ÉRASE UNA VEZ MELILLA

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GRUPO DE ESCUELAS MIXTAS

EN EL BARRANCO DEL LOBO

jueves, 28 de mayo de 2009

Fragata Numancia ( 1/2 )




“Por ti, Patria, por ti sola
mi vida a los mares di,
por ti al peligro ofrecí
mis obras y pensamientos
¡en la Rosa de los Vientos
me crucifico por ti!.

(Estrofa del himno de la Escuela Naval, letra de José Mª Pemán)




Fragata blindada “Numancia”, Cabo de Mar D. Benigno Da Vila Pérez y Marinero D. Melchor Uso Márquez : Laureados de San Fernando



Cerca de Alhucemas, el 4 de septiembre de 1909, dos marinos de la fragata “Numancia, arriesgaron sus vidas, echándose al agua, para desenredar de la hélice de la barcaza de vapor en la que iban una red y, que remolcaba un bote cargado de víveres. La corriente los arrastraba hacia la costa y desde allí, los batían con nutrido fuego los rifeños. Primero, se lanzó al agua el Cabo de Mar D. Benigno Da Vila Pérez y acto seguido, lo hizo el marinero D. Melchor Uso Márquez. Entre los dos, liberaron a la hélice de la red, salvando así las dos embarcaciones y la vida de sus compañeros.
Dichas embarcaciones, desembarcaban los víveres desde la fragata “Numancia”, una fragata acorazada, construida en el astillero de “La Seyne”, en Tolón (Francia), la cual fue botada el 19 de noviembre de 1.863 y alistada en diciembre del año siguiente. Fue dada de baja en 1916.De hecho, dicha gesta, fue comunicada mediante telegrama enviado por el general de la Escuadra y, dado a conocer a la opinión pública en la página 2 de “La Correspondencia de España”, del 7 de septiembre, aunque no se citaban los nombres de los hechos protagonizados y que salvaron los botes, en la forma siguiente:

“…Telegramas de Marina. General escuadra participa:
-Desde Alhucemas me telegrafían por cable la Numancia no que puede comunicar por telegrafía sin hilos. Recibí por cable, a las nueve, el siguiente telegrama de dicho buque:
Fondeé a las cinco, y todo dispuesto, envié pasaje y correspondencia a la plaza, sin novedad.
Fuego enemigo hostilizó expedición, en que iba ganado, que tuvo que retroceder. Cumpliendo orden, rechacé agresión con artillería ligera y algunos disparos gruesa.

Listo bote vapor protegible le envié con expedición ganado, que no pudo desembarcar por fuerte marejada NO (noroeste), que aumenta entrado el día. Los botes quedaron emplazados en su embarcadero habitual, y protegidos por el fuego de la plaza y del buque. El enemigo, desde lugares invisibles, aumenta el fuego, y en este crítico momento se rompió remolque, enredándose hélice y quedando botes al garete.

Se han distinguido en esta operación el oficial de este bote y de los que fueron a auxiliarle, y las dotaciones de dichos botes, siendo heroico el comportamiento del patrón del bote y de un marinero que impidieron que el bote se fuera sobre la playa enemiga. Los botes regresaron a bordo sin novedad.

Prestaron también valiosos auxilios el bote de la compañía de mar y uno particular. La plaza redobló sus fuegos mientras peligraban las embarcaciones. La operación se ha suspendido, en espera de que el tiempo amaine, para poder hacerlo de noche…”

Otros periódicos como “La Época” y “Siglo Futuro”, hicieron de estos hechos, brevísima reseña, los que más se explayaron, fueron “La Correspondencia de España” y “El Imparcial”, que como curiosidad, las reseñas hechas en los diarios, eran “calcadas” unas de otras.

De hecho, “Siglo Futuro”, publicaba el 6 de septiembre de 1909, lo siguiente (textual):
“…Hoy se facilitó en Marina nota del movimiento de barcos. Las notas principales son:
Han quedado astillados y a flote los botes lanchas del “Princesa de Asturias”. El “Extremadura” está fondeado con lancha “Cartagenera” frente a campamento.

El comandante de la escuadra telegrafía desde la “Numancia” que fondeó en Alhucemas anteayer a las cinco, enviando pasaje correspondencia plaza en el bote de remos sin novedad.
El fuego de los moros hostilizó lanchas que llevaban ganado, la cuales retrocedieron mientras el “Numancia” realizaba la agresión, batiendo playa con artillería ligera y algunos disparos gruesos.

Listo el bote-vapor salió mandado oficial, remolcando otro con el ganado, no pudiendo desembarcar por marejada que aumentó durante día, estando amparados botes sobre embarcadero habitual protegidos por fuego plaza y de este buque. Enemigo desde lugares invisibles aumentó fuego, y en este crítico momento se rompió remolque enredándose hélices quedando botes al garete.

El almirante de la escuadra elogia el comportamiento del oficial del bote y de otros que le auxiliaron, así como a sus dotaciones, siendo heroico el de su patrón y un marinero, evitando fueran sobre playa enemiga, regresando a bordo sin novedad. Prestaron también valiosos auxilios bote Compañía de Mar y otro particular. Redobló plaza sus fuegos, mientras peligraban embarcaciones. La operación fue suspendida, esperando amaine el tiempo para poderla hacer de noche…”

A la mañana siguiente, día 8 de septiembre, se publicaba y de forma muy escueta, en “La Correspondencia de España”, que al cabo y al marinero de la lancha de vapor que había sufrido averías, se les iba a proponer para una recompensa sin citar, ni quienes eran los agraciados, ni la clase de recompensa que iban a recibir.



Fragata “Numancia”: Características técnicas:

Casco : Hierro.
Desplazamiento : 7.303 toneladas.
Eslora : 95,6 metros.
Manga : 17,34 metros.
Puntal : 10,2 metros.
Calado : 7,4 metros.
Máquina : 1000 hp, nominales.
Calderas : 10.
Velocidad : 13 nudos.
Propulsión : Velas/carbón.
Carbón : 1.050 toneladas.
Velamen : 1.800 metros cuadrados.
Armamento : 34 x 200mm lisos.
Blindaje : 13 cms en cintura.
Tripulación : 590 hombres.
Costo : 8.322.252 pesetas.

Su construcción, estaba inspirada en la homóloga francesa “La Glorie” que por aquellos años, representaba una solución de vanguardia, motivo por el cual el entonces Ministerio de Marina español, encargó su construcción y la de su gemela “Vitoria”, a los astilleros franceses, concretamente en 1862 (en el mes de septiembre de ese año, ya tenía quilla). Su construcción, formaba parte de un proyecto de modernización de la armada española.

