ÉRASE UNA VEZ MELILLA

ÉRASE UNA VEZ MELILLA
GRUPO DE ESCUELAS MIXTAS

EN EL BARRANCO DEL LOBO

sábado, 25 de abril de 2009

Coronel Álvarez Cabrera
















Un voluntario a Melilla, el coronel de Infantería


D. Venancio Álvarez Cabrera

Hijo de D. Ramón Álvarez Rodríguez y de Olivia Cabrera de Nevares y Escandón, siendo nieto por línea materna de D. Tomás Cabrera de Nevares y de Olimpia Escandón, tenía al menos, dos hermanos, Adela Álvarez Cabrera de Nevares y de José Álvarez Cabrera de Nevares, contrajo matrimonio con María de las Mercedes de Manzanos y de Chacón. De este matrimonio, nacieron Mercedes Paula de la Cruz, Justa del Perpetuo Socorro, José Luís y, María. El coronel D. Venancio Álvarez Cabrera, había nacido el 18 de febrero de 1858. Gaditano. Había ingresado en el servicio activo en 1874. Ascendió a teniente coronel, en marzo de 1908 y en el momento de su muerte en combate, hacía escasos dos meses que había ascendido de nuevo a coronel, motivo por el cual, tuvo que dejar la jefatura de la Brigada Disciplinaria de Melilla ciudad donde había vivido muchos años y pasar a nuevo destino, esta vez en la zona de reclutamiento de Almería.

Rodríguez de Celis, anotaba para “La Correspondencia de España” del 24 de julio los siguientes apuntes biográficos sobre el coronel D. Venancio Álvarez Cabrera de Nevares, bajo el título “Álvarez Cabrera, apuntes biográficos” y en primera página:
“…Por los informes de nuestro redactor en Melilla, conocen nuestros lectores la noticia dolorosa de haber muerto en el combate de ayer el coronel D. Venancio Álvarez Cabrera. Muy recientes están las líneas que en estas mismas columnas hubimos de dedicarle con ocasión de su marcha a Melilla. Algo de ello, aderezado con más abundantes referencias, tenemos hoy que repetir rindiendo los honores debidos a una actualidad tristísima.

D. Venancio Álvarez Cabrera nació en 18 de febrero de 1858. Contaba ahora, por consiguiente, cincuenta y un años.
Ingresó en el servicio en 1º de enero de 1874. Con una hoja de servicios por todo extremo brillante, llegó a alcanzar el grado de teniente coronel el 16 de marzo de 1898. A la guarnición de Melilla perteneció varios años. El batallón disciplinario estuvo largo tiempo a sus órdenes.
Aprovechó aquella época para estudiar concienzudamente el problema de Marruecos en términos generales y en particular el de nuestra situación en el Riff. Conocía palmo a palmo el campo exterior, y había penetrado como nadie en el carácter de los kabileños. No se limitó a demostrarlo en el gabinete y en la conversación, siempre amena. Lo probó también prácticamente, en momentos como el de la ocupación de La Restinga por tropas españolas, hecho ocurrido el año pasado, en el cual el coronel Álvarez Cabrera, con su batallón disciplinario, se comportó admirablemente.

Hubo de dejar el mando de aquel batallón y la plaza de Melilla al otorgarle el ascenso a coronel, recientemente. Lo hizo con verdadero disgusto.
Nombrado jefe de la zona de reclutamiento en Almería, se resignó con su nuevo destino. Pero antes de abandonar la plaza de Melilla, donde tantos afectos y buenas memorias dejaba, rogó insistentemente al general Marina que le llamase a su lado apenas una situación difícil se planteara que pudiera justificar sus servicios. Diole palabra de hacerlo así el general. Fiel cumplidor de ella, cuanto los acontecimientos actuales se plantearon , el general Marina le llamó.
El coronel Álvarez Cabrera embarcó en Málaga el día 20. Fue recibido en Melilla –nuestro compañero Rodríguez de Celis nos lo telegrafiaba el jueves- con verdadero júbilo: el que correspondía a la alta reputación que el bravo cuanto inteligente coronel se había conquistado como militar y como hombre.
Llegado a Melilla, solicitó un puesto avanzado. Concediéndoselo el general Marina.
El resto de la triste historia está contenido en esas sentidas expresiones con que Rodríguez de Celis honra la memoria de quien se ha sacrificado por la patria, expresiones que con el mismo dolor, hace suyas La Correspondencia de España”…”

Álvarez Cabrera, estuvo en la ocupación de La Restinga en 1908.

