ÉRASE UNA VEZ MELILLA

ÉRASE UNA VEZ MELILLA
GRUPO DE ESCUELAS MIXTAS

EN EL BARRANCO DEL LOBO

martes, 22 de diciembre de 2009

ROMANCES DE CIEGOS




Romances de ciegos

A raíz del desarrollo de la Campaña de Melilla de 1909, se hicieron muy populares los relatos en versos de los principales acontecimientos de la misma. Unos versos impresos en cuartillas de económico y endeble papel que junto a las tarjetas postales que reflejaban el momento histórico, así como revistas ilustradas y periódicos, durante años y guardados en cajones, constituyeron los tesoros más preciados de cuantos participaron en esta guerra.



Estos romances habían nacido en España allá por el siglo XVII y hasta los años veinte del pasado siglo tuvieron presencia en las calles más concurridas de pueblos y ciudades de España, donde generalmente un ciego o inválido los vendía haciéndose acompañar de un gran cartelón con viñetas alusivas al tema y un puntero para señalar la escena mientras recitaba los versos.



En Melilla, gracias a nuestro buen amigo Andrés Hernández, conocemos que su abuelo Vicente Hernández editó y vendió romances. Interesante personaje Don Vicente del que también ofrecemos su biografía:

Vicente Hernández Luengo
Era natural de La Unión de Cartagena, donde desempeñó el cargo de contable administrador en una mina de plata, y cuando éstas dejaron de producir, se tuvo que marchar de allí junto a un hermano. El vino a Melilla, “La América Chica” como le llamaban a esta ciudad entonces, y su hermano José, se fue para Lion, Francia, donde al parecer tuvo fábrica o comercio de tejidos.
Vicente Hernández en Melilla desde 1907, primero tuvo la casa de comidas con churrería incluida llamada “EL BUEN AMIGO”, y que se encontraba instalada en un barracón de madera enclavado a la entrada del Barrio del Real, donde hoy se encuentra “El Bar Cinema”, y que él quiso construir de mampostería con pisos incluidos, y que el alcalde del aquel entonces, Cándido Lobera, no se lo permitió por estimar que aquella zona era del ferrocarril y que después años más tarde resultó no ser así.



Don Vicente también fue propietario por aquellos años de 1920 de varias cantinas en el campo, en Zeluán y Monte Arruit, donde servía a los distintos campamentos de soldados, así como tenía gente contratada que marchaba junto a la tropa, cuando ésta salía de marcha, con grandes canastas de mimbre que contenían desde tabaco a víveres y cántaros con agua que D. Vicente tenía dicho tajantemente a sus empleados no vendieran, pues decía “el agua debe ser gratis para el soldado”. Porque en aquellos años y en aquellos lugares, el agua era un bien preciado que se solía vender.

Cartas en poemas
Y a la par que aquellos hombres vendían víveres a la tropa, también llevaban cartas en poemas, escritas por D. Vicente, para la madre, la novia, el hermano, etc., que por cinco céntimos compraba el soldado analfabeto y las enviaba a sus seres queridos. El diez por ciento de esta venta, era destinado al Asilo de Ancianos de la Ciudad, la popular Gota de Leche.
También Don Vicente regentó la sala de espectáculos “Tiro de Pichón” igualmente enclavada en el Barrio del Real, frente al mercado. Aquí estuvo trabajando con él, en aquellos tiempos y si viviera podía dar fe de todo esto, el bien recordado Esteban Pérez Romero ( 1908 – 1991 ) que durante muchos años estuvo de fotógrafo minutero en el Parque Hernández, con su vieja máquina de retratar y su bonito caballo de cartón.

También el abuelo de Andrés Hernández escribió algunas obras de teatro en prosa. Conservando su nieto tres de ellas: “EN LA BOCA DE LA MINA O EL HIJO DEL CAPATAZ”, que desarrolla su acción en el Marruecos Español. “SACRIFICIO POR AMOR”, escrita al igual que la primera en colaboración con su amigo Timoteo Heras y “CRUCES DE CARRETERAS”, firmada en solitario.
En una de ellas, Fermín que es uno de los personajes que trabaja en una mina, entona esta copla:

“Muere un infeliz minero
de un rudo y penoso canto,
deja un hijo pordiosero
y no lo siente el mundo entero
como a un ministro o torero.
Minerito barrenero,
que trabajas sin cesar,
con tu afán y con tu anhelo
haces rico al usurero
por un mísero jornal…”

Don Vicente fue propietario igualmente del café “LA PIÑA”( emplazado donde después estuvo el estanco de Muria, en el Paseo central del Barrio del Real ) y al final tuvo librería en el Mercado del Real, caseta número 12 ( antes había estado en el Mercado de Madera ), poniendo junto a las cajas de sardinas, las verduras de Trara y los ungüentos de los charlatanes, las almas poderosas de Verne y de Dumas o las ansías imperecederas de Víctor Hugo, por una sociedad más justa y más responsable.


Don Vicente se fue una noche, como dice su nieto Andrés, que no se acuerda del día ni del mes ni del año. Solo recuerda que era una hermosa noche con estrellas. “Murió si perder su poderosa estirpe de minero: los bronquios destrozados. Se marchó con dos heridas. Vino con tres, como dijera otro Hernández en esos campos acuchillados de aquella España del 36. Con dos heridas; la del amor y la de la vida. La de la muerte se había cerrado. Cicatrizado. La del amor la dejó latente en una familia de mujer e hijos, pero también hacía aquella que se extendía más allá del mar, y la de la vida, hacía esa descendencia de luchadores, artistas y liberales que forman el legado sublime de la eternidad”

Imágenes: Una de las cartas en poemas que editó Vicente Hernández


lunes, 21 de diciembre de 2009

En el Centenario de la Guerra..., por José Antonio Cano


"En el Centenario de la Guerra de África,

del Rif o de Melilla, más conocida como la

Campaña del 9 ( 1909 )"


Este ha sido el título generico de la serie de artículos a través de los cuales el conocido investigador melillense José Antonio Cano Martín ha divulgado en las páginas del suplemento dominical, La Voz" del diario "Melilla Hoy", los avatares que conformaron la Campaña de 1909. Y que iniciados el 26 de abril de 2009 han concluído con la 27ª entrega efectuada el 8 de noviembre de este mismo año de 2009.


Recordemos que el profesor José Antonio Cano es miembro de la Asociación de Estudios Melillenses y autor de numerosos artículos históricos publicados en la prensa local, así como del libro "Bu Hamara y Melilla", editado en septiembre de 1989 coincidiendo con el ochenta aniversario de la Campaña del 9.

Siendo igualmente artífice principal de la magna obra del Callejero Histórico de Melilla que vió la luz en 1997.


A continuación y a modo de reconocimiento de la ingente labor de nuestro compañero José Antonio Cano, ofrecemos la última parte de su trabajo dedicado a la Campaña de 1909




“En el Centenario de la Guerra de África, del Rif o de Melilla,

más conocida como la Campaña del 9 (1909)”

Y Capítulo XXVII

Rememorando los combates de Sidi Ahmed el Hach, Sidi Musa, proximidades del Barranco del Lobo, Taxdirt y Beni Bu Ifrur

Continuamos con sumisiones. Las sumisiones en el Zoco el Had de Beni-Sicar y la sumisión de Abd-el-Kader.
Con motivo de la finalización de la Campaña el rey Alfonso XIII y el presidente del Gobierno Sr. Canalejas visitan Melilla y campo circundante.
Colocación de un sencillo monolito, recordando a los que murieron por la Patria, cerca de donde estaba el del General Pintos.

Las sumisiones en el zoco de Beni-Sicar
El jueves día 2 de diciembre de 1909, un día espléndido, llevó bastantes jefes y oficiales, al zoco de Beni-Sicar, donde a las tres debía tener efecto la sumisión de las fracciones de Beni-Sicar hasta ahora insometidas.
Allí se encontraban los generales Sotomayor, Huertas, Muñoz Cobos, Brunilla, Real y Ayala.
El Comandante en Jefe con sus ayudantes y el Coronel Jordana, fue en el automóvil del Sr. Duarte.
El General Marina recorrió la posición, de la que mañana nos ocuparemos, quedando muy satisfecho de la labor que realizaba la división Sotomayor.
A las tres y media avanzaron por el sitio de costumbre, quince moros, la mayoría ancianos, jefes de las fracciones del Gurugú occidental, llevando un ternerillo.
Los concurrentes formaron un gran corro, en el centro del cual se colocó la comisión.
El más viejo, dijo al Comandante en Jefe que venían a ratificar la petición que le hicieron el día anterior, y entonces el General Marina pronunció elocuentes frases, repitiéndoles lo que ya dijo a las demás comisiones, que concedía el perdón, porque España es noble y magnánima, deseando que reine en el porvenir completa armonía y no volviera a turbarse jamás la paz beneficiosa para los indígenas.
Les hizo presente asimismo, que no desconfiaran ni mostrasen temor cuando tropas españolas se aproximaran a sus casas, pues no irían en son de guerra, sino para vigilar el territorio y consolidar el orden.
Los moros agradecieron las palabras de S.E. dándoles expresivas gracias; prometieron cumplir el compromiso que contraían, añadiendo que prevendrían a sus familias para que no se alarmen cuando vieran avanzar tropas españolas.
Después inmolaron la res, cuya cabeza la colocaron frente al punto que ocupaba el General.
Para festejar el acto se dispararon varios cohetes y la música del Regimiento del Príncipe interpretó escogidas obras.

