HISTORIAS DEL TEMPLARIO
UN LIBRO, MUCHA HISTORIA
Los historiadores estamos de enhorabuena en Melilla, pues hace pocos días vio la luz pública un libro editado por la Comandancia General cuyo título reproduzco: Nombres para la historia militar de España.
Sus autores, Isabel Migallón y Eduardo Sar, han profundizado en algo que casi todos los que nos dedicamos a este tema de la Historia lo nombramos utilizando cifras, despersonalizando totalmente los hechos.
Evidentemente, han tratado el tema de la Campaña de 1909, desde un enfoque humano, en el sentido que han conseguido rescatar casi del olvido a todo aquel que se dejó la vida en estas tierras y que, salvo sus familiares, nadie más se acordaba de ellos.
Han conseguido, por lo tanto, que se rememoren sus nombres pues hayan obtenido medalla o no, igualmente murieron. Muchos, ya lo hemos comentando en alguna ocasión, no sabían siquiera a donde venían y qué les esperaba tras la línea fronteriza melillense.
Este año que hemos cerrado, hemos podido saber más de las causas del conflicto, de sus consecuencias, de las operaciones, de los combates más sonoros, de los laureados, de los que estaban enfrente, pero faltaba esto: un homenaje a todos en general, sin distinción alguna.
Es por ello, que nos congratulamos con esta publicación que sirve además de para “tapar” el agujero que la historia había dejado, también para seguir investigando en muchas líneas: social, política, económica, militar, etc.
Isabel y Eduardo han estado todo un año dedicados a este tema, y sus frutos los tenemos hoy en nuestras manos: un libro cargado de mucha historia, del cual extraemos no pocas conclusiones.
Necesario es que existan trabajos de investigación como éste para que podamos sentirnos más historiadores en el sentido propio de este oficio: la persona que investiga en fuentes primarias, que recoge datos, que busca la corroboración, que analiza los resultados y después los expone sin ningún tipo de transformación ni de interpretación, sino los datos como están y como pasaron en la historia que se investiga.
Créanme que este trabajo es bien difícil: la investigación y más complicado todavía eximirse de cualquier contagio de propias creencias o ajenas y que el estudio no se vea “contaminado” por ellas, sacando por lo tanto, un producto final totalmente transparente, como es el caso que nos ocupa.
A Isabel y Eduardo tengo el honor de conocerlos desde hace tiempo y compartir con ellos momentos muy buenos desde el punto de vista histórico, sin olvidar que me une una amistad sincera, no de estar todos los días juntos, pero sí de vernos y hablar con toda franqueza, sin subterfugios de cualquier tema y, sobre todo, de la Historia de esta ciudad de Melilla que, una vez más, nos demuestra que es muy larga y que tuvo y sigue teniendo un peso específico considerable en esta España nuestra.
Si ahora me preguntaran como historiador qué obra destacaría de entre las últimas de tipo histórico no solo a nivel local, sino nacional, sin lugar a dudas, hablaría de este libro que, de hecho, ya he hablado con otros compañeros de universidad de otros lugares de España y que están interesados en él.
Y puedo hablar así porque es un libro con la pretensión verdadera y única que lo marcan sus autores: dejar para la historia lo que aquellos españoles dejaron en estas tierras y que, como algunas veces pasa, han estado todavía en el anonimato.
Quiero agradecer aquí a la Comandancia General de Melilla por este acierto y como no a los dos autores, Isabel Migallón y Eduardo Sar, que sin su arduo y constante trabajo han llevado a buen fin este “trozo” de nuestra historia militar en Melilla.
UN LIBRO, MUCHA HISTORIA
Los historiadores estamos de enhorabuena en Melilla, pues hace pocos días vio la luz pública un libro editado por la Comandancia General cuyo título reproduzco: Nombres para la historia militar de España.
Sus autores, Isabel Migallón y Eduardo Sar, han profundizado en algo que casi todos los que nos dedicamos a este tema de la Historia lo nombramos utilizando cifras, despersonalizando totalmente los hechos.
Evidentemente, han tratado el tema de la Campaña de 1909, desde un enfoque humano, en el sentido que han conseguido rescatar casi del olvido a todo aquel que se dejó la vida en estas tierras y que, salvo sus familiares, nadie más se acordaba de ellos.
Han conseguido, por lo tanto, que se rememoren sus nombres pues hayan obtenido medalla o no, igualmente murieron. Muchos, ya lo hemos comentando en alguna ocasión, no sabían siquiera a donde venían y qué les esperaba tras la línea fronteriza melillense.
Este año que hemos cerrado, hemos podido saber más de las causas del conflicto, de sus consecuencias, de las operaciones, de los combates más sonoros, de los laureados, de los que estaban enfrente, pero faltaba esto: un homenaje a todos en general, sin distinción alguna.
Es por ello, que nos congratulamos con esta publicación que sirve además de para “tapar” el agujero que la historia había dejado, también para seguir investigando en muchas líneas: social, política, económica, militar, etc.
Isabel y Eduardo han estado todo un año dedicados a este tema, y sus frutos los tenemos hoy en nuestras manos: un libro cargado de mucha historia, del cual extraemos no pocas conclusiones.
Necesario es que existan trabajos de investigación como éste para que podamos sentirnos más historiadores en el sentido propio de este oficio: la persona que investiga en fuentes primarias, que recoge datos, que busca la corroboración, que analiza los resultados y después los expone sin ningún tipo de transformación ni de interpretación, sino los datos como están y como pasaron en la historia que se investiga.
Créanme que este trabajo es bien difícil: la investigación y más complicado todavía eximirse de cualquier contagio de propias creencias o ajenas y que el estudio no se vea “contaminado” por ellas, sacando por lo tanto, un producto final totalmente transparente, como es el caso que nos ocupa.
A Isabel y Eduardo tengo el honor de conocerlos desde hace tiempo y compartir con ellos momentos muy buenos desde el punto de vista histórico, sin olvidar que me une una amistad sincera, no de estar todos los días juntos, pero sí de vernos y hablar con toda franqueza, sin subterfugios de cualquier tema y, sobre todo, de la Historia de esta ciudad de Melilla que, una vez más, nos demuestra que es muy larga y que tuvo y sigue teniendo un peso específico considerable en esta España nuestra.
Si ahora me preguntaran como historiador qué obra destacaría de entre las últimas de tipo histórico no solo a nivel local, sino nacional, sin lugar a dudas, hablaría de este libro que, de hecho, ya he hablado con otros compañeros de universidad de otros lugares de España y que están interesados en él.
Y puedo hablar así porque es un libro con la pretensión verdadera y única que lo marcan sus autores: dejar para la historia lo que aquellos españoles dejaron en estas tierras y que, como algunas veces pasa, han estado todavía en el anonimato.
Quiero agradecer aquí a la Comandancia General de Melilla por este acierto y como no a los dos autores, Isabel Migallón y Eduardo Sar, que sin su arduo y constante trabajo han llevado a buen fin este “trozo” de nuestra historia militar en Melilla.
Artículo publicado en el dominical "La Voz", del diario "Melilla Hoy", el 31 de enero de 2010.