“La Correspondencia de España”, daba la noticia el 15 de febrero de 1908, de una ocupación efectuada el dia de antes, en Marruecos, La Restinga, la ocupación de la cual, fue llevada en máximo secreto y discreción, hasta el punto que los corresponsales enviaban sus noticias en clave a sus redacciones en Madrid, tal y como se puede observar en la siguiente. 600 hombres embarcados en el vapor “Ciudad de Mahón” y en el cañonero “General Concha”, llevaron a cabo este desembarco, los cuales habían subido a bordo durante la noche y en medio de un gran temporal. Uno de los embarcados, fue el coronel Álvarez Cabrera, jefe de la expedición, con sus disciplinarios, entre otras fuerzas.

La restinga, se ocupó el 14 de febrero de 1908, sin apenas resistencia por parte de los moros, se hablaba sólo de un balazo que atravesó la tela de una bandera española que ondeaba en un de los botes. Esta ocupación al parecer incluso fue bien vista por algunos moros ya que se temían la invasión por parte de “otra potencia” ¿Francia?. La familia del moro Amar incluso acudió a dar la bienvenida a las tropas españolas y, al parecer, el general D. José Marina Vega, había anunciado esta ocupación al Roghi, advirtiéndolo que cualquier moro que cruzara más allá de la Bocana y en dirección donde se dirigía la fuerza española, sería considerado enemigo. El periodista A.B. Bonnat, narraba de la forma que a continuación sigue, (textual), en primera plana de “La Correspondencia de España” del día 15 de febrero, el desarrollo de los hechos así (textual):
“…España en Marruecos. Ocupación de Mar Chica. Nuestra información

El primer telegrama. Ayer a última hora recibimos el siguiente despacho:
Melilla 14 (11,20). Esta mañana quedó cumplido el encargo de mi viaje. Aún es imposible enviar resultados. Agustín…”
Este telegrama quería decir dos cosas. Que en Melilla había fuerte censura; y que las fuerzas españolas habían salido de la plaza para ocupar Mar Chica, ignorándose a las 11,20 de la mañana el resultado de la operación. Lo cierto es que transcurrió todo el día sin que recibiéramos nuevos despachos, hasta que a las siete y media de la noche, empezaron a llegar a nuestra Redacción los primeros telegramas con:

Detalles de la ocupación. Melilla 14. (Urgente).

Confirmo mi telegrama cifrado en que os di cuenta de haber salido tropas con dirección a Mar Chica. La factoría ha sido ocupada por tropas españolas, después de un corto tiroteo entre nuestros soldados y gente mora.
Las fuerzas salieron esta mañana, a las seis en el “Ciudad de Mahón” y en el “General Concha”. Fueron embarcadas en.., por las playas, guardándose absoluta reserva en todo lo relacionado con esta operación. Las tropas de desembarco componianlas 600 hombres. El general Marina, encargado de dirigir la operación, iba a bordo del cañonero “Concha”, acompañándole su Estado Mayor.
Según las últimas noticias que del desembarco se han recibido, al llegar las tropas a la Restinga, los moros las recibieron a tiros. Contestó a estos disparos el fuego de las ametralladoras, colocadas en los botes, con objeto de facilitar la aproximación a la costa. A poco disparó sus cañones el “General Concha”, y entonces pudo observarse que los moros huían a la desbandada, dejando libre el campo.
Nuestras tropas empezaron entonces a desembarcar, haciéndolo con bastantes dificultades por el estado de la mar.
El campamento español quedó instalado, sin que ocurrieran nuevos incidentes. El tiroteo no ocasionó ninguna baja.
El general Marina ha regresado a esta plaza. Ampliaré detalles, que ahora se empiezan a conocer. La noticia de estos sucesos ha producido aquí una gran sensación…Bonnat”

“…Relato de lo ocurrido.