El sistema de blindaje en faja acorazada, era casi idéntico al de la francesa “La Glorie”, diferenciándose solamente en función de las líneas de ambos buques. La construcción, de su casco, fue plenamente efectuada con planchas de hierro descansando sobre base de madera de teca.

Dotada de un blindaje más grueso en el centro y que disminuía hacia los extremos (de 140 mm a 100 mm respectivamente), la coraza se extendía 7,30 metros por encima de la línea de flotación y, 2 metros por debajo de la misma. Su artillería inicial, estaba compuesta por 40 bocas de 200 mm, montadas en puente de batería , substituyéndose estas en 1867 por 6 de 230 mm, 3 de 200 mm y, 8 de 160 mm.

La fragata “Numancia”, fue la primera en dar la vuelta al mundo en 1865. Participó en el bombardeo de “El Callao”, siendo la primera de la escuadra española en abrir el fuego en el Pacífico. Soportó el peso en el combate, encajando 52 impactos enemigos.

A finales de 1873, dado que fue utilizada por los rebeldes cantonales de Cartagena, durante la revolución de julio de ese año (1ª República española), huyó a Mers el Quevir (Argelia), lugar de donde tuvo que ser recuperada por la Armada española.

Junto con su gemela “Vitoria”, fueron los primeros buques que incorporaron el alumbrado eléctrico. En 1896, fue reconvertida en guardacostas acorazado, eliminándose el velamen e incorporándose una máquina de 3.700 hp para su propulsión. Su artillería, también fue modificada, esta vez, con 5 cañones de 160 mm, 8 cañones de 140 mm y, 2 tubos lanzatorpedos.

Cumplió varios cometidos secundarios ya que fue buque escuela, asilo de huérfanos de la armada en 1913 y, participó activamente en los primeros tiempos del conflicto marroquí, entre ellos el transporte de víveres y municiones a la costa, sirviendo en ella, el Cabo D. Benigno Da Vila Pérez y el Marinero D. Melchor Uso Márquez.

“Numancia”, embarrancó y se hundió el 17 de diciembre de 1916, mientras era remolcada a los astilleros de Bilbao para su desguace. Atrás quedaban 52 años de servicio en la Armada española.

Aclaración sobre la fragata blindada “Numancia”

Dicho buque, tan pronto en prensa se encuentra calificada tanto como fragata como crucero. La realidad es que se trataba de una fragata blindada hasta el año 1898, en que se transforma en un guardacostas acorazado. En esta transformación, sus palos fueron reducidos a dos, motivo por el cual su velamen también disminuyó. La denominación de crucero fue dada por los periodistas de la época, probablemente para exagerar el potencial marítimo de España ya que su Armada no era una marina potencialmente fuerte durante los años de la guerra de Cuba y de Filipinas y a principios del siglo XX.
Cosa que apoya dicha teoría, es que durante sus años de servicio a principios del siglo XX en la zona de Melilla, ejerciendo funciones de guardacostas, es que la “Numancia”, estaba mandada por el vicealmirante D. José Ferrer, cuando el mando de un guardacostas, es ejercido por un oficial de menor rango.

Algunos componentes de la dotación de la fragata “Numancia”

Comandante D. Manuel Roldán Fossi.
Segundo, capitán de fragata D. Julio Pérez Perera.
Tercero, D. Antonio Pérez Rendón.
Teniente de navío D. Agustín Almeida.
Teniente de navío D. Juan Rueda.
Teniente de navío D. Servando Muñoz.

Teniente de navío, D. Manuel Moreno Quesada, cuyo comportamiento, fue elogiado por el comandante de la fragata “Numancia”, al dar cuenta de la operación del 5 de septiembre de 1909. Mandaba el bote a vapor (era el patrón), que sufrió los percances el 4 de septiembre de 1909 y gracias al Cabo de Mar D. Benigno Da Vila Pérez y el marinero D. Melchor Uso Márquez, no fue a estrellarse contra la costa cayendo en manos rifeñas

Alférez de navío, D. Daniel Salgado.
Alférez de navío, D. Antonio Carlier.
Alférez de navío, D. Genaro de Borbón, duque de Montpensier.
Capellán D. José Cordeo..
Alférez de navio D. Lutgardo López. Salió en auxilio del bote a vapor del Teniente de Navío D. Manuel Moreno.

Cabo de Mar, D. Benigno Da Vila Pérez.
Marinero D. Melchor Uso Márquez.
Marinero D. Miguel Fontella.
Marinero D. José Añorga.
Marinero D. Faustino Vidal.
Tercer maquinista D. Luis Mourell.
Fogonero D. Miguel Porto.
Fogonero D. Faustino Rodríguez.


La fragata blindada “Numancia” en combate

“…Continúan recibiéndose informes de carácter particular, en los que se pone de manifiesto el heroísmo y eficacia con que nuestra Marina está interviniendo en la campaña. Nuestro estimado colega Diario de Cádiz publica una interesante carta de la que tomamos lo siguiente:

-Como usted sabe el, “Numancia” está en campaña desde el 12 de Julio último, es decir desde su comienzo a raíz del bárbaro atentado de los rifeños contra los obreros del ferrocarril. Desde ese día puede decirse no paró este buque un momento, ya contribuyendo al desembarco de tropas con los botes a bordo y al de la caballería y demás pertrechos de guerra, ya desempeñando comisiones en los Peñones; siendo de notar que el “Numancia” estuvo solo con el “Extremadura” y el “Martín A. Pinzón” y ahora con la Escuadra.

Además los demás barcos han ido y venido con alguna frecuencia, mientras que este no ha salido del teatro de guerra más que el 21 de Julio que fue a Málaga con urgencia para recoger tropas que condujo a Melilla y como es sabido fue el Batallón de Barbastro que desembarcó en esta plaza el 23 en el momento preciso que se libraba uno de los más rudos combates de la campaña.

La noche de aquel día bajó a tierra la columna de desembarco del “Numancia” y la del “Extremadura” y parte de la dotación del “General Lobo”, para prestar en la plaza el servicio de guarnición y defenderla en caso preciso, pues su situación era en aquellos momentos comprometida por la poca fuerza que había entonces y ser el enemigo muy numeroso y estar envalentonado. El buque no pudo intervenir en aquel combate con su artillería, a pesar de hallarse perfectamente situado para que fuesen eficaces sus fuegos, porque el enemigo se confundía con nuestros soldados a los que seguramente, causaría enorme daño la artillería de nuestra histórica antigua fragata.