Sumisión de Abd-el-Kader
Abd-el-Kader, jefe de la harka de Beni-Sicar, que después de las gestiones preliminares de paz se había retirado a Beni-Said, solicitó someterse. Lo hizo el jueves día 9 de diciembre de 1909 efectuando su sumisión en el Zoco el Had, consumándola ante el general Sotomayor.
Después vino a Melilla para visitar al General Marina, con quien conferenció. Este acto voluntario de Abd-el-Kader tuvo indiscutible importancia.
A raíz de esta sumisión, se comentaba de otras sumisiones importantes.
Otras sumisiones en el Zoco de Beni-Sicar.
Moros de Beni-Bu-Gafar, temiendo que en nuevos paseos militares pudieran ser castigados, optaron por imitar la conducta de las demás kábilas, y así hubieron de participarlo al Comandante en Jefe, quien señaló el miércoles 15 de diciembre para el acto de la sumisión.
Asuntos urgentes impidieron al General Marina trasladarse al Zoco el Had, y con antelación envió a su ayudante el capitán D. Jacinto Bascarán, a dicho punto para hacer saber al general Sotomayor que delegaba en él el recibir la sumisión.
A las dos de la tarde, un numeroso grupo se presentó en dicha posición.
Se formó un gran círculo y en su centro se colocaron los indígenas con el toro de ritual, sacrificándolo ante el General Sotomayor.
Este, pronunció elocuente arenga, diciéndoles que esperaba no fuese pura fórmula el acto que acababan de realizar que él en nombre del General en Jefe les concedía el perdón; que España en esta nueva era en que iban a entrar las kábilas de Guelaya, se convertiría en la guardia de sus familias y de sus intereses. Les anunció que desde el próximo domingo se reanudaría el antiguo zoco, suspendido desde la ocupación de aquel punto, y terminó previniéndoles que podían efectuar sus transacciones en libertad y sin temer a ser molestados por nadie pues como había dicho antes, ahora gozarían de garantías y seguridades de que nunca gozaron.
La noticia de la apertura del zoco produjo gran contento entre los indígenas dando grandes ostensibles pruebas del buen efecto que la hábil medida les causaba.
Los músicos entonaron alegres aires, mientras se disparaban por el teniente de Ingenieros Sr. Echagüe Aguirre numerosos cohetes por él confeccionados.
Los jefes de Beni-Bu-Gafar dijeron al General Sotomayor que puesto que el General Marina no podía concurrir al zoco, querían ellos darle una muestra de gratitud, cumplimentándole para lo que solicitaban el oportuno permiso.
Consultado el Comandante en Jefe, accedió, viniendo los comisionados al palacio del Gobierno en unión del capitán Bascarán, siendo recibidos acto seguido por S.E.
La entrevista fue muy afectuosa, manifestando los moros que toda la kábila quedaba ya completamente sometida a nuestra nación.

Eran días de recompensas militares y llegada de donativos de toda España
Fueron muchísimas las poblaciones españolas que dedicaron calles y plazas a los héroes de la Guerra de 1909, pero voy a destacar la del alcalde de Madrid…
…El 7 de diciembre de 1909, el alcalde de Madrid, D. Alberto Aguilera, al despedirse del Círculo de Bellas Artes como presidente de la Sociedad y pronunciar el discurso de rúbrica habló de los planes que pensaba desarrollar en el Ayuntamiento, uno de los cuales se refería al embellecimiento del Parque del Oeste.
Proponía el Sr. Aguilera embellecer el paseo central de dicho Parque colocando estatuas de los héroes que murieron gloriosamente en la guerra de Melilla, e invitó al Círculo para que le ayudara a llevar a cabo su propósito.
La idea fue acogida por los socios con gran entusiasmo, y en el acto quedó acordado que el Círculo de Bellas Artes costeara los bustos y pedestales de los generales Pintos y Díez Vicario.
El Ayuntamiento costearía, por su parte, los del cabo Noval y el artillero Privato Macias.
El Casino Militar se encargaría del busto y pedestal del coronel Ibáñez Marín, y la Gran peña contribuiría a este recuerdo de nuestras glorias militares costeando la estatua del capitán Guiloche.
Con estos bustos y algunos más quedará honrado y hermoso uno de los sitios más deliciosos de Madrid.


Viaje del Rey a Melilla
En el viaje del Rey a Melilla, junto a una principal razón de convenien­cia nacional, destaca un bello motivo sentimental: el deseo siempre vivo de Alfonso XIII de visitar y saludar al Ejército en los mismos lugares en los que con tanta bravura y abnegación luchó, rindiéndole así, cuando la indiferencia general reinaba y aún en algunos sectores apuntaba agresivo el insulto, el debido homenaje de cariño y admiración, tan claro y expresivo como le permitía su carácter de monarca constitucional.

Por su parte, el Presidente del Consejo de Ministros, con el propósito de intentar vencer la injustificada frialdad de buena parte del País ante el problema, marroquí, como indirecto sondeo del enrarecido ambiente inter­nacional, por reforzar nuestra personalidad en Marruecos y para probar al indígena sometido el afecto y el noble interés con que España comenzaba a ejercer su acción tutelar, certeramente consideró que, tras de firmarse el Acuerdo hispanomarroquí, había llegado el momento oportuno de que se realizase el viaje regio.

El sábado día 7 de enero de 1911, con su séquito y acompañado del Presidente del Consejo, Ministros de la Guerra (Aznar) y de Marina (Concas) y Te­niente General Jefe del Estado Mayor Central (González Parrado), desembarcaba el Rey con toda solemnidad en Melilla, alojándose en la explanada del Fuerte Alfonso XIII, donde se había levantado el campamento real. En aquella fidelísima Plaza, que por segunda vez recibía a un soberano y continuamente manifestaba por ello su respetuosa alegría, Don Alfonso acudió al Camposanto para rezar ante las tumbas de los que murieron en la Campaña; derribó la primera piedra de las viejas murallas de la Puerta del Campo, que ahogaban la ya floreciente ciudad, y colocó también la pri­mera del Museo Comercial; inauguró la Escuela Indígena, levantada a ex­pensas de la Comisión de Centros Hispanomarroquíes.

En la llanada de Rostrogordo presidió la entrega de estandartes a los Regimientos Taxdirt y Mixto de Artillería y presenció un brillante desfile de más de 10.000 hom­bres. Celebró conferencias con el Bachir, representante del Sultán; con el General francés Toutée, que para saludarle en nombre de su Gobierno llegó de Orán a bordo del crucero “Du Chayla”; con nuestro Ministro en Tán­ger, que se trasladó desde la capital diplomática del Imperio en el caño­nero “Don Álvaro de Bazán”.

Recibió comisiones de notables indígenas, de destacados hebreos y de comerciantes, industriales y obreros, y a todos los Generales y buen número de Jefes y Oficiales, con los que departió ami­gablemente, sentando a varios a su mesa. Se presentó complacido y sin previo aviso en los cuarteles. Reunió a sus Ministros, Jefe del Estado Ma­yor Central, Capitán General del Territorio, quien lógicamente le acompañaba siempre y residía en el regio campamento, y Jefe de Estado Mayor de la Capitanía General con el fin de estudiar la forma de intensificar la cons­trucción de barracones para alojamiento de las tropas en el campo, consig­nándose para ello cinco millones de pesetas; de instalar dos sanatorios de convalecientes y de organizar cooperativas que permitieran mejorar la alimentación del soldado.

Si el estado del mar, que causó grandes destrozos en el puerto, hundió en él pequeñas embarcaciones y forzó a las de porte, de guerra y mercantes, a refugiarse al abrigo de las Chafarinas, imposibilitó realizara, el proyectado viaje a esas islas, Cabo de Agua, Alhucemas y el Peñón de Vélez, en tierra, una incesante lluvia, un fuerte viento y el lógico mal estado de los caminos no bastaron a impedir que entre la alegría de las guarniciones y la curiosidad y entusiasmo de los moros, que de toda la zona acudían para verle y cumplimentarle, visitase Sidi Musa, la Se­gunda Caseta y Sidi Ahmed el Hach, Atlaten, Segangan y las minas del Uixan, Taxdirt, Izmoart, Yazanen y el Zoco el Had de Beni Sicar; Nador, donde se le presentaron con regalos los jefes más prestigiosos de Guelaya y Quebdana, a los que habló en términos cordiales, su reducto, Tauima, Buguenzein y Zeluán, y el sombrío Barranco del Lobo, en cuyo lugar los Generales Del Real y Gómez Jordana le explicaron las inciden­cias de los sangrientos combates del 23 y 27 de julio de 1909.

El día 14, cumplido el programa oficial, al que la persistencia del violento temporal impuso limitaciones, el Rey abandonó Melilla despedido con los mismos honores e igual entusiasmo que se le tributaron a su llegada; distándose esa misma fecha una Real Orden del Ministerio de la Guerra, que luego, el 18, fué publicada en el “Diario Oficial”, de expresiva felicitación al Capitán General, Generales, Jefes y Oficiales y clases e individuos de Tropa del Territorio.
No creemos preciso añadir pormenores a la ligera reseña que acabamos de hacer; sí, en cambio, estimamos obligada la referencia, siquiera sea breve y superficial, a la impresión que en España y en el extranjero causó este viaje, de indudable trascendencia internacional, mas realizado sin las estridencias que acompañaron al del Káiser a Tánger en 1905, origen de la reunión de la Conferencia de Algeciras. En el del Soberano alemán, no resignado a admitir el papel preponderante que se asignaba Francia en Marruecos, soplaron vientos belicosos y se pronunciaron frases de evidente amenaza.

