se trasladó a Madrid.
En el mes de julio había ascendido a primer teniente por antigüedad, y el 21 de septiembre, también había obtenido el mismo empleo por méritos de guerra, permutándosele este, por una Cruz de María Cristina. (La Cruz de primera clase de María Cristina, no de forma formal pero si moral, equivalía a un ascenso por méritos de campaña).

En el mes de enero de 1898, se encuentra destinado en la Zona de Reclutas núm. 57 y en el Regimiento de Baleares núm. 41, regimiento al que no se llegó a incorporar por haber obtenido un nuevo destino en el también Regimiento de Infantería de Saboya de guarnición en Madrid.

Entre los meses de junio-julio de 1899, se incorpora el Regimiento de Soria el cual, estaba de guarnición en Sevilla, ciudad de la que parte en octubre de ese mismo año con destino a Huelva y, formar parte del cordón sanitario en la frontera portuguesa, por haber estallado en el país luso, una epidemia de peste bubónica.
En 1900, regreso al Batallón de Ciudad Rodrigo núm. 7, destino en el que asciende a capitán de infantería el 30 agosto de 1902 siendo destinado al Regimiento de Melilla núm. 2. En el mes de febrero, se hallaba destacado en Barcelona por sucesos revolucionarios.

Al siguiente año, el 13 de agosto de 1903, encontrándose de guarnición en Melilla y las Chafarinas, contrae matrimonio con Doña Mercedes Pérez López Bago, de familia militar, unión de la cual, nacerán tres niñas. En las noticias militares del diario madrileño “La Correspondencia de España”, del viernes 12 de diciembre de 1902, se le concedía licencia para casarse. Su hermano Teodoro, casó con la hermana de Mercedes, Dolores Pérez López-Bago, que a la vez, eran primas del entonces primer teniente D. José Riquelme López-Bago. El matrimonio celebrado entre Fernando y Mercedes, animó a Teodoro, destinado en el Regimiento de Infantería de Asturias núm. 31 de guarnición en Madrid, a solicitar destino en Melilla,

En septiembre de 1903, se disolvió su batallón y pasó a formar parte del Regimiento de Alcántara núm. 58, de reciente creación en Barcelona, destino en el que sólo permanecerá 4 meses ya que en enero de 1905, le es concedida otra licencia por enfermedad en Huelva, al recaer en la enfermedad que le apartó de la Campaña de Filipinas en 1897.

En destinos burocráticos en Huelva hasta enero de 1907 en que de nuevo en Melilla, se incorporó al Regimiento de Infantería de África núm. 68, lugar en el que estará hasta su muerte en combate. En 1908, al mando de su compañía, participa en la toma de La Restinga de Melilla, dando protección en la retirada de la mehalla Imperial. En junio de ese año, participa en la ocupación de Cabo de Agua, lugar donde queda destacado hasta el 9 de julio de 1909, en el momento que los moros atacan a los obreros del ferrocarril minero. A la mañana siguiente, día 10 de julio, el capitán D. Fernando Fernández de Cuevas, regresa a Melilla.

Permanece en Sidi Ahmed del 12 al 17 de julio y el 22 de ese mes, sale del campamento del Hipódromo con la columna del coronel D. Venancio Álvarez Cabrera de Nevares, encontrando la muerte en combate en los aduares de Iguemarien, durante el combate de Sidi Musa, el día 23 de julio de 1909. Fernando Fernández de Cuevas y de Ramón, mandaba una de las compañías del Regimiento de Infantería Africa núm. 68 que salieron con Álvarez Cabrera la noche del 23 de julio. Ya en el ataque, cuando el entonces coronel D. Venancio Álvarez Cabrera, enardeciendo a la tropa, lanzó el grito de “”¡El que sea español y tenga…,arrestos que me siga!”, el primero en seguirle fue el capitán D. Fernando Fernández de Cuevas. Ambos perderían la vida aquella jornada.
El capitán del Regimiento de Infantería de África núm. 68, D. Fernando Fernández de Cuevas y de Ramón, dejaba viuda y tres niñas, Mercedes de 5 años, Clotilde con menos de 2 y, Lucrecia de 7 meses.