A las dos y media de la madrugada, después de haber esperado inútilmente toda la noche, desde las siete y media, en que recibimos el anterior despacho, llega a nuestro poder este otro, depositado en Melilla a las ocho en punto e interceptado, sin duda, por la censura, que por lo visto se ejerce para nosotros con rigor extremado. El telegrama de nuestro redactor , relataba así los sucesos de ayer.

Reservas,-El embarque
Melilla 14.
El propósito de ocupar Mar Chica se desarrolló con gran sigilo. Ayer llegó el “Ciudad de Mahón”, dándosele destino de transporte. En el fueron depositadas leña, municiones, galleta y otros víveres. Todo esto fue embarcado durante la tarde. Por la noche recibieron las tropas la orden de prepararse, y durante la noche se efectuó el embarque.
La lluvia caía a torrentes, retumbaban amedrantadores los truenos, y el mar enfurecido batiendo en las costas con espumoso oleaje , parecía amenazar a los osados expedicionarios.
Silenciosa marchaba nuestra gente hacia los muelles, sin producir el menor ruido ocupaba los botes que, con gran lentitud y muchas precauciones, la conducían a bordo del “Mahón”.
La columna expedicionaria quedó formada por 500 hombres, siendo jefe de la expedición el coronel del batallón disciplinario , D. Venancio Álvarez Cabrera. De segundo jefe iba el comandante de Infantería D. Luís Irizarre. En la columna figuraba el batallón disciplinario donde tienen puesto los capitanes D. Fernando Serra y D. Manuel Torres; el teniente ayudante Sr. Aguirre; el abanderado Sr. Carrasco; los tenientes D. José Mandres, D. José Sánchez Prats, D. Carlos Marbella, D.Luís Melisia, don Luís Molina, y D. Saturnino Nuez; el médico Sr. Moreno y el capellán D. Inocente Lechuga.

Van además dos compañías del regimiento de Infantería de África, al mando de los capitanes Solorzano y Naudia, y de los tenientes Ramírez, Albarrán, Martínez Laína, y Ortega Martínez; el médico Sr. Goti, y doscientos cincuenta soldados; una sección de la Administración Militar mandada por el teniente Fernando Canal, con un cabo, doce hombres y un horno de campaña.
A esas fuerzas se ha unido una sección de Ingenieros, con el teniente Alzugaray, treinta soldados y un parque de campaña, palomas mensajeras, telégrafo de señales, heliógrafo sistema Marín, y cinco mil sacos terreros para formar las trincheras.
Y por último, figuraban en la expedición una sección de artillería, con dos piezas de montaña y veinticinco hombres, al mando del teniente Sudal, y otra sección con dos ametralladoras y trece hombres, mandados por el oficial de Infantería Sr. Espinosa.
El embarque de tropas se hizo con orden perfecto. El transporte hacia el “Mahón” se hacia con lanchas grandes. Con el “mahón” fueron varios lanchones, tripulados por cuarenta hombres de la comandancia de mar, mandados por los tenientes Mazarello y Gallego. Terminaron las operaciones de embarque a las cuatro de la mdrugada…”

“…Marina y su Estado Mayor
A esa hora, próximamente, llegó el general Marina. Enterado de que todo se había hecho sin novedad, embarcó en un bote acompañado del coronel de Estado Mayor , D. Francisco Larrea y de sus ayudantes, el comandante Morales y el capitán Morris. Con la primera autoridad embarcó también el intérprete Sr. Marín. Soportando la lluvia , que no había cesado, se dirigieron al “General Concha”, a bordo del cual han hecho el viaje…”