En el del Monarca español todo fué sencillo y natural; no se aludió a la política seguida por los otros países ni sonaron palabras que no fueran cordiales; en suma, el acto de Alfonso XIII unía lógicamente el final de una Campaña victoriosa con el “prólogo de cierto estado de de­recho de España en tierras marroquíes”, como se escribió para presentar una copiosa información gráfica de esas jornadas en una popular revista de aquel tiempo (“Nuevo Mundo”. Año XVIII. Nº 888, del jueves 12 de enero de 1911).
Así, pues, el citado viaje, tras el que no se ocultaban segundas inten­ciones, no podía inspirar, ni en realidad inspiró, recelos en las Cancillerías extranjeras, que, en general, mostraron su interés por él, reconocien­do, aun las naciones que se consideraban más vinculadas a la tan de ac­tualidad cuestión marroquí, las justas razones de la acción española en el Rif y aceptando, tácitamente, pero sin reservas, nuestra presencia en el territorio que habíamos ocupado con las armas; actitudes que ejercieron no pequeña influencia en el ánimo del Gobierno xerifiano.
La Prensa extranjera, con las naturales excepciones, entre ellas la am­plia de la del partido colonial francés, siempre adversario por sistema de la intervención de España en África, se hizo eco de ese interés oficial y recogió con más o menos amplitud y simpatía, la actualidad española en su relación con Marruecos. La propia, en excelente labor patriótica, señaló la importancia y oportunidad del viaje, al que dedicaba información ex­tensa y apropiada documentación gráfica, haciendo resaltar, además, la labor del Ejército en la Campaña y después de ella y las razones de carác­ter geográfico, histórico, racial, estratégico y aún de política internacional que abonaban la acción española; publicando asimismo artículos que na­rraban los usos y costumbres de los indígenas, en general mal conocidos, en quienes -solamente es sensato el referirse a los de la zona ocupada- ­causó también gran y favorable afecto la presencia, con lucido cortejo, del Soberano de la Nación que noblemente se afanaba en tutelarles y desde siglos sostenía sin flaquezas su bandera en la fortaleza que levantó sobre la masa rocosa de la vieja Rusadir.
Si esa honrada actuación de los periódicos españoles orientó en cierta forma a la opinión hacia el conocimiento, aunque fuese superficial, de la zona vecina de Melilla y de los motivos de nuestra actuación en ella, en particular, y, en términos más amplios. En Marruecos, otro pequeño sec­tor de Prensa y ciertos políticos y sus partidarios marcaban un doloroso contraste al sostener que el viaje de Alfonso XIII tenía un exclusivo ca­rácter de conquista y representaba un verdadero y no disimulado acto de toma de posesión del territorio. Con ello se daban armas para combatirnos a los tenaces enemigos de nuestra intervención, y no había de extrañar, por ejemplo, que en el Senado francés un senador, M. Baudin de Vilaine, dijese: “Mientras que Francia hace en Marruecos el papel de policía de Europa, el Rey de España se establece en el Rif como príncipe soberano, y hasta Francia le envía un General para saludarlo como tal”.
Pero es que, además, aquellas afirmaciones resultaban absolutamente gratuitas, pues no cabía hallar ni el más leve indicio que las fundamentase, antes al contrario, todo era razón para desmentirlas, en el proceder siem­pre correcto y bien medido del Soberano; en los propósitos del Gobierno y en el claro decir de su Presidente; en escritos oficiales, como la Real Orden ya citada del 14 de enero, y hasta en los discursos que días des­pués, con motivo del santo del Rey y refiriéndose a su reciente viaje, al frente de las Comisiones de los Cuerpos legisladores, que como era de rigor acudieron al real Palacio a felicitarle, pronunciaron los Presidentes del Senado (Montero Ríos) y del Congreso (Conde de Romanones). Y al mismo respecto adquiere gran valor porque fué expuesta con ante­rioridad al tan repetido viaje, cuando entre los señores Canalejas y García Aldave se cruzaba abundante y amistosa correspondencia para tratar de su preparación, la opinión del Capitán General de Melilla, al que había que suponer identificado por completo con el Gobierno que le nombró y a plena satisfacción le mantenía en su elevado cargo, expresada en el telegrama cifrado al Ministro de la Guerra de fecha 24 de diciembre de 1910, en estos términos: “Moros de Frajana tienen propósito de ofrecer a S.M. un caballo, y los de otras cabilas se proponen también venir a degollar carnero en señal de sumisión y respeto. Todo cuanto se haga en este sentido me parece altamente provechoso, pero sin menoscabar soberanía del Sultán; sin faltar a los tratados cabe extremar respeto y galantería con un Soberano extranjero y realzar su poderío ante esas gentes…”.
Fue don Alfonso XIII el primer y único Rey en visitar Sidi Musa, la Se­gunda Caseta, Sidi Ahmed el Hach, Atlaten, Segangan, las minas del Uixan, Taxdirt, Izmoart, Yazanen, el Zoco el Had de Beni Sicar, Annual….. y el primer Rey que visitó Nador.
S.M. don Alfonso XIII fue el único Rey español que visitó por tres veces consecutivas Melilla y por ende la zona Norte de Marruecos donde se le rindió sumisión y respeto como si del mismo Sultán se tratase. Las fechas fueron las siguientes:
La primera vez el lunes 2 de mayo de 1904; la segunda el sábado 7 de enero de 1911 y la tercera el viernes 7 de octubre de 1927.

Contrariamente a lo que se piensa no han sido dos los Presidentes de Gobierno español que han visitado Melilla sino que han sido por orden de llegada los siguientes:
1º.- Don José Canalejas y Méndez, Presidente del Consejo de Ministros, visitó Melilla en 1911, siendo en esos momentos Jefe del Estado el Rey don Alfonso XIII.
2º.- Don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, nombrado Jefe de Gobierno, formó un Directorio Militar, visitó Melilla dos veces, una en julio de 1924, y otra el viernes 7 de octubre de 1927 siendo en esos momentos Jefe del Estado el Rey don Alfonso XIII.
3º.- Don Adolfo Suárez González, Presidente del Gobierno, visitó Melilla en septiembre de 1980, siendo en esos momentos Jefe del Estado el Rey don Juan Carlos I.
4º.- Don José María Aznar López, Presidente del Gobierno en Funciones, visitó Melilla en enero de 2000 y febrero de 2004, siendo en esos momentos Jefe del Estado el Rey don Juan Carlos I.
5º.- Don José Luís Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno, visitó Melilla en enero de 2006, siendo en esos momentos Jefe del Estado el Rey don Juan Carlos I.

Monolito recordatorio
Sin lugar a dudas el mes de Julio en la historia de España, ha sido siempre nefasto, precisamente la Campaña conocida como del 9 (1909), dio comienzo a primeros de ese mes de Julio, con la agresión a los trabajadores de la Compañía Española de Minas del Rif.
Este año que se cumple el CENTENARIO de esta efemérides y que ha sido prolífico tanto en conferencias como en artículos en prensa, debería servir también para tener un cariñoso recuerdo para las MIL CUARENTA Y SEIS (1046) personas que dieron hasta la última gota de sangre en el cumplimiento del deber.
Que mejor oportunidad para homenajear a estos mártires que este año de su aniversario; y no se me ocurre mejor manera de hacerlo que el solicitar a nuestra primera Autoridad Civil, al Presidente de la Ciudad Autónoma, que encargue un sencillo monolito en recuerdo de estos héroes y que este fuera colocado en la carretera de circunvalación Ml-300, entre la frontera de Beni Enzar y el Barrio Chino (Mezquita), a la altura del antiguo monolito al General Pintos (aproximadamente en el Kilómetro 1,400 de dicha carretera) por ser el más cercano a donde ocurrieron todos estos hechos bélicos.
Se que algunos dirán que ya existe el Monumento a los Héroes y Mártires de las Campañas, pero este engloba también a los caídos en 1921 (otro mes de Julio), 1922, 1923, 1924, 1925, 1926 y 1927 y como quiera que en plena Plaza de España existe un monolito rememorando estos hechos con un precioso poema de GOY DE SILVA (la Cruz del Gólgota), deberían nuestros ediles pensar en colocar una especie de monolito recordando los luctuosos hechos de 1909.
Caso de que ello no pudiera ser, dada la época de crisis económica en la que estamos inmersos, se podría llevar a cabo este homenaje bien de forma altruista por algún escultor local, o bien por suscripción popular, para lo cual este humilde escribidor, aportaría los primeros CINCUENTA EUROS (50€).
Espero que este sentimiento que nos embarga a una inmensa mayoría no caiga en "saco roto".

José Antonio Cano Martín
Con la inestimable colaboración de Manuel Tomás Galán


(de la Asociación de Estudios Melillenses)


Bibliografía consultada

Historia de las Campañas de Marruecos. Estado Mayor Central del Ejército. Servicio Histórico Militar. Tomo II.
Revista Nuevo Mundo. 1909.
El Telegrama del Rif. Director Cándido Lobera Girela.
España en sus Héroes. Ediciones Ornegraf, S.L. Director editorial: E. Estades de la Fuente. Director de la obra: José María Gárate Córdoba. 1969.
Acción de España en Marruecos. Carlos Hernández de Herrera y Tomás garcía Figueras. Imprenta Municipal. Madrid, 1929.
Crónica de la Guerra de África en 1909. Manuel del Corral Caballé. Tomo I y II. Imprenta “Atlas Geográfico”. Editor, A. Martín. Barcelona.
España en Marruecos. Campaña del Rif. 1911-1912. Gonzalo Calvo. Casa Editorial Maucci. Barcelona.
Intervención en el Rif y evolución de Melilla. Francisco Saro Gandarillas.


Fotografía: José Antonio Cano en la cumbre del Gorro Frigio, altura próxima al Barranco del Lobo, en el macizo montañoso del Gurugú.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Efemérides y personajes: Calendario


CALENDARIO 2010
Efemérides y Personajes de la Campaña de Melilla de 1909



Este calendario en 12 fotografías muestra los dos personajes más emblemáticos como son Enrique Nieto y el General Marina así como las efemérides principales de los años 1909 y 1910 respecto a los sucesos y hechos conocidos de la Campaña de Melilla de 1909. Enrique Nieto y Nieto – Arquitecto Municipal de Melilla desde 1931- y uno de los creadores del Modernismo fallece de una insuficiencia cardíaca el 20 de ENERO de 1954 .La efemérides de su llegada a Melilla se corresponde al 14 de MAYO de 1909 , así como de su primera publicidad en “El Telegrama del Rif.” El 23 de JUNIO de 1909. El Cronista Oficial de Melilla; Antonio Bravo Nieto, asegura que el arquitecto catalán realizó un total de 457 proyectos , aunque participó en más de 1000.


La Fundación Melilla Ciudad Monumental presidida por José Vallés dentro del programa “Conoce Melilla” con ocasión del centenario de la llegada de Nieto a Melilla ofrece a diversos colectivos una visita teatralizada en un pequeño recorriendo que pretende mostrar la obra del arquitecto catalán en nuestra ciudad. Los actores son Juanjo Florensa (Enrique Nieto), Jose Oña (don Mauricio periodista del Telegrama del rif) y Carolina Soler en el papel de Doña Paca. El 2 de diciembre de 2009 fueron entrevistados dichos personajes en Popular Tv de la mano de Severiano Gil en el programa “Mucho de que hablar”.

El otro personaje del calendario es el General José Marina Vega que nació en Figueras (Gerona) el 13-04-1850 correspondiéndole al efecto el mes de ABRIL. El 30 de enero de 1926 fallece en Madrid a la edad de 78 años. El Comandante General de Melilla Don César Muro Benayas y la Doctora en Historia y periodista Doña Montserrat Esteban Pendás ofrecieron el 22 de octubre de 2009 en los salones del Casino Militar una brillante conferencia en torno a la máxima figura militar que dirigió la Campaña de 1909. Poniendo de relieve el ámbito más humano y entrañable de quien hace cien años tuvo bajo su mando a más de cuarenta mil hombres, que tras desaciertos iniciales no dudó en ralentizar las operaciones hasta disponer de un ejército preparado y animoso que pudo alcanzar finalmente la victoria. El 10 de noviembre el propio General César Muro Benayas aprovechando una reunión en el Cuartel General del Ejército en Madrid , se desplazó al Cementerio de la Almudena para rendir homenaje ante la tumba del General Marina .