Antes de ese día, el 18 y 19 de Julio, había estado el “Numancia” en Alhucemas y el Peñón de Vélez cruzando entre ambos para evitar el contrabando de armas; no hubo novedad.

La columna de desembarco a que antes hice alusión la mandaba el segundo comandante que era entonces del buque D. Ignacio Pintado, y hoy comandante del “Marqués de la Victoria”. Permaneció en tierra la columna desde las nueve de la noche del día 23 hasta el anochecer del día 24.

En diferentes ocasiones y días el “Numancia” cañoneó la garganta principal del Gurugú con los cañones de 14 cm, los de a 15 y con los de a 20, haciendo blancos superiores y causando bajas al enemigo.

Del 4 al 9 de Agosto último permaneció el buque en Málaga carboneando, regresando a Melilla, contribuyendo nuevamente a desembarcar las tropas que condujeron los trasatlánticos, el ganado y la impedimenta.
Del 18 al 21 de Agosto estuvo el buque, que en su historial figura el importante hecho de haber sido el primer barco de vapor que dio la vuelta al mundo, en el Peñón de Alhucemas protegiendo el convoy de víveres y darle aguada que conducía el vapor “Sevilla”, operaciones que se hicieron muy penosas y siempre bajo el nutrido fuego del enemigo, y dirigidas siempre por un oficial de a bordo que iba en el bote, y turnando en todos estos servicios, por ser operaciones de guerra, por riguroso orden.

Del 27 al 30 estuvo el “Numancia” en la Restinga, y allí fue cumpliendo órdenes del general en jefe de las operaciones, para proteger con su artillería el avance del bizarro coronel Larrea; y llegamos en nuestra sucinta narración de hechos de este glorioso buque, al célebre día 4 del actual, por el que particularmente me pregunta usted con tanto interés, mi buen amigo Quintana, y del que le daré verídicos detalles, pues he visto con verdadera pena que las primeras noticias narrando aquella acción han desfigurado por completo lo sucedido.

Fue así como ocurrió:
A llegar a Alhucemas estaba al parecer todo tranquilo; los moros no hostilizaban a la plaza. Se dispuso a bordo lo necesario para proceder al desembarco de los víveres y material que llevaba el “Sevilla”. Primero se mandó un bote conduciendo algunos pasajeros que iban a bordo de dicho vapor, haciéndose el desembarco de los mismos en el Peñón, sin novedad alguna.

Inmediatamente se arrió y se mandó al Peñón otro bote con víveres, bote que tuvo que retroceder por el nutrido fuego del enemigo que desde aquel momento empezó a hostilizar al Peñón y a nosotros, con verdadera saña y denuedo. El contramaestre que mandaba la embarcación retrocedió cumpliendo las instrucciones que había recibido del comandante del buque; y porque el Levante, que también en aquellos momentos soplaba con furia, agitaba violentamente el mar, contra lo que el bote luchaba.

Apaciguado un tanto el mar salió de nuevo la expedición formada así, el bote de vapor remolcando un bote con víveres. Iba en el bote el teniente de navío D. Manuel Moreno de Quesada, y tripulaban el de vapor el patrón cabo de mar Benigno de Dávila, marinero Melchor Uso tercer maquinista, D. Luís Mourell, de San Fernando; fogoneros Miguel Porto y Juan Rodríguez; marineros Miguel Fontella, José Añorga y Faustino Vidal.

Rompía el mar con imponente furia en las rocas del Peñón y de la acantilada costa, haciendo peligrosa y poco menos que imposible la operación.

Los moros desde los picachos y vericuetos de la abrupta sierra, disparaban sus fusiles y el cañón que tienen montado en una de aquellas elevadas crestas, siendo una verdadera fortuna que no hiciesen blanco en los intrépidos marinos que tripulaban las embarcaciones, que juguetes del embravecido mar, sufrían grandes bandazos, rompiéndose para mayor desgracia en tan críticos momentos el remolque que daba el bote de vapor al de remos en donde iban los víveres.

Al quedar el cabo en banda es cogido por la hélice de aquel. Enredándose en su núcleo privando así al bote del movimiento propio, queda a merced de las olas yéndose al garete e impulsado por la violencia del mar y del viento hacia la playa enemiga.

El peligro era inminente para ambas embarcaciones y en particular para el bote de vapor; pero desconocíase a bordo; porque ya no se divisaba desde el “Numancia”, a causa de que las ocultaba el Peñón. La plaza comprendiéndolo así comunicó al buque, por medio de señales de banderas, el grave accidente y la comprometida situación de nuestros marineros.

Con la urgencia que el desesperado caso reclamaba, se mandó otro bote en auxilio de los que tanto peligro corrían; buque que tripulaban doce hombres al mando del alférez de navío D. Lutgardo López, mentor del alférez de navío D. Genaro de Borbón. Al desatracar del “Numancia” esta embarcación, vióse desde a bordo del crucero al bote de vapor, que violentamente arrastrado por las olas se iba sobre la playa, de la que solo distaba unos cien o ciento cincuenta metros.

Este momento fue para todos de terrible angustia y de verdadera ansiedad que no es fácil describir. El fuego enemigo era terrible pero el de la plaza y el buque mucho mayor. La escena era grandiosa, imponente; con el bramido del huracán, mezclábase el estruendoso estampido de la artillería y se redoblaba el fuego, se afinaba la puntería a evitar que los salvajes rifeños abandonasen sus guaridas de la abrupta sierra. La plaza vomitaba fuego de fusilería y de cañón sin cesar; y el buque para darle a usted idea amigo Quintana, de cómo se haría fuego bástele saber que en un cuarto de hora se hicieron 150 disparos con las piezas de Skoda, de a 47.

Del Peñón salió en auxilio de nuestros marinos un bote de la Compañía de Mar, pero cuando llegaron uno y otro, ya el bote estaba a salvo gracias al heroísmo de su patrón Benigno Davila y el marinero Melchor Uso, que despreciando con arrojo nunca bien ponderado las balas enemigas que caían en su derredor, con absoluto desprecio de su vida, desnudáronse y se tiraron al agua, cortando con una pequeña cuchilla los cabos enredados en la hélice, recobrando entonces el bote su movimiento dando máquina avante.