Motivo por el cual el capitán D. Fernando Fernández Cuevas, dejó la Escuela Superior de Guerra en 1896
En una entrevista mantenida con su esposa, Doña Mercedes Pérez López Bayo, años después de su muerte, contó al capitán D. Rafael de las Casas de la Vega, lo explicaba con las siguientes palabras:

“…Y, por fin, el triunfo. Fernando ingresa con buen número después de una brillante oposición(1). Sobre el uniforme del joven teniente luce la escarapela que le acredita como alumno del centro superior de estudios de nuestro ejército. Para doña Clotilde, la madre, es casi un éxito personal: -Si apenas tiene veinte años y ya-…
-¿Sabe usted?- Un compañero, envidioso sin duda de su éxito, que le vio en plena calle Alcalá, le dijo a Fernando que lo que quería era no sortear para Filipinas. Y entonces Fernando se quitó el “huevo frito” (2), renunció al curso y se fue voluntario a Filipinas…”
(1). (refiriéndose a la Escuela Superior de Guerra).
(2). (En argot militar, distintivo de los alumnos y en la actualidad del profesorado de centros militares para referirse a las escarapelas).

La oficialidad del Regimiento de Infantería de África núm. 68


La jefatura y oficialidad del Regimiento de Infantería de África núm. 68, estaba compuesta por los jefes y oficiales que a continuación se detallan, obteniendo por los diferentes combates habidos durante el mes de julio de 1909, las condecoraciones que en cada caso se expresan, así como las compañías y batallones en los que se hallaban encuadrados dentro del Regimiento de África. El capitán D. Fernando Fernández de Cuevas y de Ramón, pertenecía a él. Su hermano D. Teodoro Fernández de Cuevas y de Ramón, pertenecía al Regimiento de Infantería de Melilla núm. 59.