En FEBRERO por Real Orden de 19-02 de 1910 se concede la Cruz Laureada de San Fernando al Cabo Luis Noval Ferrao. Noval nació en Oviedo el 15 de noviembre de 1887 , ingresando en filas el 4 de marzo de 1909 como soldado del Regimiento de Infantería Príncipe nº3. En la revista de septiembre fue promovido a Cabo y el día 9 salió de Oviedo con la expedición de su regimiento para combatir en Marruecos, llegando a Melilla el 14-09-1909 tomando parte una semana después en el duro combate de Taxdirt. El 22-09-1909 asistió a la toma del Zoco El-Had de Beni-Chikar acampando con su batallón hallando la muerte el 28 de septiembre. Atrapado por el enemigo y al acercarse a la posición española mandada por el Teniente Evaristo Alvarez gritó que abrieran fuego sobre ellos y sí mismo. Al amanecer se encontró el cadáver del heroico Noval, abrazado a su fusil con la bayoneta calada teñida de sangre. Este fusil num. 1115, serie A fue entregado con toda solemnidad el 20-06-1910 inicialmente al Museo de la Infantería y posteriormente trasladado al Museo del Ejército. El 8 de junio de 1912 se inauguró un monumento (foto del calendario) erigido en su recuerdo obra de Mariano Benlliure en la Plaza de Oriente de Madrid con la asistencia de los Reyes y de los Infantes.

En el mes de MARZO el Gobierno por Real Orden de 20-03 de 1910 decreta la creación de la Condecoración de la Medalla denominada de Melilla , con la finalidad de celebrar el éxito obtenido por el Ejército Español teniendo el derecho de ostentarla a los que hubieran participado durante dos meses en el teatro de operaciones del año 1909. Una reproducción de esa misma medalla fue entregada a diversos colaboradores y participantes durante el acto de clausura del 10 de diciembre de 2009 de manos del Comité Ejecutivo creado por la Comandancia General de Melilla. Los meses del calendario de Julio a Diciembre se corresponden a efemérides de la propia Campaña de 1909. “Julio” con la agresión a los obreros y el Barranco del Lobo, “Agosto” con la llegada a Melilla de los primeros vehículos; el primer vuelo aerostático el 03-08-1909 con fotos aéreas de nuestra ciudad y sus alrededores . “Septiembre” con la muerte del Cabo Noval 28-09-2009 y la toma del Monte Gurugú 30-09-09, “Octubre” se reorganiza la Comisión Topográfica de Marruecos (sección de Melilla), “Noviembre” con la ocupación de la Meseta de Atlaten el 25-11-2009 según notas de las acciones de campaña del historiador Constantino Domínguez Sánchez.

Y por último el 17 del mes de DICIEMBRE de 1909 con la pacificación y el reembarque de las tropas. El 22 de enero de 1910 se realizó en Madrid una triunfal entrada de la Brigada de Cazadores de las Fuerzas regresadas de Melilla al mando del General Tovar. Los datos de la campaña se corresponden a la conquista de un territorio de unos 500 km2, empleando una fuerza de combatientes cercana a los 50.000 efectivos, con 612 muertos y 3.500 heridos, estimándose las bajas del enemigo muy superiores. El 30 de julio de 1909 llegaba a Melilla la Compañía de Aeroestación y Alumbrado del Cuerpo de Ingenieros al mando del Capitán Gordejuela con la misión de reconocimiento del terreno enemigo para la emisión de croquis y toma de fotografías. Jugando los Globos Urano y Reina Victoria un destacable papel en la realización del “Croquis del Teatro de Operaciones” a escala 1/50.000 además de importantes labores de apoyo – según fuentes de Jesús Sáez Cazorla (Presidente de AEM).

En el mes de Agosto de 1909 la ciudad recibió los primeros diez vehículos a motor utilizados con fines militares. Uno de ellos sería el Peugeot MA-25, llegado a Melilla a bordo del vapor Menorquín el 23-08-09 propiedad del soldado voluntario Amaro Duarte Moreno , calificado por la prensa de entonces como “distinguido sportman de Málaga” , disponiéndose como conductor de su auto al servicio del General Marina. El ABC del miércoles 27 de octubre de 1909 publica que el día 26 en el puerto de Málaga ha llegado en el buque Ciudad de Mahón procedente de Melilla el voluntario malagueño D. Amaro Duarte. Según fuentes del historiador Juan Díez Sánchez los autos serían una de las numerosas innovaciones de la campaña: globos cautivos, telegrafía portátil sin hilo, proyectores luminosos, camellos y cañones de tiro rápido como los Schneider-Canet. Una Melilla de 1909 con personajes como Pablo Vallescá –Presidente de la Cámara de Comercio-, Jaime Tur, el ingeniero Manuel Becerra o las cantineras que tan brillantemente expuso en su conferencia Fernando Saruel el 5 de noviembre de 2009.


Respecto a la Clausura del Centenario en una publicación del periodista Marcos Rober resume las alocuciones del Comandante General : “Muro Benayas comentó que las puertas no se habían cerrado aún en lo que respecta a la campaña de1909, y reseñó que con estas jornadas se habían logrado varios objetivos, entre ellos dignificar la memoria de quienes participaron en este hecho de armas así como realizar una revisión histórica de los acontecimientos de 1909”( EL FARO DE MELILLA, 11-12-2009) .

Sirva este artículo y calendario de reconocimiento a todas las instituciones y conferenciantes que han hecho posible unas amenas jornadas llevadas a cabo con motivo del Centenario de la Campaña de Melilla de 1909 , así como de la web: - www.centenario1909.es -tan brillantemente prologada por Francisco Saro Gandarillas.

Artículo y confección del Calendario de Efemérides 2010 :

Juan José Florensa y Conesa

jueves, 17 de diciembre de 2009

A CORUÑA TAMBIEN CONMEMORA LA CAMPAÑA DEL 9




Publicado el 01 Diciembre 2009 por SusoRail
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El Museo Militar de La Coruña inaugura una exposición sobre el centenario de la primera contienda española del siglo XX. La muestra histórica se completa con un ciclo de conferencias.
(
laopinioncoruna.es) – La Campaña de Melilla o del Rif, fue la primera guerra española del siglo XX, diez años después de que España firmase la paz en París, por la que perdía Cuba, Puerto Rico y Filipinas, acto que ponía fin al Imperio.
Con motivo del centenario de la contienda, el Museo Militar coruñés pretende recordar a los combatientes en aquella guerra con una exposición de trajes, figuras, armamento y maquetas en las que se cuenta de nuevo la historia.

El director del museo, el coronel José Navas Ramírez-Cruzado, aseguró ayer, durante el acto de inauguración de la muestra La guerra de África. Centenario de la Campaña del Rif: Melilla 1909, que la colección de objetos expuesta pretende “evocar aquellos momentos para gloria de los muertos de un pueblo generoso que recuerda a sus héroes”.
La inauguración de la muestra contó con el inicio del ciclo de conferencias sobre la Campaña del Rif. El historiador y escritor Juan Antonio Granados Loureda pronunció una charla sobre los antecedentes y las causas del conflicto. El ciclo continuará el jueves 3, a las 21.00 horas con una conferencia del presidente de la asociación Napoleónica de Recreación Histórica, Antonio Osende, titulada El ejército de 1909.


Los actos paralelos a la muestra tendrán su continuación el 10 de diciembre con una charla del abogado Vicente Fernández Riera sobre Las operaciones militares y el día 17 con una conferencia del historiador Manuel Artaza titulada: La Semana Trágica de Barcelona; aspectos políticos y militares.


Tras el parón navideño, el Museo Militar retomará las conferencias desde el punto de vista del final de la Guerra de África. El desastre de Annual y el desembarco de Alhucemas serán los temas que se tratarán en las dos últimas charlas, los días 21 y 28 de enero. La historia y sus consecuencias se pueden contemplar con un simple paseo por el Museo Militar.


Información tomada del blog: EL GRAN CAPITÁN. Actualidad de Historia Militar .- http://blog.elgrancapitan.org/?p=5238

sábado, 12 de diciembre de 2009

Melilla clausura centenario Campaña 1909


Muro Benayas Clausura las jornadas sobre

el centenario de la Campaña de 1909

Durante varios meses se han realizado diversas conferencias

y exposiciones que han recuperado este hecho histórico en Melilla



por Marcos Rober / EL FARO DE MELILLA, 11 DE DICIEMBRE DE 2009

El Casino Militar se convirtió ayer en el escenario elegido para la
clausura de las jornadas sobre la conmemoración del centenario
de la Campaña de 1909 en Melilla, un evento que ha contado con
la participación del ámbito civil y militar a través de diversas conferencias,
publicaciones y exposiciones que se han ido realizando a lo largo del año.

En este sentido, el acto contó con la presencia del comandante
general de Melilla, César Muro Benayas así como de la consejera
de Cultura, Simi Chocrón en representación de la Ciudad y por
último el delegado del Gobierno, Gregorio Escobar, acompañados
todos ellos de un nutrido grupo de representantes del ámbito castrense
que se dieron cita en este lugar.

Durante su alocución, Muro Benayas comentó que las puertas
no se habían cerrado aún en lo que respecta a la campaña de
1909, y reseñó que con estas jornadas se habían logrado varios
objetivos, entre ellos dignificar la memoria de quienes participaron
en este hecho de armas así como realizar una revisión histórica de
los acontecimientos de 1909.
A lo largo de estos últimos meses han sido muchas las conferencias
que se han llevado a cabo en el Casino Militar principalmente
y que han contado con personal del Ejército así como civil, historiadores
en su mayor parte, quienes se encargaron de efectuar las
ponencias y charlas bajo el mismo hilo conductor, la Campaña de 1909.

Así, desde diversos ángulos, se realizó un análisis de los principales
acontecimientos de la Campaña de 1909, tanto desde el punto
de vista militar como el civIl, el histórico y el social, e incluso el urbanístico,
aspectos relativos al desarrollo de una ciudad, Melilla, que
sería incomprensible sin el recuerdo de los hechos acaecidos
en 1909, pues dieron un impulso importante al crecimiento de la
Melilla, hasta entonces escondida tras sus murallas.
Además de ellos, se trataron cuestiones no menos importantes
como el perfil humano y profesional de uno de los principales personajes,
en particular el general Marina, cuya ponencia fue presentada
por el propio comandante general de Melilla, César Muro
Benayas.
Otros aspectos relevantes fueron la participación de la sociedad
civil en la defensa de la ciudad, el apoyo que dieron al Ejército
en las operaciones y por último, lo relativo a la intervención
de algunos Cuerpos del Ejército menos conocidos como por ejemplo
la Sanidad Militar.