Esta operación hicierónla aquellos bravos marinos bajo una verdadera lluvia de balas, pues el enemigo, al ver el peligro que el bote corría, a él convergía todo su fuego.

Los botes de la Compañía de Mar y el nuestro ayudaron a dar nuevo remolque, al que conducía los víveres y todos hicieron rumbo al Peñón, a salvo las personas de sus tripulantes no obstante el grave peligro que los unos habían corrido de naufragar y caer en poder del enemigo, y todos de ser víctimas del mortífero fuego rifeños.

Fue un verdadero milagro. Nuestra Patrona la Virgen del Carmen los libró de una hecatombe.

Cuenta el oficial Sr. Moreno Quesada, que cuando mayor era el fuego, el Marinero Melchor Uso quería con su cuerpo escudar el de aquel, teniendo el Sr. Moreno que separarlo, acción heroica que demuestra la nobleza de sentimientos de estos pobres marineros, dignos hermanos de los que en tierra luchan con tanto denuedo por el honor patrio y por la civilización de este pueblo decadente y desgraciado.

Por la noche de aquel memorable día 4 amainó el temporal y se hizo el desembarco sin novedad. Después enderezamos rumbo al Peñón de Vélez, en donde se hizo el desembarco de los víveres, aprovechando la obscuridad de la noche, permaneciendo el “Numancia” el “Sevilla” y el “Hernán Cortés”, que llegó en los momentos que se hacía la operación con las luces apagadas, a excepción de la última excepción en que ya los albores del día empezaban.


Con el mar muy agitado salió el “Numancia” en la madrugada del día 7 para Málaga con objeto de carbonear.

La operación del Peñón de la Gomera la llevó a cabo el Srmo. Sr. Duque de Montpensier, al que tocaba por turno, el cual a pesar de esta con fiebre, abandonó su litera, presentándose al Sr .comandante del buque, al que rogó se le permitiera desempeñar dicha comisión. Trató de disuadírsele, pero alegó que de no permitírsele cumplir con su deber, solicitaría el desembarco, pues quería compartir con sus compañeros las penalidades de la campaña.

La llevó a cabo con acierto y fortuna, pues ya de día la hicieron los moros varias descargas cerradas, sin que, por fortuna, tuviera novedad alguna, a Dios gracias…”

Diario El Globo 13-09-1909.

Hans Nicolás i Hungerbühler

Fragata Numancia ( 2/2)





Parte del comandante de la fragata “Numancia”

Ante los hechos protagonizados por Cabo de Mar D. Benigno Da Vila Pérez y por el marinero D. Melchor Uso Márquez, al liberar la hélice de la lancha a vapor que remolcaba a un bote cargado de víveres y municiones a la costa, el comandante del “Numancia”, emitía el siguiente parte, el cual, fue publicado en el periódico madrileño “El Globo” del 24 de septiembre de 1909 y se mentaba a 4 marinos del citado buque,(textual):

“…Hoy se ha hecho por el excelentísimo señor comandante general del Apostadero señor Santaló, traslado al ministerio de Marina del parte de campaña dado por el señor comandante del crucero (fragata) guarda costas “Numancia”.

El Sr. Roldán comandante del buque, hace recomendación especial del señor teniente de navío D. Manuel Moreno de Quesada, que mandaba el bote de vapor el día 4 del actual al dar víveres a Alhucemas, del cabo de mar Benigno de Davila y del marinero Melchor Uso, que se tiraron al agua para liberar la hélice del cabo remolque que a ella se había enrollado al romper.

Asimismo hace resaltar el rasgo del serenísimo señor duque de Montpensier, que el día 5, a pesar de hallarse con fiebre, se obstinó en mandar el bote y expedición que en el Peñón de la Gomera desembarcó víveres.
Y por último, encomia el valor y decisión del alférez de navío D. Lutgardo López que mandando el cuarto bote de a bordo, salió en auxilio del vapor cuando se iba sobre la playa por quedar al garete.
El general Santaló al trasladar este parte hace cumplidos y justos elogios de todos los citados marinos…”

Recompensa: La Cruz Laureada de San Fernando

Siglo Futuro, anunciaba el 6 de septiembre de 1909, sin citar los nombres que tanto el cabo de mar como el marinero, iban a recibir como recompensa, la Cruz Laureada de San Fernando y que la lancha, era mandada por el príncipe D. Jenaro de Borbón, (Alférez de Navío), dato erróneo ya que dicha persona, Duque de Montpensier, formaba parte de la oficialidad del buque “Numancia”, pero dicha embarcación, era mandada por el teniente de Navío, D. Manuel Moreno de Quesada. Se anunciaba en primera plana de dicho periódico en la forma siguiente (textual):

“…De Alhucemas. (Por telégrafo).

El temporal.-Los moros escarmentados.-El “Numancia”.-Recompensa

Alhucemas 5. -Esta tarde se ha intentado reanudar la descarga del “Sevilla”, pero ha sido imposible por impedirlo la fuerte resaca de Levante. Escarmentados sin duda por el castigo que les impusieron ayer nuestros cañoneros y tiradores, los moros han estado anoche y hoy muy poco animosos en el fuego, tiroteándonos con debilidad y al parecer con mala gana.

Además del “Sevilla” sigue fondeada aquí la “Numancia” en espera también de poder descargar los víveres y municiones que trae a esta plaza.
Los marineros que salvaron ayer la lancha de vapor de la “Numancia” van a ser propuestos para la cruz de San Fernando. Dicha la mandaba el príncipe D. Jenaro de Borbón.- Fabra…”.


Por los hechos protagonizados por el Cabo de mar D. Benigno de Dávila Pérez y por el marinero D. Melchor Uso Márquez, ambos pertenecientes a la fragata “Numancia” y, a los cuales por haber comprometido gravemente sus vidas en pro de la de sus compañeros, con un mar embravecido y bajo el fuego rifeño, se habló a los pocos días, sobre el 8 de septiembre el otorgarles recompensa sin especificar cual.