Coronel Jefe D. Ignacio Axo y González de Mendoza. Resultó condecorado por las acciones en el Valle de Beni Ensar (Melilla), el 9 de julio de 1909, con la cruz de plata al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada (Diario Oficial Ministerio de la Guerra, de 7 de octubre de 1909).
Teniente coronel D. José Martínez.
Teniente coronel D. Enrique Baños. Jefe del 1r Batallón. Resultó condecorado, con la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada, por los combates del 23 de julio de 1909. Por las acciones en el Valle de Beni Ensar (Melilla), el 9 de julio de 1909, recibió otra cruz de plata al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada. (Diario Oficial Ministerio de la Guerra, de 7 de octubre de 1909.
Teniente coronel D. Roberto Gavilá.
Comandante D. Carlos Cos Gayón. 2º Batallón.
Comandante D. Leoncio Moratinos Pestano. Jefe del 3r Batallón. Resultó condecorado por las acciones en el Valle de Beni Ensar (Melilla), el 9 de julio de 1909, con la cruz de plata al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada. (Diario Oficial Ministerio Guerra, de 7 de octubre de 1909).
Comandante D. Antonio López.
Comandante D. Jesús Cabañas.
Capitán D. José de Celis. 4ª Compañía, 2º Batallón. Recibió, la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada, por los combates habidos el 23 de julio de 1909.
Capitán D. Manuel Camps.
Capitán D. Avelino Martín Gregori. 1ª Compañía del 1r Batallón. Resultó condecorado por las acciones en el Valle de Beni Ensar (Melilla), el 9 de julio de 1909, con la cruz de plata del Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada. (Diario Oficial Ministerio de la Guerra, de 7 de octubre de 1909).
Capitán D. Luís López de Haro. 3ª Compañía, 2º Batallón.
Capitán D. Eduardo López Ochoa y Portuondo.. 4ª Compañía del 3r Batallón.
Capitán D. Alejandro Durán.
Capitán D. Adolfo García Cantorné. Ayudante Mayor. Que resultó condecorado con la cruz al Mérito Militar pensionada, por los combates mantenidos el 27 de julio de 1909.
Capitán D. Fernando Fernández de Cuevas y de Ramón.
Capitán D. Manuel Ariza.
Capitán D. Salvador Vila.
Capitán D. Salvador Solorzano.
Capitán D. José Sánchez Recio, por los combates del 23 de julio de 1909, recibió la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada.
Capitán D. Francisco Vázquez Maquieira. 3ª Compañía 3r Batallón. Resultó condecorado por las acciones en el Valle de Beni Ensar (Melilla), el 9 de julio de 1909, con la cruz de plata al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada. (Diario Oficial Ministerio de la Guerra, de 7 de octubre de 1909).
Capitán D. Ricardo Eymar.
Capitán D. Andrés González.
Capitán D. Ramón López.
Primer teniente, D.Luís Bello.
Primer teniente, D. Nicanor Soria Ossorio, 1ª Compañía del 1r Batallón. Resultó condecorado por las acciones en el Valle de Beni Ensar(Melilla), el 9 de julio de 1909, con la cruz de plata del Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada. (Diario Oficial Ministerio de la Guerra, de 7 de octubre de 1909).
Primer teniente, D. Ricardo Sánchez.
Primer teniente, D. Celestino Colorado. Ayudante, en el 2º Batallón.
Primer teniente, D. José Magaña
Primer teniente, D. Juan de Celis. Ayudante del 3r Batallón.
Primer teniente, D. Enrique Blanco.
Primer teniente, D. Alfredo Coronel.
Primer teniente, D. Rodrigo Echevarría. Recibió la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada, por los combates del 23 de julio de 1909.
Primer teniente, D. José García.
Primer teniente, D. Fernando Castañón. Recibió por los combates del 23 de julio de 1909, la cruz al Mérito Militar, con distintivo rojo.
Primer teniente, D. Miguel Santa Cruz.
Primer teniente, D. Enrique Mayorga. Recibió por los combates del 23 de julio de 1909, la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo.
Primer teniente, D. José Miralles.
Primer teniente, D. Joaquin Daganzo.
Primer teniente, D. José de la Lama. Que resultó condecorado por los combates del 27 de julio de 1909, con la cruz al Mérito Militar pensionada.
Primer teniente, D. Francisco Reyes. 4ª Compañía, 3r Batallón.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Francisco Serrano.
Primer teniente de la escala de reserva, D. José Jiménez.
Primer teniente de la escala de reserva, D. José Sánchez.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Eugenio Pillán.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Juan Romay o Román. Recibió por los combates del 23 de julio de 1909, la cruz de María Cristina.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Dionisio Chimarro.
Primer teniente de la escala de reserva, D. José Varela Colpe 3ª Compañía del 1r Batallón. Resultó condecorado por las acciones en el Valle de Beni Ensar (Melilla), con la cruz de 1ª clase de María Cristina. (Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, de 7 de octubre de 1909).
Primer teniente de la escala de reserva, D. Miguel Fernández Toscano. 4ª Compañía, 2º Batallón.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Francisco Lozano. Resultó condecorado por los combates del 27 de julio de 1909, con la cruz al Mérito Militar sin pensión.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Miguel Carretero.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Francisco Pérez Conjin. 4ª Compañía, 2º Batallón.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Alberto Imperial. 4ª Compañía, 3r Batallón.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Antonio Carmona. Recibió por los combates del 23 de julio de 1909, la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo.
Primer teniente de la escala de reserva, D. Enrique Gómez. 1ª Compañía del 1r Batallón.