En otro orden de cosas, también se tocaron aspectos relativos
al trabajo de los ingenieros militares en Melilla, sin cuya labor no se
habría realizado el primer proyecto de Ensanche para la ciudad.
Muro Benayas también recordó las publicaciones que se habían
hecho, en particular la relativa a las fortificaciones españolas en el
Protectorado, a cargo del historiador Antonio Bravo Nieto, las
visitas de escolares a acuartelamientos militares y la exposición
fotográfica sobre Juan López .

A todos los participantes en las jornadas se les obsequió con una
pequeña condecoración así como un diploma acreditativo de su
presencia como ponentes y colaboradores en los diversos eventos
que se han llevado a cabo en estos últimos meses.
Además, Muro
Benayas agradeció igualmente a la Consejería de Cultura su participación
en la organización, con un agradecimiento especial al coronel
retirado Francisco Saro.

Fotografía:
Réplica de Medalla de la Campaña de 1909, que se

menciona en el artículo periodístico.
Dimensiones de la cajita que la contiene: 33 x 23 cms.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Los vecinos del Barranco del Lobo celebran la victoria


MARRUECOS
Beni Enzar celebra la victoria en el Barranco del Lobo

Se rindió homenaje a Hassán Figuigui, ex profesor de Mohamed VI


por Redacción/ Melilla Hoy


El Ayuntamiento que engloba a los municipios de Beni-Enzar y Farhana, los más próximos a Melilla, celebró ayer el centenario de la batalla del Barranco del Lobo, “donde los combatientes rifeños lograron una victoria sobre el Ejército colonial”, según un comunicado. El presidente de este consistorio y a su vez senador del Reino de Marruecos, Yahya Yahya, firmó el convenio que hará posible la construcción de un monolito de ocho metros de altura en homenaje a estos resistentes y la creación de un museo para recordar a las figuras más importantes de las guerras de las primeras décadas de los veinte, en especial el líder rifeño Abdelkrim.

Yahya declaró en un acto al que asistieron decenas de personalidades, entre ellos el Alto Comisionado para los Antiguos Combatientes del Ejército Marroquí, Mustafa Ktiri (tiene rango de ministro), que “estamos muy orgullosos de nuestros antepasados que lucharon contra la penetración colonial”. En este sentido, subrayó que homenajes como el de hoy, en el que también se rindió tributo al profesor de Historia Hassan Figuigui, ex profesor del Rey Mohamed VI, “logramos que no se borre nuestra memoria”, al tratarse además del primer acto que se desarrolla en Marruecos para conmemorar “la victoria de los rifeños sobre el Ejército español en el Barranco del Lobo”.

El regidor también destacó que este acontecimiento debe ser utilizado “para aprovechar todas las oportunidades de desarrollo para las ciudades de Beni-Enzar y Farhana, en lo económico, social, cultural, etc, etc.”.

Artículo publicado en el diario “Melilla Hoy”, 10 de diciembre de 2009

miércoles, 25 de noviembre de 2009

LA MEDALLA DE MELILLA




UNA BELLA MEDALLA DENOMINADA DE “MELILLA”


(R. O. 20/03/1.910)

El Gobierno de la Nación por una Real Orden de 20 de Marzo del año 1.910 decretaba la creación de una condecoración que sería conocida por el nombre de Melilla cuya finalidad era celebrar el éxito obtenido por el ejército Español en operaciones y combates duros y feroces que tuvieron lugar en las cercanías de la ciudad de Melilla, en torno a las estribaciones del monte Gurugú y la península de Tres Forcas; territorio conocido como Kelaya o Guelaya (árabe) e Ikrayen (tamazight).

Se había conseguido conquistar un territorio de una extensión aproximada de 500 Km2, empleado una fuerza de combatientes cercana a los 50.000 efectivos. El precio a pagar contabilizado en bajas no se consideró excesivo, pues se estimó en 612 muertos y 3.500 heridos; el número de bajas del enemigo nunca se supo, pero se valoró muy superior.

El error de cálculo fue creer que la campaña había concluido con la con la toma del Gurugú en 1.909 cuando en realidad se prolongó diecisiete años más. Con lo que se crearon variantes de esta medalla para conmemorar los éxitos obtenidos durante dichos años.

En el Real Decreto se determinaba el metal, medidas y todos los detalles de las figuras y objetos que debían figurar en la confección de la condecoración:

“La medalla será acuñada en plata, para los generales, jefes y oficiales, y en bronce para las clases e individuos de tropa, formando un óvalo de 38 mm. de alto por 30 de ancho, e irá en su parte superior adosada a la corona real, quedando ésta unida a una anilla prolongada en sentido horizontal, donde enlazará la cinta, que tendrá 3 Cm. de ancha y color anaranjado, y para los heridos en la campaña llevará tejida un aspa roja con los brazos de 5 cm. de ancho. El anverso de esta condecoración será el busto de S.M. el Rey, orlado de una rama de laurel con la inscripción CAMPAÑA DEL RIF. El reverso estará constituido por una figura inspirada en la victoria de Samotracia, portadora de una palma y de una corona de laurel; en el fondo la Alcazaba de Zeluán, con un sol naciente y las laderas del Gurugú; en el primer término, y a la izquierda y derecha, los escudos de España y Melilla, con roble y laurel, entre sus ramas la fecha de 1.909; en la parte superior la inscripción REINANDO DON ALFONSO XIII”.

A continuación la Real Orden establecía quienes tenían derecho a ostentar en sus pechos tan preciada medalla:

1º.- El personal militar del Ejército y de la Armada que hubiera participado durante dos meses en las operaciones que tuvieron lugar entre el 9 de Julio y el 31 de diciembre de 1.909.

2º.- También se extendía el derecho a obtener la medalla al personal anterior que aunque no hubiera tomado parte en dichas operaciones, hubieran permanecido cuatro meses en el teatro o lugar donde tuvieron lugar las acciones de guerra.

3º.- Los que habían resultado heridos en la participación de los distintos ataques a posiciones enemigas.

4º.- por último podrían tener derecho a dicha medalla “los indígenas y paisanos que hayan tomado parte en las operaciones y reúnan alguna de las condiciones que se establecen para obtenerla”.


PASADORES

En la Real Orden de creación de la medalla se incluía la confección de pasadores del mismo metal que la medalla (plata o bronce) de 3 mm. de ancho para colocarlos horizontalmente sobre la tela anaranjada dejando un espacio de 2 mm. entre los pasadores.

Estos llevaban una leyenda con el nombre de las acciones de guerra (ataques, ocupación o toma de posiciones enemigas) más significativas agrupadas en seis capítulos:

a.- SIDI HAMET EL HACH – GURUGÚ.

b.- QUEBDANA.

c.- TAXDIR – HIDUM – ZOCO EL HAD.

d.- NADOR, ZELUÁN, ZOCO EL JEMIS.

e.- ATLATEN.

f.- PEÑÓN DE ALHUCEMAS.

Tuvieron lugar más hechos de armas importantes que no figuran en los pasadores y, quizá el omitido de más relevancia es la conquista del monte Gurugú.

Suponemos que la creación de la medalla tuvo que ver con la conmoción y emoción que embargó al pueblo de Melilla con tal evento que relata Claudio Barrio en la reciente publicación de su libro “MELILLA MÍTICA”:

LA OCUPACIÓN DEL GURUGÚ EN 1909

Esta primera conquista de la era moderna tuvo lugar en 1.909 y fue seguida paso a paso entre otros medios de comunicación por la revista La Ilustración Artística. El relato comienza diciendo:

… reina en toda España grandísimo entusiasmo y pocas veces ha sido tan justificada la explosión unánime de júbilo nacional”

Y prosigue más adelante:

“por millares se cuentan los telegramas de felicitación que las representaciones de todas las fuerzas vivas del país han dirigido al general Marina, al ejército de África y al Gobierno.

Si grande fue la explosión de alegría que conmocionó a toda España, no podía ser menos en Melilla, pues suponía el broche de oro que cerraba cuatro siglos de desencuentros entre el monte y la ciudad.

El Gurugú, pequeña montaña a escala orográfica, paradójicamente era considerada por la prensa melillense de la época, posición poco menos que inexpugnable y estaba considerada como la llave de la dominación del Rif.

A los melillenses de hoy día nos es difícil vislumbrar y comprender las dimensiones tan colosales como símbolo, incluso como mito, que tenía esta posición a principios del siglo XX. Los habitantes de la ciudad se la imaginaban como un animal monstruoso que custodiaba la entrada a Marruecos que en esos años se presentaba como un país desconocido y enigmático. Quien consiguió el milagro de su ocupación y fue considerado el actor principal de tamaña gesta, no era otro que el carismático general Marina a quién en opinión unánime de los corresponsales de guerra, le corresponde la mayor parte de la gloria, “porque actuó sin precipitaciones peligrosas, atendiendo únicamente a buscar las mayores posibilidades para el triunfo definitivo y sacrificando la brillantez de las operaciones a su afán por ahorrar la sangre del soldado”. Añaden que “el citado general ha llevado esta campaña con una pericia y un tacto que han sido la admiración no sólo de España, sino también del extranjero”. La gloria de esta hazaña era compartida por sus adjuntos, los generales Orozco y Tovar, amén de los 34 batallones que participaron en los distintos episodios bélicos.

Como contrapunto a los adjetivos exultantes y a la magnificación que tuvo la conquista, debemos señalar también las suspicacias, sospechas y recelos que se suscitaron en los corresponsales de guerra, al observar la poca resistencia que opuso el enemigo a la ocupación, pues no encontraron ni una sola ametralladora en las múltiples cuevas y recovecos de la considerada en su tiempo inexpugnable montaña, que hubiera imposibilitado el acceso a la cúspide. Por aquellos días se especuló sobre el verdadero motivo del desalojo del monte por parte de las harcas enemigas y que no fue otro que las presiones y el chantaje de confidentes que, como el “moro Gato”, ejercieron sobre las cábilas que lo defendían.

La anterior observación no debe ensombrecer la belleza (si la guerra tiene perfiles bellos) que en su conjunto nos ofrece el relato histórico, pues toda obra de arte tiene su claroscuro.

La conquista del Gurugú vino precedida de la ocupación de posiciones envolventes como Nador y Zeluán, amén del Zoco El Had. La posesión de estos emplazamientos era condición indispensable para conseguir una de las metas más ansiadas por los melillenses a lo largo de los siglos y que no era otra que culminar el ascenso y ocupación de las cumbres del Gurugú.