El 18 de ese mismo mes, el rotativo madrileño “El Imparcial”, daba a conocer lo siguiente con respecto a la recompensa:

“…Por los hechos distinguidos en el servicio de abastecimientos del “Numancia” en Alhucemas, ha dispuesto el general de la escuadra que se abra juicio contradictorio para conceder la Cruz de San Fernando a un cabo de mar y a un marinero, nombrando fiscales al capitán de fragata Sr. Pérez Perea y al teniente de navío de primera Sr. Rendón…”

“La Época”, del día 17 de septiembre de 1909 publicaba también sobre la apertura de dicho juicio contradictorio, lo siguiente, bajo el título “La Cruz de San Fernando”:

“…El Almirante de la escuadra comunica al ministro de Marina que por los hechos distinguidos en el servicio de abastecimientos por el Numancia en Alhucemas, ha ordenado se abra juicio contradictorio para conceder la cruz de San Fernando a un cabo de mar y a un marinero, nombrando fiscales al capitán de fragata Sr. Pérez Perea y al teniente de navío de primera Sr. Pérez Rendón…”

Sobre el 2 de octubre, la instrucción del juicio contradictorio, estaba ya casi listo, cosa de la que hizo eco la prensa, siendo publicado en el diario madrileño “El Globo”, de fecha 2 de octubre de 1909, bajo el título “Del “Numancia”.-Juicio contradictorio”, el cual citaba lo siguiente (textual):

“…El segundo comandante del guarda costas “Numancia” D. Julio Pérez Rendón, tienen como fiscales, casi ultimado el juicio contradictorio mandado instruir por orden del contraalmirante de la escuadra para precisar si el cabo de mar Dávila y marinero Melchor Uso, patrón y marinero del bote de vapor de dicho crucero, contrajeron méritos bastantes el día 4 del mes actual, cuando en Alhucemas evitaron que aquella embarcación se fuese al garete y cayese en poder de los moros…”

A ambos marinos, les fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando. Dicha concesión fue recogida así en la prensa de la época “La Correspondencia de España”, del 20 de enero de 1910, (textual):

“…La Laureada a dos marineros

El ministro de Marina ha recibido dos reales órdenes de la Guerra concediendo la cruz laureada de San Fernando, con cien pesetas mensuales de pensión, al marinero de primera Melchor Uso Vázquez (por Márquez) y al cabo de mar Benigno Dávila Pérez, ambos pertenecientes a la dotación del crucero de guerra “Numancia” por méritos que contrajeron en las proximidades de Alhucemas yendo en bote de vapor de dicho buque remolcando a otro que conducía víveres a la plaza.

Recordaran nuestros lectores el relato que publicó toda la Prensa referente a la heroica conducta de esos marineros valerosos, que, al romperse el cable que arrastraba el bote cargado de víveres, se arrojaron al agua en medio de una lluvia de balas enemigas, impidiendo, tras grandes esfuerzos, que el bote llegara a la costa enemiga arrastrado por la corriente.

A la concesión de tan preciada recompensa para los bravos Uso y Dávila ha precedido el reglamentario juicio de contradicción…”

Con motivo del acto de imposición de la cruz de San Fernanda a D. Melchor Uso Márquez, se sugirió que fuera en San Fernando, en la provincia de Cádiz y al final de un acto de jura de bandera por parte de un nuevo reemplazo de los buques “Numancia” y “Princesa de Asturias”. La nota de prensa decía (textual):

“…Homenaje a los marineros en Cádiz

Cádiz 1º - El pueblo de San Fernando se propone tributar un grandioso recibimiento a los marinos que regresan de la campaña del Rif.

También se ha acordado imponer la Cruz de San Fernando concedida por el Gobierno al bravo marinero Melchor Uso, que, con el cabo de mar Benigno Dávila, salvó el 4 de Septiembre un bote del “Numancia”, expuesto a caer en manos de los moros por haberse enredado el cable de remolque en la hélice.

Las fuerzas del “Numancia” y del “Princesa de Asturias” que han de jurar bandera irán después de esta ceremonia al Ayuntamiento donde serán obsequiadas por la Corporación, pasando luego a la sala capitular, y en su presencia se impondrá la cruz de San Fernando a Melchor Uso…”

El acto de imposición de las cruces laureadas, tuvo lugar en Cádiz. Describiendo la planificación del acto, “Siglo Futuro”, de la forma siguiente, dándose también la noticia de que el cabo de Mar D. Benigno Dávila no podría asistir, por estar embarcado en la “Nautilus”:

“…De las provincias. En honor de los marinos. San Fernando

“El Diario de Cádiz” ha propuesto que con motivo de la llegada del crucero “Numancia” que en el acto de la jura de bandera se imponga al valiente marinero Melchor Uso la Cruz laureada de San Fernando, que le fue concedida por su heroico comportamiento en el salvamento de una lancha del crucero.

El alcalde de San Fernando Sr. Gómez Rodríguez ha visitado al general Sr. Santaló y le propuso, en nombre del Ayuntamiento, que después del acto de la jura fuerzas de las dotaciones de los cruceros “Numancia” y “Princesa de Asturias” vayan a las Casas Consitoriales, donde se impondrá la laureada condecoración al marinero Melchor Uso.

El general Santaló acompañó al alcalde a bordo del “Numancia” y celebraron una conferencia con el jefe de la segunda división de la escuadra Sr. Ferrer, que accedió a la petición del Ayuntamiento de San Fernando.

El acto se efectuará con arreglo al siguiente programa:

A las nueve de la mañana las fuerzas de desembarco del “Numancia” y el “Princesa de Asturias”, mandadas por los tenientes de navío D. Carlos Montojo y D. Servando Muñoz, se dirigirán a la población de San Carlos, donde formarán con el primer batallón de Infantería de Marina y los alumnos de la escuela de aprendices de artillería, con dos cañones.

El teniente vicario castrense Sr. Gascón dirá una misa de campaña, a la que asistirán la corporación municipal, presidida por el segundo gobernador, y una comisión del Ayuntamiento de Cádiz; alumnos de las escuelas públicas y particulares, banda de música, batallón infantil y Cámara de Comercio.
Terminada la misa, los reclutas jurarán la bandera, marchando luego todas las tropas al Ayuntamiento, donde el comandante del “Numancia”, D. Manuel Roldán Fossi, impondrá la cruz de San Fernando a Melchor Uso, que formará en la primera sección de la primera compañía del “Numancia”.

Después serán obsequiados con una merienda en la Plaza del Rey las tropas y los niños, y en el salón biblioteca del general Lobo, las autoridades con un lunch.