Primer teniente de la escala de reserva, D. Aquilino Martínez. Resultó condecorado con la cruz al Mérito Militar, sin pensión.
Segundo teniente, D. Manuel Albarrán.
Segundo teniente, D. Enrique González Echevert, 4ª Compañía, 2º Batallón, que por los combates del 23 de julio de 1909, recibió la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada.
Segundo teniente, D. Juan Díez Miró. 3ª Compañía, 2º Batallón.
Segundo teniente, D. Jesús Jiménez. Recibió por los combates del 23 de julio de 1909, la cruz al Mérito Militar pensionada, con distintivo rojo.
Segundo teniente, D. Maximiano Albarrán Santos. 3ª Compañía , 3r Batallón. Resultó condecorado por las acciones en el Valle de Beni Ensar (Melilla), el 9 de julio de 1909, con la cruz de plata al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada. (Diario Oficial Ministerio de la Guerra, de 7 de octubre de 1909).
Segundo teniente, D. Javier Ortega.
Segundo teniente, D. Juan Garrido.
Segundo teniente, D. Alberto Garrido.
Segundo teniente, D. Luís Contreras.
Segundo teniente, D. Maximiano Infante. Recibió por los combates del 23 de julio de 1909, la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo.
Segundo teniente, D. Antonio Monllor. 4ª Compañía, 3r Batallón.
Segundo teniente, D. Bernardo Sánchez.
Segundo teniente, D. Carlos Lázaro. Recibió, por los combates del 23 de julio de 1909, la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo.
Segundo teniente, D. Ángel Soria. 3ª Compañía 1r Batallón.
Segundo teniente, D. Emeterio Ortega. 3ª Compañía, 2º Batallón.
Segundo teniente, D. Tomás Álvarez.
Segundo teniente, D. Miguel Esteve o Estevez, recibió por los combates del 23 de julio de 1909, la cruz al Mérito Militar, con distintivo rojo.

Médico segundo, D. Benigno Soto.
Médico segundo, D. José Servet.
Capellán segundo, D. Ramón Olalla.
Músico Mayor, D. Manuel Macías.

Otro teniente, Primer teniente D. Ricardo Carrasco Eagaña o Magaña. 3ª Compañía 2º Batallón. Resultó condecorado por las acciones en el Valle de Beni Ensar (Melilla), el 9 de julio de 1909, con la cruz de plata del Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada. (Diario Oficial Ministerio de la Guerra, de 7 de octubre de 1909).
Otro segundo teniente, podría ser Ortega (D. Emeterio o bien D. Javier, lo que pasa es que en el periódico madrileño “La Época”, del 7 de diciembre de 1909, aparece con el apellido Ortoneda), recibió por los combates del 23 de julio de 1909, la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada.
Otro segundo teniente condecorado, según “La Época”, del 7 de diciembre de 1909, de apellido Pelayo, que recibió, la cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada.

Aparece, otro médico segundo, de apellido Camuñes, el cual, por los combates del 23 de julio de 1909, recibió la cruz al Mérito Militar pensionada, con distintivo rojo.

El 9 de julio de 1909, figura como teniente coronel jefe del 2º Batallón del Regimiento de Infantería de África núm. 68, D. José Martínez Pedreira.
El 9 de julio, constaba el teniente Sr. Arenas, encuadrado dentro de la 3ª Compañía del 3r Batallón, en el igual caso, que el teniente Sr. Bernal.

Hans Nicolás i Hungerbühler



El capitán Fernando Fdez. de Cuevas 2/4








Bautismo de fuego, del Regimiento de Infantería de África núm. 68. Combates del 9 de julio de 1909

El Regimiento de África núm. 68, fue uno de los que desde Melilla, partió el 9 de julio de 1909 hacia la zona de Sidi Musa, en compañía de otras tropas, formando parte del contingente militar formado después de tener noticia de la agresión sufrida por los obreros que trabajaban en la construcción del ferrocarril minero. De hecho, las primeras compañías en partir desde el campamento del Hipódromo, fueron 2 de dicho Regimiento que sin demora y al mando del teniente coronel D. Enrique Baños Pérez,. Dichas compañías, fueron la 1ª bajo el mando del capitán D. Avelino Martínez Gregori y los tenientes D. Nicanor Soria Ossorio y D. Enrique Gómez y la 3ª, bajo el mando de los tenientes D. José Valera Golpe y D. Ángel Soria.