La tan ansiada noticia se produjo el 30 de Septiembre de 1.909, corrió como un reguero de pólvora por toda la ciudad.

La secuencia de los hechos comenzó el día anterior con la salida de Melilla a las 5 de la madrugada desde el Hipódromo de las fuerzas de la guarnición de la plaza, al mando de los generales Real y Arizón: “Comenzaron a trepar las laderas del Gurugú yendo a la vanguardia la policía indígena y los refugiados de Farhana y Mezquita capitaneados por el Gato. Los rifeños al divisar nuestras tropas huyeron precipitadamente sin disparar un tiro” (así lo relatan las crónicas de la época). Poco antes de las 8 de la mañana coronaban las cumbres del Gurugú las primeras fuerzas avanzadas, el pico más alto ( a la vista desde Melilla es el Basbel), lo ocupó la brigada disciplinaria con una compañía del batallón de Navas. El segundo pico (a la vista de Melilla es el Kol-La) lo ocupaban las cuatro compañías del Regimiento África.

Al poco de coronar la ocupación de los dos picos, visibles desde Melilla, sobre ellos comenzaron a tremolar sendas banderas españolas. El momento fue solemnísimo, emocionante, según las crónicas:

La artillería de todos los campamentos, y de la escuadra surta frente a la bahía y la de Melilla, dispararon salvas de 21 cañonazos. Y en todas partes los soldados prorrumpían en estruendosos vivas a España.

En Melilla la población entera se lanzó a la calle; las campanas de las iglesias se echaron al vuelo; todas las bandas de música de la plaza tocaron la Marcha Real; militares y paisanos fraternizaron: el júbilo que produjo el acontecimiento era indescriptible. “Diríase –dice un testigo presencial- que un vértigo de locura patriótica se ha apoderado del vecindario entero; grupos de chiquillos recorren frenéticos las calles…”. Este emocionante cuadro, difícilmente reproducible en el futuro, quedará imborrable como esculpido en bronce, en la memoria histórica de la ciudad. El arriar de las banderas españolas a las pocas horas de ser izadas en su cumbre causó estupor y desilusión en los melillenses y recelos, como ya hemos apuntado, entre los corresponsales de guerra. Ante tan desbordada euforia, desde la perspectiva del tiempo, cabe preguntar si estaba justificada porque suponía finalizada la guerra, y parecía dar a entender el triunfo definitivo sobre las harcas de las temidos e indómitos rifeños.

La respuesta sólo puede darse desde la empatía, consistente en adentrarse e imbuirse en los sentimientos que embargaban el alma atormentada por el terror y la angustia de los melillenses de principios del siglo XX. La montaña sólo les había producido sinsabores y sobresaltos por los disparos continuos desde sus alturas y estribaciones, los cuales engendraban zozobra e inseguridad en la población. Los disparos procedían de los modernos fusiles Remington de 21 disparos por segundo y de los cañones Shneider, arrebatados a los españoles.
Por ello deducimos que estaba justificado el alborozo que mostraron los melillenses, pues la conquista del Gurugú simbolizaba el encuentro y el abrazo entre enemigos ancestrales, finalmente reconciliados.

Acontecimientos posteriores dejaron en claro que la guerra del Rif no había terminado. La muerte en campaña del general Díez Vicario y la Semana Trágica de Barcelona enfriaron el ardor patriótico suscitado por las victorias reseñadas. Las acciones militares continuaron durante los años 1.911 y 1.912 bautizadas pomposamente como la “Guerra del Kert”. Como consecuencia de la prolongación de la guerra, el Gobierno Español continuó creando medallas, que siguieron llamándose “Medalla de Melilla” a través de Reales Decretos de los que iremos informando en sucesivos artículos.

Domingo N. Bolaños Sánchez
( Secretario de la Asociación de Estudios Melillenses y exsecretario de Asociación Numismática Melillense )

Artículo publicado en el diario “Melilla Hoy” de fecha 14 de noviembre de 2004

domingo, 22 de noviembre de 2009

MIAJA EN LA CAMPAÑA DEL 9




El capitán José Miaja Menant durante la Campaña del 9

José Miaja Menant (*1878 +1958).

Nace en Oviedo (Asturias), en la calle de Las Dueñas núm. 7, el 20 de abril de 1878, siendo hijo del maestro armero destinado en la Fábrica de Armas de La Vega de dicha ciudad, D. Eusebio Miaja Alonso, natural de Trubia (Asturias) y de Doña Elisa Menant Rodríguez. Cursa sus estudios de bachillerato en Oviedo. Ingresa con 18 años, en la Academia de Infantería de Toledo en 1896. Una vez obtenido su empleo de oficial, obtiene su primer destino en el Cuartel de Santa Clara de Oviedo.
Con 22 años, solicitará destino a Melilla en el año 1900, cosa que le es concedida. Participa en la campaña de Marruecos, destacando en los combates de Sidi Musa ya como capitán de Infantería en julio de 1909, es el oficial abanderado en la ceremonia de bendición de la primera bandera nacional que ondeó en el monte Gurugú, figurando su firma en una inscricpción, ese mismo año de 1909 y, posteriormente, en el asalto a la bayoneta en Talusit Bajo, hecho por el cual, le es concedido por méritos de guerra en 1911, el empleo de comandante de Infantería. En 1932, alcanzó el ganeralato. Participó en la guerra civil española de 1936-39, teniéndose que exiliar al final de la misma. Marchó de España el 26 de marzo de 1939 desde el puerto de Gandía y se estableció en Méjico, país en el que murió, el 13 de enero de 1958.

Una curiosidad : D. José Miaja Menant, estudiante de árabe
Una nota curiosa, publicaba el rotativo barcelonés “La Vanguardia” del 9 de julio de 1909 sobre unos exámenes hechos en Melilla en la Academia Oficial de Árabe, alumnos entre los cuales, se hallaba D. José Miaja Menant. Dicha nota de prensa decía así:
“…Melilla, día 8. 7’5 noche.
El resultado de los exámenes celebrados en la Academia Oficial de Árabe, ha sido brillantísimo. Examináronse 35 alumnos entre militares y paisanos, obteniendo calificación de muy buenos el capitán de Estado Mayor señor Guerrero, el de Caballería señor Lacoste, el de Artillería señor Lobera y los de Infantería señores Madrid, Torres, Miaja, Carrasco y Cantorné; los tenientes Durán, Cano, Tabares, Celador, Pinillos, Carranza, Malea, Echevarría y Fernández, tres sargentos, un cabo y cinco paisanos.
El tribunal lo presidió el general Del Real y lo constituían varios jefes, el intérprete del Gobierno Militar don Francisco Marín, el capitán de Infantería don José Riquelme y el paisano don Arturo Riar…”

Oficialidad del Regimiento de Infantería de Melilla núm. 59, al que pertenecía el capitán D. José Miaja Menant
Coronel D. José Benedicto
Teniente coronel D. Federico Julio Ceballos
Teniente coronel D. Enrique Cavanna
Teniente coronel D. José Ferrando
Comandante D. Luís González Mata
Comandante D. Rafael Fernández
Comandante D. Juan García
Comandante D. Juan Monis
Capitán D. Victoriano García
Capitán D. Antonio Acedo
Capitán D. Gabriel Gil Sánchez
Capitán D. Ángel Carbonell
Capitán D. Emilio Hernández.
Capitán D. Manuel Moreno
Capitán D. Carlos Batlle
Capitán D. Manuel Béjar
Capitán D. Enrique Castillo
Capitán D. Teodoro Fernández
Capitán D. Eduardo Muñoz
Capitán D. Ildefonso Infantes
Capitán D. José Marina
Capitán D. José Miaja Menant
Capitán D. Rafael Casaleiz
Capitán D. José Otegui

Primer teniente D. Antonio Gómez
Primer teniente D. Régulo Molino
Primer teniente D. Pedro de Andrés
Primer teniente D. Casiano Orcasitas
Primer teniente D. Ricardo Martín
Primer teniente D. Agustín Devós de la Torre
Primer teniente D. Enrique Fernández
Primer teniente D. Manuel Segura
Primer teniente D. Isaac Salvador
Primer teniente D. José González
Primer teniente D. Francisco Vilallón
Primer teniente D. Fernando Lozano
Primer teniente D. Mariano González
Primer teniente D. Ernesto Galán
Primer teniente de la escala de reserva D. Ramón Abad.
Primer teniente de la escala de reserva D. Enrique Martín
Primer teniente de la escala de reserva D. José de Jesús López
Primer teniente de la escala de reserva D. Ildefonso Puigdengola
Primer teniente de la escala de reserva D. Vicente Navas
Primer teniente de la escala de reserva D. Valeriano Gallego
Primer teniente de la escala de reserva D. Francisco Romero
Primer teniente de la escala de reserva D. Víctor Gil Jiménez
Primer teniente de la escala de reserva D. Rafael de los Reyes
Primer teniente de la escala de reserva D. Gregorio Torres
Primer teniente de la escala de reserva D. Fernando Caro
Primer teniente de la escala de reserva D. Eduardo Urenda
Primer teniente de la escala de reserva D. Ramón Fontana
Primer teniente de la escala de reserva D. Victoriano Villén
Primer teniente de la escala de reserva D. Ismael Sepúlveda


Segundo teniente D. José Aizpuru
Segundo teniente D. Gabriel Aizpuru
Segundo teniente D. Vicente Solanas
Segundo teniente D. Antonio Durán
Segundo teniente D. Eugenio Prados
Segundo teniente D. Francisco Larrea
Segundo teniente D. Carlos Suárez
Segundo teniente D. Valeriano Lacaustra
Segundo teniente D. Manuel Maldonado
Segundo teniente D. Ricardo Suárez
Segundo teniente D. Julián Cogolludo
Segundo teniente D. José Fernández
Segundo teniente D. José García
Segundo teniente D. Ricardo Fajardo
Segundo teniente D. Joaquín Camacho
Segundo teniente D. Antonio Hernández
Segundo teniente D. Eduardo Francés
Segundo teniente D. Agustín Rubio
Segundo teniente D. Tomás Dorrego
Segundo teniente D. Felipe Navarro

Médico primero D. Ricardo Sánchez
Médico segundo D. Eduardo Sánchez
Médico segundo D. Emilio Blanco
Capellán D. Alejo Fernández
Músico Mayor D. Manuel Jimeno

Combates del 21 de julio en los que se vio el capitán Miaja implicado
“…En la segunda caseta .
Todas las personas que por la tarde y por la noche presenciaron el combate desde los puntos elevados de la plaza, pudieron adquirir la convicción de que en la segunda caseta había sido la lucha empeñadísima.
En efecto; los informes que por distintos conductos recibimos convienen en que los moros atacaron a la caseta con rabiosa furia y constancia que parecía no tener fin.