“…Tropas acuarteladas.-Los primeros rumore
Las tropas que en Melilla quedaron, recibieron órdenes de permanecer acuarteladas hasta nuevo aviso. Tomó el mando de ellas el segundo jefe de esta Comandancia, general D. Pedro del Real.
Al amanecer, cuando los más madrugadores habitantes de Melilla empezaron a dedicarse a sus faenas, no había en la población el menor síntoma por el que pudiera sospecharse lo ocurrido. A media mañana empezaron a circular los rumores, y bien pronto la fantasía dio a los sucesos una proporción alarmante, pintando como irreductible la hostilidad de los moros. Se habló de formales combates y de sensibles contratiempos.
Verdad es que durante la noche se habían visto en el campo moro grandes hogueras, señal de que nuestros vecinos se preparaban, haciendo señales para que del interior acudieran fuerzas para reforzar a sus huestes.
No necesito decir que la alarma y la expectación excedían a cuanto pueda decirse, esperándose con verdadera ansiedad noticias de lo ocurrido…”

“…El desembarco
Sobre las seis de la mañana zarparon los buques con rumbo a Mar Chica, y serían las once cuando llegaron a la plaza las primeras confusas versiones de lo ocurrido. Ampliadas más tarde resultó que la operación dirigida por el general Marina se desenvolvió del siguiente modo:
El “Mahón” y el “Concha”, seguidos de los lanchones, llegaron frente a la antigua factoría y al sitio llamado Mohamedia a las siete y media de la mañana. La playa estaba desierta y no se veían moros en toda la extensión que la vista abarcaba. El terreno es llano, y únicamente a lo lejos, dibujados sobre el horizonte, se alzan dos montecillos. Confiando nuestras tropas tropas en esa soledad tranquilizadora, echaron al agua los botes para empezar el desembarco. Entonces se oyeron algunos disparos que de tierra partían, y en el mismo momento 50 moros parapetados detrás de un insignificante promontorio delataron, con sus impaciencias, el lazo que la morisma preparaba…”

“…Tiroteo
Dispararon de nuevo los de tierra sus fusiles contra nuestras tropas, y los cañones del “General Concha”, que ya iban preparados, hicieron fuego. Dos ametralladoras, instaladas en los botes, secundaron el plan de defensa, y protegidos por este fuego, cuatro lanchones, cargados de soldados pusieron proa a tierra.
El batallón disciplinario, que en esos lanchones iba, fue recibido a tiros. Desde las barcazas, las tropas contestaron, y otra vez se dejaron oír las detonaciones de la artillería del “Concha”. Cesó el fuego, vararon las embarcaciones, por la imposibilidad de mantenerse a flote, sin peligro de estrellarse, y los soldados con sus oficiales al frente, se echaron al agua, manteniendo las armas sobre la cabeza. El desembarco se realizó con agua hasta el pecho.
Cuando puso pié en tierra nuestra gente, los moros aterrados ante el fuego de los cañones, habían huído, sin que sus disparos hubieran hecho otra cosa que agujerear la bandera izada en uno de los botes. No se sabe que efecto harían en el campo moro los disparos de la fuerza española, aunque se supone que haya heridos. En el “Concha” se advirtieron señales de las balas moras…”

“…Operaciones en tierra
En tierra la fuerza, ordénase que se desplegaran en guerrilla, y así amenazaron hasta el campamento moro, compuesto de varias tiendas. Mientras esto ocurría hacíase el desembarco de la impedimenta, los víveres y las municiones.
Las tropas mandadas por el jefe Cabrera llegaron hasta la posición antes ocupada por los moros enarbolando allí la bandera española, que se había arrancado a uno de los botes. Se procedió inmediatamente a la instalación de las fuerzas, estableciéndose la necesaria defensa, en previsión de un ataque.
Algunos jinetes moros recorrieron a pie las inmediaciones tratando de soliviantar a los labradores para hacer armas contra los nuestros, sin que lograran sus propósitos, pues fueron bien pronto advertidos por los españoles…”

“…Descansando
Tomadas las posiciones se dio descanso a las tropas. Entonces se procedió a confeccionar el rancho, que comieron las tropas con buen apetito, después de las penalidades del desembarco, aumentadas por el frío de la mañana.
Cuando estaban comiendo, presentóse en el campamento la familia del moro Amar, gran amigo de España. Dio la bienvenida a los españoles, y expresó su satisfacción diciendo que tenían grandes deseos de que España los protegiese para vivir tranquilos. Pidieron permiso para continuar sus trabajos agrícolas, y concedido que les fuese retiraron haciendo protestas de amor a nuestro país…”