De dicho Regimiento, también partieron las cuatro compañías que se hallaban disponibles en esos momentos en su acuartelamiento de la plaza. Esas, acudieron junto con:

- Dos compañías de la Brigada Disciplinaria.
- Dos secciones del escuadrón de Caballería, estos dando protección y escolta a los convoyes.
- La Batería de Montaña.

Esta fuerza, partió rápidamente desde Melilla al campamento del Hipódromo, ubicado a un Kilómetro y medio de la plaza. Habían salido sin impedimenta. En este campamento, se hallaba el general Del Real, el cual preparaba un convoy de agua, avituallamiento y munición y, ante las fuerzas que acudían a dicho punto, organizó las fuerzas que llegaban.

Los primeros en partir, fueron 2 compañías del Regimiento de Melilla núm. 59, la Batería Montada, la sección de Plasencia de Montaña, una batería de Artillería de la plaza, una sección de Ingenieros, una sección de Administración Militar y, la ambulancia sanitaria a lomo.

Al llegar a su destino, las compañías, desplegaron entre la 1ª y 2ª casetas del ferrocarril minero, puntos en los que comenzaron las hostilidades y recibiendo el Regimiento de África núm. 68, su “bautismo de fuego”.

Una vez desplegados, se dio orden de avance. A la derecha, la 4ª compañía del 2º batallón, mandada por el capitán D. José de Celis, a la izquierda, la 3ª compañía del mismo batallón, bajo las órdenes del capitán Sr. López de Haro, a continuación la 3ª compañía del 1r batallón al mando de los tenientes Sr. Valera y D. Ángel Soria y la 1ª compañía del 1r batallón, al mando del capitán D. Avelino Martín.

Las tropas, con sus mandos al frente, fueron recibidas con nutrido fuego por parte de los kabileños, apostados en las agrestes alturas que defendían su casi inaccesible posición que todo y que el fuego de las tropas españolas era certero, hubo necesidad de conquistarla a la bayoneta, desalojando a los moros que la ocupaban. El avance español, fue protegido por fuego artillero.

Al coronarse la posición, se observó gran cantidad de moros muertos y por lo visto, se habían retirado muchos más, siendo protegida para este fin la morisma por la orografía del terreno, cosa que indujo a pensar que el enemigo, había sufrido muchísimas bajas. Tomada esta primera posición, se continuó avanzando a una segunda ubicada en la misma loma, llamada Egmarcet, en el Gurugú, las compañías del 2º batallón hasta una meseta en que se pasó noche.

Las compañías que habían quedado en reserva, avanzaron por orden del general D. José Marina Vega, hasta el lugar donde se hallaba este y se lanzaron hacía la posición en las alturas de Sidi-Iriquag-Anquarah, tomándola a la bayoneta. Estas compañías, la 3ª y la 4ª del 3r batallón del Regimiento de Infantería de África núm. 68, iban mandadas por los capitanes Sres. Maquieira y López Ochoa respectivamente.

Sobre el comportamiento de estas fuerzas durante el combate, tanto de los soldados, como del servicio médico y, incluso el gesto humanitario del 1r teniente Sr. Fernández Toscano, escribiría N. Rodríguez de Celis en “La Correspondencia de España”, de 24 de julio de 1909, lo siguiente (textual):

Los soldados

“…El ejemplo de disciplina en el fuego dado por las fuerzas del Regimiento de África es superior a todo encomio, y merece singularísima alabanza, por ser el combate del día 9 su bautismo de sangre. Los soldados que lo constituyen, a pesar de llevar muy poco tiempo en filas, llegaron a sus respectivas posiciones sin disparar más que cuando sus oficiales se lo mandaban, trepando por los riscos y saltando por entre los breñales con el fusil en el seguro bajo el vivísimo fuego de la fusilería rifeña, que no quitaba la serenidad ni el ánimo a nuestros infantes.

La excelente dirección de los fuegos lo demuestra el número de muertos encontrados sobre el terreno, ascendiendo a 20 en la primera posición tomada, sin que ene esta cifra esté incluida la que representan los que los enemigos retiraron en su huída.