Desde los primeros momentos presentáronse los moros en gran número en las alturas rompiendo contra el campamento español vivo fuego de fusilería que fue inmediatamente constestado desde las trincheras.
Acababa de empezar el fuego cuando llegaba a la caseta el médico primero Herranz, comandante de la sección de tropas. En el momento de echar pie a tierra, el caballo del médico fue herido y otra bala mataba el montado por el sargento de la sección Sanitaria.

El fuego fue tremendo en la caseta. Parapetados los moros en las alturas, disparaban mientras cantaban en forma análoga a la que suelen emplear los rifeños emigrantes a Argelia, cuando los botes salen de los muelles en busca de los vapores. Eran las salutaciones a Allah que los hijos del Profeta le dirigen en los momentos solemnes.
De los flancos del campamento atacado salía un río de fuego; pero los marroquíes bien ocultos tras los peñascos no parecían sentir el plomo, según insistían en sus ataques al campamento.
Infantes y artilleros se conducían muy valerosamente. Las piezas dirigían sus disparos a las alturas y los fusiles descargaban sobre los sitios en que se veían los fogonazos de los moros.
El capitán Roger, cuando se hallaba luchando con bravura al frente de la batería de montaña de su mando, recibió un balazo en el pecho, que le dejó tendido sin vida junto a una de las piezas. El teniente Espinosa, comandante de la sección de ametralladoras, manejó los instrumentos de muerte con gran pericia, buscando en la oscuridad las guaridas de los atacantes.

Algunos de estos, buscando amparo en las sombras, se precipitaban hacia el campamento, llegando al parapeto. Así se explica que el cabo del batallón de Alba de Tormes Alejandro Tejada, fuese muerto de un golpe de gumia.
En la caseta prestaban los servicios de su clase, además del médico Sr. Herranz, sus compañeros García Rodrigo, Sueiros, GIeb Hernández Blanco y Sanz.
La noche pareció interminable. Al fin amaneció, y sólo entonces cesó el fuego de la morisma, enemiga de la luz.

Ya de día procedióse a preparar un convoy de muertos y heridos. Los primeros eran diez y los segundos diez y siete, que convenientemente acondicionados, fueron conducidos al Hipódromo y luego a la plaza, ingresando en el Hospital Militar.

He aquí el detalle del combate: A las cinco de la tarde el cañoneo de la posición principal y el que hacía las sección de Artillería destacada en la de Sidi Musa, de la que es comandante el teniente coronel Pedreira y que guarnecen las compañías de Celis y López de Haro, indicaron a esta posición la presencia del enemigo.

La sección de Artillería de Montaña que manda el teniente Pons, bajo las inmediatas órdenes del capitán Roger, rompe el fuego con tan gran acierto, que las explosiones ¿….?, son recibidas con exclamaciones de entusiasmo por parte de nuestras tropas.
Estaban constituidas por una compañía del regimiento de Melilla, mandada por el capitán D. José Miaja y los tenientes Segura, Fajardo y Dorrego; tres compañías de Alba de Tormes, al mando de su comandante y teniente coronel, a quien por antigüedad le corresponde la jefatura del campamento, y compañías del batallón de Mérida. La fuerza cubre, con silencio absoluto, los frentes que le corresponde y sólo se escucha cruzar las balas por el campamento en todos los sentidos.
La noche se echa encima y la Artillería suspende el fuego para que la Infantería cubra su frente. Todos los artilleros permanecen en sus puestos, y la compañía Miaja, que cubre el frente más atacado, contiene con sus descargas, al enemigo, así como las demás fuerzas.
El capitán de Artillería Roger, recibió un balazo en el pecho, matándole. En la posición se encontraban los oficiales de Mérida capitanes D. Fernando Calvo, don Armando Zamora, D. Antonio Martínez, y don Juan García y los tenientes Roca, Acosta, García Barbeitio y Quiroga; este último de Alba de Tormes.

En la posición Pedreira
Fue la que recibió el ataque más impetuoso y más insistente de los moros, los cuales aprovechaban las ventajas que el terreno les daba en aquel lugar. Los moros se proponían, indudablemente, apoderarse de las acémilas del Parque de Suministros, algunas de las cuales fue preciso sacrificar para que no cayeran en poder del enemigo.
Al amanecer no ocurrió lo que en las demás posiciones. Los moros no se retiraban de las suyas, y el jefe del destacamento se vio en la imposibilidad de enviar al Hipódromo los muertos y heridos en la jornada. Un heliograma dio cuenta de la situación a sus superiores, y en su vista, se dispuso que fuesen protegidos sus flancos izquierdo y derecho del campamento.
De la primera misión iba a encargarse personalmente el general Marina y de la segunda el coronel Cabrera, llegado por la mañana en el vapor correo “Sevilla”, quien sólo tuvo tiempo de montar a caballo, poniéndose al frente de seis compañías de Infantería, una sección de Artillería y otra de Sanidad Militar…”
De los combates habidos los días 18, 20 y 23, Rodríguez de Celis, en “La Correspondencia de España”, del día 30 de julio de 1909, elogiaba entre otros, los comportamientos habidos durante esas jornadas en hechos de armas de algunos oficiales del Regimiento de Infantería de Melilla núm. 59, entre los que se encontraba D. José Miaja Menant. Lo hacía de esta manera:

“…Del regimiento de Melilla sólo puede hablarse con alabanza. En las jornadas del 18, 20 y 23, sus oficiales realizaron con verdadero heroísmo hechos que serán páginas gloriosas en la história del brillante conjunto. Los capitanes López Ochoa, Marina, que ha demostrado ser digno hijo de su bizarro padre en valor y serenidad; Miaja, Infante, Teodoro Fernández Cuevas, en el que la claridad de entendimiento se hermana con el indomable arrojo del soldado, ha enaltecido una vez más el nombre de la Infantería española. El bravo capitán Gil, herido gravemente tres veces durante el combate del día 23, sin que se preocupase para nada de su estado ante el peligro que corrían sus soldados, es un ejemplo más de heroísmo. Fernando Fernández Cuevas pertenecía también a este bizarro regimiento…”



Bendición de la primera bandera que ondeó en el Gurugú
Bajo el título de “Acto conmovedor.-Bendición de la primera bandera que ondeó en el Gurugú”, narraba el rotativo madrileño, el acto citado, en el cual, el capitán D. José Miaja Menant, era portador de dicha bandera. La noticia, decía así:
“…A las tres de la tarde tuvo lugar una hermosa fiesta. Se bendijo en el cuartel de Santiago la bandera nacional que ondeó por primera vez en el Gurugú cuando nuestras tropas ocuparon el monte el 29 de septiembre.
Asistió una Comisión del regimiento de Melilla, compuesta por el capitán, recientemente ascendido , Régulo Molin y los tenientes Manuel Segura y Eduardo Francés. También asistieron muchas señoras y señoritas.

A las tres y cuarto tocóse llamada para la banda. Entraron las fuerzas en el cuartel de Santiago y formaron en el patio. Del cuarto de banderas salió el capitán de la cuarta compañía del tercer batallón D. José Miaja, llevando la bandera. A su izquierda iba el capitán Carbonell y un corneta.
El capitán abanderado colocó la enseña en la linda capilla del cuartel, en cuyo fondo se expone la imagen de la Patrona. A la derecha del altar se colocaron los jefes y oficiales del regimiento de Melilla y las Comisiones del de África y del batallón Disciplinario.
A la izquierda se hallaban las señoras y las señoritas que habían sido invitadas al acto.

El capitán Miaja mostró la bandera, y el capellán D. Alejo Fernández de Oña revestido de las prendas sacerdotales, la bendijo. Terminado el conmovedor acto, el capellán pronunció una plática elocuentísima.
Comenzó la plática cantando alabanzas a la Patria y a la bandera, y terminó recordando a los héroes muertos y con vivas a España, a la bandera inmaculada, al regimiento de Melilla, a la cuarta compañía del tercer batallón, al capitán Miaja y a D. Francisco Zanco, antiguo coronel del regimiento.
Después fueron obsequiados los invitados con un “lunch”.

En la bandera se lee la siguiente inscripción: “Este paño fue colocado como bandera en el pico del Gurugú el día 29 de septiembre de 1909. ízola la primera sección de la cuarta compañía de la tercer batallón del regimiento de Melilla núm. 59, como extrema vanguardia de la columna central enviada a operaciones ese día, siendo comandante en jefe del Ejército de operaciones el Excmo. Sr. Teniente General D. José Marina Vega, reinando en España D. Alfonso XIII".

Al pié de la inscripción veanse las siguientes firmas por este orden: Soldados Damián Caparrós, Antonio Muños.-Capitán Miaja.-Coronel Miguel Primo de Rivera.-Jefe de la columna Salvador Arizón.-Teniente de la sección Ricardo Fajardo.-Jefe del batallón Enrique Cavanna.-Jefe del Estado Mayor Francisco Larrea.-Visto Bueno, el comandante en jefe Marina.
La fiesta resultó altamente conmovedora, y dejará imborrable recuerdo entre los asistentes…”

Bandera firmada en el Gurugú

“…(De nuestro servicio particular). Varias noticias.-Embarque de reservistas.-La inscripción de la primera bandera que ondeó en el Gurugú.
En la primera bandera que ondeó en lo alto del Gurugú se ha puesto la siguiente inscripción: este paño fue colgado como bandera en el pico Gurugú el día 29 de Septiembre de 1909. Izola la primera sección de la cuarta compañía del tercer batallón del regimiento de Melilla número 59, como extrema vanguardia de la columna central enviada a operaciones ese día, siendo comandante en jefe del Ejército de operaciones el excelentísimo señor teniente general D. José Marina Vega, reinando en España D. Alfonso XIII.