El alcalde de San Fernando ha dirigido una patriótica alocución al vecindario para que engalane las casas. Tanto esta autoridad como el “Diario de Cádiz”, iniciador de la idea, reciben grandes felicitaciones por su patriótico pensamiento, que es además de justicia para hermanar en el homenaje a todas las fuerzas del mar y tierra que han luchado en la campaña del Rif.
Benigno Dávila no asistirá al acto por estar embarcado en la “Nautilus”…”

D. Genaro de Borbón

Hemos visto que este miembro de la familia Real, prestaba servicio como oficial, concretamente con el empleo de Alférez de Navío, a bordo de la fragata blindada “Numancia”, ¿pero, como fueron a parar miembros de la Casa de S.M. D. Alfonso XIII al entonces frente de África?. La respuesta, es hallada en el artículo publicado en “La Correspondencia de España” del 6 de agosto de 1909, la cual, bajo el título “Príncipes a Campaña” decía (textualmente):

“…Los Príncipes de Borbón D. Felipe y don. Rainiero, hermanos del Infante D. Carlos, no satisfechos en las actuales circunstancias con haberse incorporado a su regimiento de Húsares de la Princesa, han solicitado del ministro de la Guerra y de S.M. el Rey ser destinados al Ejército de operaciones en Melilla.

Los nobles propósitos de los egregios oficiales de Caballería ofrecen dificultades por conservar los Príncipes su nacionalidad y ser en nuestro Ejército, por lo tanto, oficiales honorarios.

Se trata de atenderles en sus deseos, y esto es únicamente posible agregándolo al mando de fuerzas, siendo la responsabilidad efectiva para el oficial español que esté a su frente.
Tendrán, pues, la misión los Príncipes de comandar dicho frente a cuyo se batirán como si fuesen oficiales de nacionalidad española.

Mientras acontece en el Ejército, los alféreces de navío honorarios D. Genaro de Borbón, hermano también del Infante D. Carlos, y el Duque de Montpensier se han ofrecido al señor ministro de Marina para servir con sus camaradas en la campaña de África.

Hasta la fecha no han sido destinados a los buques que están a las órdenes del general Marina…”
Dichos deseos fueron atendidos ya que el 9 de agosto, se daba noticia a la opinión pública de una visita a la Infanta Doña Isabel, en la Granja de San Ildefonso. El motivo de la misma, era una despedida dado que los Príncipes marchaban a Melilla. Dicha noticia decía bajo el título “El Rey en La Granja” (textual):

“…San Ildefonso (domingo noche). A las seis y media de la tarde sorprendió a los paseantes de esta población la llegada de dos automóviles de Palacio. En el primero venía Su Majestad el Rey con el duque de Montpensier y los Príncipes Genaro y D. Rainero de Borbón. En el segundo venían el Infante D. Fernando y y el Príncipe D. Felipe de Borbón y el general Echagüe.

La Infanta doña Isabel recibió a los expedicionarios, obsequiándolos con té.
El objeto de la visita era despedirse de la Infanta los Príncipes de Borbón y el duque de Montpensier, que marchan como voluntarios a la campaña en Melilla como oficiales honorarios del Ejército y de la Marina.

A las siete y media de la tarde tomaron los automóviles los expedicionarios, regresando a Madrid.
El público se enteró de la llegada de los augustos viajeros, despidiéndolos afectuosamente. Comisiones del Ayuntamiento y la Diputación de Segovia han pedido audiencia para saludar a la Infanta Isabel…”
D. Genaro de Borbón y el Duque de Montpensier, embarcaron en la fragata blindada “Numancia”, formado parte de su oficialidad.


Fuentes:
“Himno de la Escuela Naval”, letra de José Mª Pemán.
“Alto y Clarowww, Campaña de Marruecos 1909-1927”, publicado en Internet.
“Historia y Arqueología Marina, las fragatas acorazdas”“Las fragatas españolas de la clase “Numancia” en Internet. (Autor Carlos Mey).
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.778, pág. 1, de fecha domingo 11 de julio de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm.18.781, pág. 1, de fecha miércoles 14 de julio de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.785, pág. 1, de fecha domingo 18 de julio de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.804, pág. 4, de fecha viernes 6 de agosto de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrdi núm. 18.807, pág. 7 de fecha lunes 9 de agosto de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.836, pág. 2, de fecha martes 7 de septiembre de 1909.
“El Siglo Futuro”, Diario Católico, Madrid núm. 637, págs. 1 y 3, de fecha lunes 6 de septiembre de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.837, pág. 1, de fecha miércoles 8 de setiembre de 1909.
“El Globo”, diario independiente, edición de la tarde, Madrid núm.11.831, pág.2, de fecha lunes 13 de septiembre de 1909.
“La Época”, Últimos telegramas y noticias de la tarde, Madrid núm.21.156, pág. 2, de fecha 17 de septiembre de 1909.
“El Globo”, diario Independiente, Madrid núm. 11.857, pág. 2, de fecha sábado 18 de septiembre de 1909.
“El Imparcial” Madrid, 15.275, pág. 4 de fecha 18 de septiembre de 1909.
“El Globo”, diario independiente, Madrid núm.11.863, pág.2 de fecha sábado 24 de septiembre de 1909.
“El Globo”, diario independiente, Madrid núm.11.889, pág. 2, de fecha sábado 2 de octubre de 1909.
“La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid núm. 18.971, pág. 2, de fecha lunes 20 de enero de 1910.
“La Época”, Últimos telegramas y noticias de la tarde, Madrid núm. 21.292, pág. 2, de fecha martes 1 de febrero de 1910.
“El Globo” diario liberal independiente, Madrid núm. 11.972, pág. 2 de fecha jueves 3 de febrero de 1910.
Fotografía oficialidad, buque “Numancia” “Revista Nuevo Mundo”.de fecha 30 de diciembre de 1909.
Fotografías cabo de mar D. Benigno de Dávila Pérez y del marinero D. Melchor Uso Márquez, obtenidas de “Alto y Clarowww, Campaña de Marruecos 1909-1927”, publicado en Internet.
“Ceuta Nostalgia, La Compañía de Mar de Ceuta”, (Bibliografía: Pueblo de Ceuta 25/09/2005), en Internet.
“Quinta del cincuenta y siete (XII”), de José Araujo Balongo.
“Tratado de Lisboa”, Vikipedia, enciclopedia en Internet.
“Otros datos”, D. Carlos Esquembri Hinojo.

Hans Nicolás i Hungerbühler.