Entre los muertos se encontró al encarnizado enemigo de España, rebelde que ha ejecutado muchos actos criminales contra nuestros compatriotas, Mohatar Ben Alfar, cabo de Beni Bu Ifrur, que tenía cinco balazos en el pecho y dos en la cara, todos de máuser…”

Los servicios médicos

“…El servicio sanitario de la línea de fuego, a cargo del médico Sr. Serret, se llevó a cabo con tanto orden y celo tan recomendable, que cuantos heridos cayeron en los combates , eran recogidos y enviados inmediatamente, trasladándoles después al puesto de socorro.

Una mora que bajaba por una de las laderas andaba fatigosa. Venía herida, y fue puesta a cubierto todo lo posible del fuego enemigo por el coronel Axó y el Ayudante Cantorné, siendo curada por el médico Serret, al cual, la infeliz mujer, daba las gracias con invocaciones a Allah por el bien que recibía de unas manos que ella creía antes poco generosas para los moros.

El médico procedió al reconocimiento e identificación de cadáveres, acompañado por algunos indígenas. Fueron identificados los siguientes: Mezzián El Gomari y Mohamed Hamed de Mazzuza; El Gitano de Beni Bu Ifrur, Mohataf Ben Alfar, de la misma kábila; Mohamed Ben Amar, de Barraca, Mohamed Ben Arabi, de Settut, y otros varios de menos importancia.

Por la noche vivaqueó la fuerza en las proximidades de la cresta del Gurugú, sin haber bebido agua ni comido sino fiambre desde la hora en que salió de la plaza…”

Un rasgo humanitario

“Un incidente muy interesante acaeció el día 10 en la posición ocupada por la compañía que manda el capitán D. José de Celis. El 1r teniente Sr. Fernández Toscano se hallaba haciendo un reconocimiento. De improviso oye unos gemidos que parecen salir de entre unas peñas, se acerca, busca y al cabo encuentra acurrucadito entre ellas a un niño de unos cuatro años, que cubre sus carnes con una camisa moruna llena de jirones.

El teniente Fernández Toscano toma en sus brazos al niño abandonado y lo lleva al vivac donde es recibido con alegría.
La infeliz criaturita se vio sorprendida por el encarnizado combate en el lugar en que fue hallada, y medio muerta de terror se cobijó en el asilo natural que le ofrecían las piedras; entre ellas pasó todo el día y toda la noche, y si el simpático oficial no acierta a encontrarlo, quizás hubiera perecido de hambre y de miedo.

El hallazgo cae muy bien entre los bravos, que por serlo tienen corazón sencillo y generoso, se e atiende, ,se le acaricia, se le da de comer, y el niño sonríe y simpatiza con los militares.

A las pocas horas llega una mora del aduar cercano, que ha pasado el día y la noche en busca de su hijo. En cuanto le vé, corre a tomarle en sus brazos; pero el chiquillo al verse separado de sus protectores, rompe a llorar como protestando de que le hayan abandonar a la fuerza tan noble y generosa compañía.

La madre, conmovida en aquel momento da las gracias y se aleja con su hijo en busca del misérrimo hogar, de la desmantelada choza, en donde tal vez el rencor y la traición hagan olvidar la nobilísima conducta de los soldados españoles.

Poco antes e había presentado en la posición el teniente de Ingenieros Sr. Carcaño, con una sección de zapadores, fuerza que, después de haber tomado parte muy activa en la fortificación del cerro El Muley Mohamed, donde se halla el campamento del general Marina, procedió a fortificar esta, auxiliada por los soldados de Infantería. A media tarde quedaron cubiertos los fuertes más importantes de la posición, pues se temía por confidencias, ser atacados por los kabileños de Beni Sidel.

Este ha sido pues, el glorioso bautismo de sangre del Regimiento de Africa . núm. 68, en el que figuran jefes y oficiales que en otras campañas han dado gallardas muestras de valor y de sacrificio…N. Rodríguez de Celis.

