ÉRASE UNA VEZ MELILLA

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GRUPO DE ESCUELAS MIXTAS

EN EL BARRANCO DEL LOBO

domingo, 9 de agosto de 2009

EL SOLDADO QUE MIRA AL GURUGÚ : 1909 - 2009


El soldado que mira al Gurugú
Este año celebra Melilla cien años del nacimiento
de Juan López, el autor de la obra


por VENTURA GARCÍA / Melilla


Su intención fue inspirar admiración y respeto por la gloria que alcanzaron los soldados españoles en las campañas de África. Apostó por la verticalidad y la altura para destacar así la historia de una nación, para situarla entre el pasado y el futuro. Quiso escribir con su obra el relato de una gran época y trató de hacerlo con sencillez. El melillense Juan López López tenía las cosas muy claras cuando con 21 años fue elegido por la Junta Municipal para erigir en la Plaza de España un monumento a los héroes del ejército en África. Dispuso de un presupuesto de 89.765 pesetas, cantidad que el escultor dedicó íntegramente a afrontar los gastos porque no pretendió obtener de su trabajo «ni un solo céntimo». Tanto es así, que el artista se comprometió por escrito a invertir el dinero sobrante «al embellecimiento o mejoras del proyecto».


El próximo 1 de septiembre se cumple el centenario de su nacimiento, una fecha que pretende celebrar un grupo de melillenses movido tanto por su pasión por la historia como por la necesidad de rendir homenaje al hijo del periodista y dramaturgo Juan López Merino. De su padre, que en 1913 impulsó la creación de la Asociación de la Prensa Melillense, heredó su interés por el teatro. En una entrevista concedida al Telegrama del Rif el 19 de octubre de 1930, reconoce que «después de la escultura hubiera constituido para mí uno de los mayores placeres, ser actor e intérprete de alguno de los personajes de las obras dramáticas de mi padre». También confiesa al diario sentirse orgulloso de ser melillense y haber conservado en la memoria infinidad de recuerdos de los seis años que vivió en la ciudad. «Nací en el Mantelete, en la calle de Medina Sidonia número 2», añade, «vine a este mundo un día en que los cañones disparaban sin cesar al Gurugú».


La vida del artista no fue fácil. Durante la madurez, compartiendo trabajos de artesanía con su yerno Jorge Gil Cunillera, confesaba que había luchado mucho para sobrevivir y mantener a su familia. Hizo Juan López de farolero en la Avenida Paralelo, fabricó hielo y trabajó para Claudio Rius en su taller de escultura. Eso ocurrió en plena posguerra, en Barcelona, donde años después llegó a montar una compañía teatral para hacer realidad el sueño de interpretar obras escritas por su padre. No con pocos problemas -la Dirección General de Cinematografía y Teatro le prohibió representar 'El yunque'- el grupo salió adelante hasta su disolución a finales de los años cincuenta.El melillense fue viviendo de las esculturas que realizaba, forjándose una reputación como artista -heredó de su padre el don de la escritura y desarrolló su faceta como dibujante- y contribuyendo con su obra a condenar la guerra y ensalzar la paz. Juan López López cumpliría el 1 de septiembre cien años, un centenario que un grupo de amantes de la historia, entre quienes se encuentran José Marqués y Juan Díez, quieren conmemorar con diferentes homenajes.


Artículo publicado en el diario SUR, edición Melilla, el domingo 9 de agosto de
2009, pág. 5


Foto: Antonio Lara