Al pié de la inscripción vence las siguientes firmas, por este orden: Soldados Damián Caparrós y Antonio Muñoz. Capitán Miaja. Coronel Miguel Primo de Rivera. Jefe de la columna, Salvador Arizón. Teniente de la sección Ricardo Fajardo. Jefe del batallón Enrique Cavanna. Jefe de Estado Mayor Francisco Larrea. VºBº El comandante en jefe, Marina.- Nador…”

Hans Nicolás i Hungerbühler




NOTA:


En este mismo blog, el 3 de mayo de 2009 fue publicado otro artículo firmado por Hans N. i Hungerbühler sobre la participación de Miaja en la Guerra del Kert.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Última hora de la exposición homenaje a Juan López










"Última hora: La exposición fotográfica "Centenario Juan López López 1909 - 2009"




Merece la pena que hagamos una actualización de la Web a prácticamente mitad de noviembre, para comentar que, por fin, se ha inaugurado la exposición fotográfica "Centenario Juan López López 1909 - 2009". Teniendo como tema el "Monumento a los héroes y mártires de las campañas", un grupo de entusiastas fotógrafos melillenses crearon un concurso celebrado en agosto, con el que premiar a las mejores fotografías de esta famosa obra del escultor Juan López. A resultas de ese concurso se pensó en aprovechar el estupendo material fotográfico y que se mostrase dentro de los actos del Centenario. Una vez más, la participación de José Marqués fue fundamental y, gracias a ellos, se puede visitar esta muestra en la Biblioteca Municipal hasta el próximo 30 de noviembre.Hay abundante información gráfica de este evento. Sobre todo merece la pena visitar la propia Web creada por los fotógrafos participantes en http://photowalkmelilla.es/.









Photowakl Melilla ha creado un documento en pdf en que se recoge información y fotografías. Para descargarlo: http://www.badongo.com/file/18264592http://www.mediafire.com/download.php?1zeezuzg0az




Agradecemos de forma especial a www.flickr.com/photos/melilla_trainspotting/sets/ nos permita reproducir su cartel para la exposición fotográfica "Centenario Juan López López 1909 - 2009" y las fotografías de la inauguración de la muestra.

Para más información sobre la exposición se pueden visitar la Web www.flickr.com/photos/elinformaldefran, una estupenda Web dedicada a Melilla que merece la pena ser visitada con regularidad. Varios enlaces dedicados a la exposición son:www.flickr.com/photos/elinformaldefran/4081575434/in/set-72157622748933920/ www.elinformaldefran.com/2009/11/centenario-juan-lopez-lopez-1909-2009.html




Por último, decir que nos parece que se ha hecho un trabajo digno y merecedor de elogio. Por una parte, un estudioso aficionado como es José Marqués, ha sido capaz de iniciar, por sí solo y con cierta indiferencia de las autoridades melillenses, el reconocimiento que la ciudad de Melilla debía a uno de sus más insignes hijos: el escultor Juan López. No tardaron en sumarse personas como Juan Díez, Antonio Bravo y tantos otros amigos a este reconocimiento al que aportaron su granito de arena. Poco a poco iba materializándose el homenaje que la ciudad de Melilla rendía a Juan López en el centenario de su nacimiento cuando aparecen en escena un grupo de fotógrafos aficionados que con ilusión y entrega participan activamente hasta el punto de conseguir aportar al Centenario un motivo para la reflexión de la obra de Juan López: la visión artística de la obra dedicada a los Héroes y Mártires de las Campañas puede (y debe) culminarse con la realización de un estudio sobre la vida y obra de Juan López y materializarse en la publicación de una obra no definitiva, pero sí de referencia, sobre Juan López. A ello contribuirán, como lo han hecho en todo momento la familia del escultor. Gracias a la colaboración de la familia Gil López se ha podido materializar gran parte de los actos del Centenario y son fuente de primera mano para posteriores investigaciones.No queremos olvidarnos del papel jugado por la prensa y al papel divulgativo que cumple y ha cumplido en este Centenario. La propia Administración, aunque muy tímidamente, ha participado de forma definitiva en todos los actos de este Centenario.Nuestro reconocimiento y agradecimiento a todos.

PABLO GÓMEZ"

Información tomada de: Revista Mensual. Año X. Número 235. Noviembre 2009
Amigos de Escultura Urbana
http://www.esculturaurbana.com/

Fotografías: Montando la exposición. De izquierda a derecha:
Primera imagen.- Trainspotting, Miguel Angel y Daniel.
Segunda.- Daniel, Trainspotting y Miguel Angel.
Tercera.- Antonio Lara, Miguel Angel, Pepe Marqués, Juan Díez y Daniel.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Rafael Fernández de Castro: Cronista de la Campaña del 9







“Visión de un corresponsal de guerra en la campaña de 1909”


Así tituló el “Diario África” de Tetuán la información referente a la conferencia impartida por su colaborador Rafael Fernández de Castro y P. en Melilla en el verano
de 1947. Acto que pone en evidencia el interés que siempre ha despertado entre los españoles los sucesos desarrollados en torno a Melilla en el año 1909.
A continuación ofrecemos la noticia tal como la ofreció el mencionado diario marroquí, así como una breve semblanza de quien la impartió, un personaje imprescindible para conocer la historia de Melilla y protagonista de excepción del devenir de la ciudad en la primera mitad del siglo XX.

Diario de África. Tetuán, viernes 20 de junio de 1947
MELILLA
Conferencia del Sr. Fernández de Castro en Melilla
“Visión de un corresponsal de guerra en la campaña de 1909”

“MELILLA.- 19.- El martes a las 13 horas, siguiendo el curso de conferencias de guarnición organizado por el Cuerpo de Ejército del Maestrazgo, disertó sobre el tema:”Visión de un corresponsal de guerra en la iniciación de la campaña de Melilla de 1909”, el Iltmo. Señor don Rafael Fernández de Castro y Pedrera, miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia y Cronista Oficial de Melilla.
El acto tuvo lugar en el gran salón de fiestas del Centro Cultural de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, que se hallaba completamente lleno de jefes, oficiales y distintas personalidades de la ciudad. Ocupando la presidencia los generales Urrutia, Cayuela, Huertas, Sánchez Fuensanta, Arias ( don Pablo ), Arteaga y Álvarez Entrena.
Hizo la presentación del conferenciante el general jefe del Cuerpo de Ejército, don Gustavo Urrutia, quien realzó los méritos que como investigador y publicista tiene contraídos el señor Fernández de Castro, señalando su destacado y antiguo amor a las instituciones militares, y su actuación como fidelísimo corresponsal de guerra desde la iniciación de las campañas de Marruecos, asistiendo con las columnas a las más duras operaciones.
La interesantísima conferencia, que fue escuchada con el mayor agrado y religioso silencio, versó acerca de la situación del territorio vecino a melilla durante la guerra civil entre azizistas y roghistas, consecuencias de esta sangrienta lucha en relación con el porvenir de la plaza fuerte de Melilla y próxima región, detallando las primeras acciones militares vistas desde el campo enemigo, efemérides poco conocidas de los españoles.
Al terminar la conferencia, el señor Fernández de Castro escuchó con las más nutridas ovaciones, la expresión del agrado con que todos escucharon su interesantísima disertación”.






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Rafael Fernández de Castro



Nació en La Coruña el 24 de febrero de 1883. Ejerció el periodismo desde el año 1907 y cubrió como corresponsal de guerra las campañas de Marruecos, desde su inicio en 1909 a su finalización en 1927. Trabajando para las agencias Fabra, Havas y Reuter.
Trabajó a partir de 1908 para el diario local “El Telegrama del Rif”, y en 1915 fundó del periódico “El Cronista” que no alcanzó los tres años de vida. Luego sería corresponsal en Melilla del diario “El Imparcial”, “Informaciones” y “La Luz” de Madrid, así como colaborador de “La Crónica semanal” de Melilla.
En sus últimos años sería colaborador de los periódicos “El Telegrama del Rif”, “Diario de África” de Tetuán y “El Español” de Barcelona, así como diversas revistas. Utilizando a lo largo de su dilatada carrera varios seudónimos, que en nada ocultaba su personalidad y entre los que estaban: “RAFER DE CASPE” y “El Hassani”,
Cronista Oficial desde su nombramiento en el año 1923, también alcanzó el reconocimiento de cronista de la “Harca Varela” y la aviación española.
Fernández de Castro Falleció el 6 de marzo del año 1952, a los sesenta y nueve años y luego de haber residido en Melilla desde 1906.




Hijo de militar
Su padre fue Rafael Fernández de Castro y Tirado, quien prestó durante algunos años servicio en Melilla en los empleos de comandante y teniente coronel, luego de haber luchado en las guerras carlistas y de Filipinas.
En Melilla participó activamente en el desarrollo de la Campaña de 1909, ocupando el mismo 9 de julio y al mando de dos compañías de su Batallón posiciones frente a la zona de Mezquita. Fuerzas que llegaron a sostener disparos con el adversario.
Tomó parte en la toma de Hidum y al finalizar la contienda fue recompensado con la Medalla de Melilla provista de los pasadores de Sidi Ahmed el Hach, Gurugú, Hidum,
Taxdirt y Zoco el Hach.
Falleciendo en el año 1927 en Madrid siendo general de brigada.

Cronista de la Campaña del 9
Rafael Fernández de Castro con el transcurso de los años se convirtió en el más importante de los cronistas de la guerra del 1909, pues a sus méritos conocidos de haber vivido aquellos sucesos en familia y desde las fechas previas a su desencadenamiento. Hay que añadir su condición de historiador que en su afán por dar a conocer todos los detalles y desde diferentes puntos de vistas, no dudó en inquirir veraz información de aquellos bravos rifeños que primero lucharon contra el Ejército Español y meses después fueron atraídos a la causa común del Protectorado.
Una valiosa aportación que bastantes años después, en el mes de septiembre de 1943, publicó en varios capítulos en las páginas del diario “El Español” bajo el genérico título de “Los sucesos de Melilla. Las verdades, aclaradas por el tiempo”.
En los primeros combates de julio de 1909, Fernández de Castro junto con otros paisanos melillenses acudieron valientemente hasta las primeras línea de fuego en ayuda de los compatriotas uniformados que hacían frente a situaciones apuradas. Siendo él uno de los transportó en camilla a José Riquelme, entonces joven oficial que años después, luego del desastre de Annual y durante la Guerra Civil alcanzaría gran protagonismo.
Manifestándose también su alma generosa hacía las víctimas de la Campaña de 1909, promoviendo en el año 1912 desde las columnas del diario “El Telegrama del Rif” la construcción de un Cementerio junto al antiguo Campamento de la Segunda Caseta, para acoger las sepulturas que habían quedado sumergidas por las aguas de la Mar Chica desde agosto de 1910, al elevarse su nivel como consecuencia de la apertura de un canal de comunicación de esta laguna con el Mar Mediterráneo.
Juan Díez


Imágenes:
- Rafael Fernández de Castro y Pedrera.
- Cubierta diario ABC, 1921. Fernández de Castro aparece con brazalete
Junto al cañón, con su mano derecha sobre una rueda.
- “Diario África” de Tetuán”. 1947.