Fragata Numancia: Las Compañías de Mar




Las Compañías de Mar

Benigno Dávila Pérez, era Cabo de Mar, perteneciente a la Compañía de Mar y se hallaba embarcado en la fragata blindada “Numancia”, pero, ¿qué eran y de hecho que son las Compañías de Mar?. Eran, unidades que con diferente denominación desde que fue conquistada Melilla, desempeñaron relevantes funciones y que cumplían con las faenas marineras, en las posiciones de costa así como en islas y peñones, funciones que en la actualidad siguen desempeñando. Compañías de Mar, irán posteriormente surgiendo en Ceuta, Larache, el Sahara, etc…

De hecho, la función de la Compañía de Mar de Ceuta en este caso, antiquísima ya que sus orígenes se remontan a la conquista de la misma por Juan I de Portugal en el año 1415, siendo sus funciones mantener los enlaces y portar el correo desde Ceuta a la Península, la represión de la piratería, vigilancia y protección de la costa, efectuando operativos tierra-mar, navegación “de corso”, consistentes en dificultar en todo lo posible la navegación enemiga y el comercio, en zona del estrecho de Gibraltar, en tiempos de guerra para España, la provisión de pertrechos y abastos para la ciudad, carga y descarga de buques llegados a Ceuta en este caso, motivo por el cual, se debían de tener siempre bien aparejadas las fustas, jabeques y bergantines y preparados cuantos recursos humanos fuesen necesarios como remeros y marineros. La guarnición de la Compañía de Mar de Ceuta, fue portuguesa desde 1415 hasta la separación de los reinos de España y Portugal, tras la firma del Tratado de Lisboa el 13 de febrero de 1668, por el cual, España reconocía la independencia de Portugal mediante el cual, se puso fin a la guerra de separación entre ambos, iniciada en 1640. Uno de los principales puntos del acuerdo, era la devolución de Ceuta a España.

Con la aparición del vapor, a mediados del siglo XIX sus misiones se modifican consistiendo las mismas en vigilancia de puertos y embarcaciones fondeadas, mantenimiento de las embarcaciones del estado, carga y descarga de barcos y auxilio a otras instituciones o cuerpos que lo solicitasen, siguiendo cumpliendo el servicio de correo con la península todo y haber barcos contratados para ello.

La Compañía de Mar de Melilla, tiene su antecedente más antiguo en el año de creación de la misma que fue el de 1497.
“…El Capitán General D. Juan Alonso de Guzmán, Conde de Niebla y Duque de Medina Sidonia con el nombre de “Cuarenta Hombres de Mar” para tripular cuatro fustas de remos bien pertrechadas e aparejadas; que sean tales y haya en todas estas cuatro fustas, fasta cincuenta barcos, e para ella se les da los dichos “Cuarenta Hombres de Mar”, para que estén continuos, , en que haya en ellos; en cada una un Patrón, un cómitre, e tres timoneros, e cinco marineros; que son en todas cuatro fustas; “Cuarenta Hombres de Mar”…”

Sus principales misiones como ya se ha citado, eran mantener la comunicación con España, combatir y perseguir la piratería, protección de otros barcos que surcaban las aguas del estrecho, estaban afectas al mando de la plaza y desde 1740, vigilaban las costas del norte de África desde Ceuta a Melilla y en la península, desde Almuñecar al Estrecho de Gibraltar.

Por citar algunos ejemplos a parte de citar a la lancha que salió en auxilio del bote de vapor en el que iban el Cabo de Mar D. Benigno Davila y el marinero D. Melchor Uso, se pueden encontrar otros como el publicado en “La Correspondencia de España”, del 11 de julio de 1909:

“…En Mar Chica. La compañía de Mar que manda el primer teniente D. José Morán y en la que figuran los segundos tenientes D. José Mazarello y D. Gregorio Gallego, han prestado, como siempre excelentes servicios. Por la tarde fueron transportados a la inmensa laguna llamada Mar Chica, y que llegan hasta la falda misma del Atalayón, algunos botes. En ellos se cargaron provisiones y víveres que eran transportados hasta el sitio donde se hallaban las fuerzas españolas. Del mando de la escuadrilla de barcos se encargó el teniente Mazarello…”

Durante la llegada de refuerzos por mar, dicha compañía, auxiliaba a los buques con sus embarcaciones, desembarcando pertrechos, material y hombres, como ocurrió a la llegada del “Montevideo” y del “Buenos Aires”, el 14 de julio de 1909, operaciones las cuales se realizaron con condiciones de mar adversas, debido a temporal el cual, por suerte finalmente amainó. No obstante, una de las lanchas sufrió un percance y gracias a la rapidez con la que se actuó, las pérdidas fueron mínimas. Entre los auxilios, se contó con la Compañía de Mar de Melilla, la cual, una vez más tras su actuación, salió nuevamente elogiada. Los hechos, dentro del contexto en que fueron realizados, quedaron recogidos en la prensa del día, siendo narrados por Rodríguez de Celis en la forma siguiente (textual):

Bajo el título, “Desembarco en Melilla”, “Un grave accidente” (De nuestro redactor Rodríguez de Celis). “Crónica del día”, “A punto de una catástrofe”,

“…Melilla. (sábado noche). El suceso culminante del día se ha desarrollado en el puerto. Allí ha estado fija la atención del todo el mundo gran parte de la mañana. Durante una hora ha sido más que atención; ansiedad honda, indescriptible. Digámoslo de una vez: hemos estado a punto de tener que deplorar una terrible catástrofe. Vamos a referir el suceso puntualmente.

Había entrado en el puerto, a las seis y media de la mañana, el vapor de la Compañía Transatlántica Ciudad de Cádiz. Traía a bordo, como ya es sabido a los Cazadores de Mérida, número 13.

A las ocho de la mañana comenzó el desembarco. Como de costumbre, multitud de personas habiánse congregado en el puerto; unas para tomar parte en las operaciones de descarga; otras en espera de compañeros o amigos; muchas más sin otro papel que el de simples curiosos.
La mañana era espléndida; un sol de justicia lanzaba implacable sus rayos sobre la multitud. El mar estaba agitado por alguna marejada movida por el Levante.

Desembarcaban sin contratiempo los Cazadores de Mérida, y en esta operación había transcurrido dos horas. Eran las diez cuando resonó en el muelle un gran clamoreo seguido de un general movimiento de inquietud. No era para menos el cuadro que a la vista de todos se ofrecía.

Un lanchón, empleado en el desembarque, iba remolcado por una de las lanchas de la compañía de Mar. Rompióse el cabo del remolque y el lanchón quedó sin gobierno, a merced de las encrespadas olas, que lo han empujado contra un arrecife, produciendo violentísimo choque.