Relato del combate del día 23 de julio en el que murió el capitán de Infantería D. Fernando Fernández de Cuevas y de Ramón

Bajo el título, “Relato interesante”, (Por correo), “Los últimos combates.-Saludos al Rey.-Una carta del Roghi.-Los moros confidentes.”, se daba a conocer el combate del 23 de julio de 1909, ocurrido en los alrededores de Sidi Musa y que costó la vida entre otros al capitán Fernández Cuevas, el cual alentaba ya herido, a sus soldados de palabra, revólver en la mano. Mientras, su hermano D. Teodoro Fernández de Cuevas y de Ramón, luchaba en los mismo combates en las filas del regimiento de Infantería de Melilla. Dicho relato, narrado por el periodista de “La Correspondencia de España”, Rodríguez de Celis, decía (textual):

“…Esta noche hemos tenido una sorpresa. A las doce ha caído la luna y el enemigo no la ha despedido, como de costumbre, disparando sus fusiles contra nuestras tropas.

Ibase haciendo ya un hábito entre los que nos hallamos en Melilla el oír descargas de fusilería durante toda la noche, hostilizando el enemigo a nuestros soldados con irritante tenacidad, sin que una sola vez se presente cara a cara y pecho a pecho. Con su cobarde e infame táctica, deslizándose como reptiles a favor de las sombras de la noche, arrastrando sus cuerpos por entre chumberas, matorrales y breñas, llegan hasta nuestras avanzadas y disparan aleves contra la confiada tropa española, que gusta luchar siempre cara a cara, sin calcular nunca ni el número ni el empuje de los adversarios.

Se pueden citar muchos episodios de esta índole en los pocos días que llevamos de campaña. El día 20 un solo rifeño hizo 14 bajas en una compañía del regimiento de África, que hacia la descubierta. Nuestros soldados avanzaban, y a cada diez metros un disparo tumbaba a un hombre, sin que durante media hora pudieran ver, ni menos acometer a quien los hacía. Una casualidad proporcionó ocasión a nuestros infantes de dar con el morito habilidoso y traidor, encontrándole materialmente envuelto entre piedras. Reconocido minuciosamente el terreno, pudo tenerse la certidumbre de que sólo era él quien de modo tan villano asesinaba a la fuerza que hacía el servicio de descubierta.
En las últimas jornadas, el ardimiento y el sacrificio de nuestras tropas ha sido extraordinario; sin dormir y sin comer apenas, los simpáticos combatientes han demostrado que no les arredran ni las privaciones ni el salvaje acometimiento del enemigo.

El Regimiento de África, con su valiente y caballeroso coronel D. Ignacio Axó, ha tomado brillante participación en las operaciones, demostrando que la selecta oficialidad y los animosos soldados que la constituyen son dignos subordinados de su bizarro jefe, que no descansa un momento desde que comenzaron los combates.

Las compañías de los capitanes Ariza, de Celis, Otegui y la del heroico Fernando Cuevas han realizado actos de imponderables valor y sacrificio.

El ayudante García Cantorne escoltando convoyes, al mando de sus soldados, ha demostrado igualmente su valor y serenidad.
Del regimiento de Melilla sólo puede hablarse con alabanza. En las jornadas del 18, 20 y 23, sus oficiales realizaron con verdadero heroísmo hechos que serán páginas gloriosas en la historia del brillante conjunto. Los capitanes López Ochoa, Marina, que ha demostrado ser hijo de su bizarro padre en valor y serenidad; Miaja, Infante, Teodoro Fernández Cuevas, en el que la claridad de entendimiento se hermana con el indomable arrojo del soldado, han enaltecido una vez más el nombre de la Infantería española.

El bravo capitán Gil, herido gravemente tres veces durante el combate del día 23, sin que se preocupase para nada de su estado ante el peligro que corrían sus soldados, es un ejemplo más de heroísmo. Fernando Fernández de Cuevas pertenecía también a este bizarro regimiento.

El valiente coronel Álvarez Cabrera había dado una alta prueba de desprecio a las balas enemigas, y Cuevas le seguía hasta donde su bizarro jefe hubiera llegado. Una bala dejó sin caudillo a aquel puñado de valientes y el capitán Cuevas, como poseído del vértigo del avance, gritaba a sus soldados: -¡Adelante muchachos!-.