La muchedumbre, que no cesaba en sus clamores angustiosos, ha visto que el lanchón comenzaba a irse a pique por la parte de popa. Y esta circunstancia ha aumentado la general consternación, pues los espectadores presentían el trágico final de la tropa que el lanchón conducía.

Era esta formada por 120 soldados del batallón de Mérida, al mando del capitán Reiter y de los tenientes Roca, López y Fernández.

Se ha desarrollado en el muelle, en los primeros momentos, una gran confusión, originada principalmente por el afán con que todo el mundo pugnaba por acudir al socorro de los que corrían grave peligro.

En el lanchón también ha producido el accidente el efecto que es de suponer. Cierto que los valerosos oficiales referidos (y lo mismo puede también decirse de los soldados) no han perdido un solo instante la serenidad; pero la situación era harto difícil para dejar de sentir el consiguiente desasosiego.
Pronto salían del muelle hacia el lugar indicado, y forzando los remos, muchos botes.

Comenzado el salvamento, marinos, militares y paisanos han rivalizado noble y valerosamente en la faena, sintiendo todos y cada uno el ansia de llegar más pronto y ser más útil. Rápidamente comenzó el trasbordo de la fuerza, del lanchón, que por momentos se hundía, a los botes que aceleradamente se aproximaban.

Algunos soldados, impacientes, movidos por el temor de que el barco se hundiera, y ellos con el barco, se han arrojado al agua. Tal vez muchos otros hubieran imitado la conducta de aquellos pocos de no lograr imponerse, con toda energía, el capitán y los tenientes ya nombrados.

Entonces surgió un peligro nuevo: el de que perecieran los soldados que acababan de lanzarse al mar, algunos de los cuales poco diestros en la natación, se mantenían apuradamente a flote. Tal era la situación cuando el capitán del Cuerpo Jurídico Militar Sr. Mendiluce ha dado un alto ejemplo de decisión y de heroísmo lanzándose al agua, sin detenerse siquiera a despojarse de ninguna prenda.

Su intervención no ha sido inútil, pues ha conseguido salvar a algunos de los soldados que luchaban empeñadamente con las olas embravecidas de Levante. No ha sido único el caso ejemplar del señor Mendiluce. Casi inmediatamente después que él, sin más diferencia que los segundos que le ha costado despojarse del uniforme, el teniente de Artillería Sr. Levenfeld se ha arrojado también al agua.

Su comportamiento ha sido tan heroico como el del anterior, y no menos eficaz, porque también el teniente Levenfeld ha salvado a varios cazadores que a punto de perecer ahogados se encontraban.
Al enterarse de tan laudable conducta la muchedumbre que poblaba el muelle, las alabanzas han sido grandes y el entusiasmo el que correspondía a la acción tan meritoria, que reclama un premio.

Justo es consignar también que en cuanto se ha sabido en la plaza lo que en el puerto sucedía, todas las autoridades se han dirigido aceleradamente al muelle; todas se han multiplicado en la labor de dictar disposiciones más acertadas para el salvamento y en hacerlas cumplir con la exactitud debida.

Mención especial merece asimismo el trabajo realizado por los marineros de la compañía de Mar. Si en mi anterior crónica tuve ya ocasión de elogiar justamente a esta compañía, -mandada por el primer teniente D. José Morán y los segundos D. José Mazarello y D. Gregorio Gallego,- hoy me complazco también en afirmar que se han comportado admirablemente.

Bastaría para probarlo –aparte las aseveraciones de la infinidad de personas que puede atestiguar como testigos de vista proceder tan valeroso- la simple consignación, nada grata, de los efectos que el salvamento de los soldados que iban en el lanchón ha tenido para la compañía de Mar.

El segundo teniente, Sr. Mazarello, ha resultado herido, aunque afortunadamente no de gravedad. Heridos se encuentran también los marineros Patricio Rodríguez, Juan Mena, y los apellidados Busos, Puyana, Megía, Mayor y Escudé.

Igualmente se han distinguido en los trabajos de salvamento los individuos dependientes de la Compañía Transatlántica y puestos al servicio de las obras del puerto.
Del ingeniero Sr. Huidobro es justo también hacer una mención especial, pues ha trabajado tan incansable como acertadamente en el envío de cables y boyas para contener en cuanto fuera posible el hundimiento y dar tiempo, de este modo, a desalojarlo.

Una hora han durado las operaciones de salvamento, hora cruel, durante la cual no ha cesado un punto la angustia que dominaba a cuantos desde el muelle seguían con la vista y con avidez inenarrable el desarrollo de los lamentables acontecimientos.

Desalojado ya completamente el lanchón, se ha procedido en el muelle a pasar lista para averiguar si por acaso faltaban alguno de los 120 soldados del batallón de Cazadores de Mérida que, como ya dije al principio, son los que han sufrido la grave contrariedad ya referida. Me dicen categóricamente que no falta ninguno. Con esto los ánimos dela gente se han sosegado.

A los accidentes que ya apunté hay que agregar otro no menos sensible. El teniente de Artillería Levenfeld, que tan heroicamente se condujo en el salvamento, ha sufrido una contusión en la cara. Ni ofrece gravedad, afortunadamente, ni tardará mucho en quedar completamente restablecido.

Los náufragos han sido conducidos al hospital indígena del Polígono, donde los regimientos de África y Melilla les han facilitado ropas y otros auxilios. Algunos de ellos han sufrido contusiones leves y otros sufren los efectos de la terrible impresión experimentada. El armamento correspondiente a los 120 soldados ha podido ser extraído del lanchón.

Para concluir: repito que hemos estado a punto de tener que llorar una catástrofe. Si no ha ocurrido, es por la circunstancia de haber zozobrado el lanchón muy cerca del puerto y por la rapidez increíble y acierto sumo con que el salvamento ha sido efectuado.

Restablecida la calma, terminó el desembarco de la tropa; marchó esta a su alojamiento, se disolvió la muchedumbre que había llenado por unas horas el muelle y siguieron en todas partes las alabanzas para cuantos se habían portado en la faena del salvamento lo plausible que ya dije.

Ha sido esta la nota que ha embargado los conversaciones del día. A estas horas se felicita todo el mundo de que el accidente haya quedado reducido a lo que resulta de este relato fiel…”

Años más tarde y durante el Desembarco de Alhucemas, la Compañía de Mar, sería condecorada con la Medalla Militar Colectiva.

Hans Nicolás i Hungerbühler.