El enemigo diez veces superior en número a aquella fuerza, hacía fuego por descargas. Un cabo se acerca al capitán Cuevas y le dice: -¡Han matado al coronel!-. El héroe contesta: -Nos han mandado avanzar y debemos obedecerle ahora como le obedecíamos antes. ¡Adelante muchachos!-.

Del barranco salía una oleada de fuego, envolviendo una lluvia de balas, que parecían dibujar el contorno del heroico capitán. De improviso se siente herido, un soldado se le acerca para auxiliarle; pero Cuevas con el revólver en la mano derecha, avanza haciendo fuego, mientras grita con entusiasmo: -¡Adelante, siempre adelante!-. Otro balazo, y no se detiene hasta que un tercero casi a quemarropa, le hace caer pesadamente en brazos de sus soldados.

Los tenientes Labrador, Alberto Molina, herido también en el combate del día 9, y otros muchos, han ofrecido y dado la vida por la patria sin vacilar un punto, siguiendo el lema de su regimiento: -¡Siempre Adelante!-

El Disciplinario. ¿Quién habrá de los valientes jefes y oficiales de la brigada disciplinaria sin entusiasmo, sin caluroso elogio?. El bizarro Aizpuru, todos sus capitanes y oficiales han guiado a los del disciplinario que en todo momento pelean con ardimiento y heroísmo incomparables.

El día 23, a las cinco de la mañana, las compañías mandadas por los capitanes Nieto y Serena, rompen el fuego contra numerosos y nutridos grupos de moros, que ocupan unas lomas que nuestros bravos deben tomar. El enemigo no cesa de hacer fuego. A las siete de la mañana a consecuencia del fuego constante que se viene haciendo, escasean las municiones.
Aizpuru manda al teniente Carranco que marche al Hipódromo, en donde se provee de ellas.

El enemigo se percata de la terrible situación de las compañías disciplinarias, abandona las trincheras y acomete con terrible coraje a los bravos soldados, que resisten con serenidad y heroísmo, sufriendo muchas bajas. Entonces es cuando el capitán Gil, de Melilla, acude en auxilio de sus compañeros, avanzando con denuedo. Al llegar el teniente Carranco, nuestras fuerzas se ven obligadas a replegarse, constantemente batidas por el nutrido fuego de los kabileños. Aizpuru con energía suprema, reorganiza a los disciplinarios y manda cargar a la bayoneta, coronando las alturas.

En esta acción recibieron heridas gravísimas el capitán Gil, el teniente Alberto Molina, y el médico Moreno, que se portó valerosamente. Igualmente el teniente Sánchez Prats, el sargento Blanquer y el cabo Martínez son bajas en las filas, víctimas de graves heridas de bala.

Del escuadrón de Caballería que manda el valiente teniente coronel D. Daniel Morcillo debo hablar con el elogio que merecen los hechos de armas en que ha tenido valiosa participación. Cien veces cruzaron las guerrillas bajo un fuego mortífero el comandante Fajardo, capitanes Cabanellas y Sánchez Lacorte y los tenientes Ibarreta, Tous, Morales, Angosto, Villarino y del Río. Las secciones no descansaron un momento, siempre dispuestas, a toda hora en disposición de contener a los rifeños, sin que el cansancio ni el fuego pusiera en los animosos jefes, oficiales y soldados el menor asomo de contrariedad, trabajando de día y de noche; este modelo de escuadrones es admirable por su resistencia y por su heroísmo. El capitán Lacorte, no obstante hallarse herido, continua en su puesto de honor.

La Artillería no ha cesado de prestar su eficacísima colaboración en las operaciones. Los tiros precisos y contínuos detuvieron en muchas ocasiones el avance del enemigo.

El Cuerpo de Administración Militar y el de Sanidad, sólo alabanzas justísimas merecen. Centuplicándose, siempre en los sitios de peligro, merecen que la Patria tenga en cuenta sus servicios valiosísimos…”
Hans Nicolás i Hungerbühler