“…Detalles
El general Marina presenció las operaciones desde el cañonero “Concha” Los ingenieros trabajaron durante toda la mañana para construir con tablones y pescantes un desembarcadero provisional. El resto del día transcurrió tranquilo, y se pudo apreciar por las exploraciones hechas, que la posición alcanzada es excelente. Desde ella se domina una gran extensión de terreno, considerándose imposible el ataque.
Se trabaja en instalar las tiendas de campaña. La expedición lleva todos los servicios necesarios, entre ellos una sección de Sanidad compuesta por un sargento, dos cabos y cuatro enfermeros, y el material para establecer un Hospital de campaña con 16 camas, instrumentos de cirugía, etc…
Los mineros españoles de Beni Buifror, avisados, regresaron anoche a Melilla. No se cree que ocurra ninguna grave alteración en el campo.
Se asegura que el general Marina comunicó al Roghi sus propósitos de ocupar Mar Chica, anunciándole que consideraría enemigos cuantos moros pasaran la Bocana en dirección a aquellas posesiones…”

“…Elogios
La operación felicísima que han realizado nuestras tropas es motivo de grandes elogios. Los soldados han soportado las inclemencias del tiempo con admirable espíritu militar. Los moros aparentan satisfacción de ver que España ocupa posesiones en Mohamedia, pues temían que las ocupara otra Potencia en previsión de sucesos próximos…A.B.Bonnat”



En Melilla de nuevo
Al parecer cuando el coronel D. Venancio Álvarez Cabrera ascendió a coronel, en mayo-junio de 1909, había manifestado al general D. José Marina Vega, comandante general de Melilla, su deseo de regresar a esta plaza si la situación lo requería ya que debido a su ascenso, se había visto obligado a cambiar de destino, esta vez a la península. El general Marina, cumplió su promesa y al estallido de los sucesos que darían lugar a la Campaña de 1909, cumplió su promesa. Dicho llamamiento lo recogía con las siguientes palabras el rotativo madrileño “La Correspondencia de España” del 21 de julio de 1909. Álvarez Cabrera, llegó en el “vapor Sevilla”:
“…Ha embarcado el coronel Sr. Álvarez Cabrera, competentísimo en las cuestiones del Rif, que mandó durante algunos años el Batallón Disciplinario, cesando al ascender. El general Marina le había prometido que le llamaría cuando guerrease, y ha cumplido su palabra en la primera ocasión. El coronel Álvarez Cabrera llegó de Almería, en donde mandaba la zona de reclutamiento…
Los combates del día 23 de julio, narrados por Rodríguez de Celis

Con los refuerzos llegados de la península, el general D. José Marina Vega se ve con fuerzas suficientes para iniciar una mayor preparación militar y con ella, castigar a los insurrectos rifeños, los cuales habían comprometido el despliegue inicial.
Se organizaron dos columnas, una bajo el mando del teniente coronel Aizpuru y otra bajo el mando del coronel Álvarez Cabrera. El objetivo de ambas, era la ocupación de los alomas de Ait Aixa ya que desde sus alturas, se hostilizaba la 2ª caseta del ferrocarril y a las fuerzas allí destacadas, convertida en campo de aprovisionamientos.

Por problemas de coordinación entre ambas columnas, Álvarez Cabrera se vio envuelto por numerosos rifeños y ante tal situación, optó por dejar parte de sus efectivos protegidos en la ladera de Sidi Musa e intentar romper el cerco al grito de “quien sea hombre que me siga” . Cayó herido mortalmente en el acto debido al nutridísimo y acertado fuego moro.

Esta situación, desconocida por el general Marina, ordena avanzar a Aizpuru para contactar con Álvarez Cabrera, cosa que no se consiguió por verse rodeado. Ante estos hechos, Marina ordenó el avance de una nueva columna, mandada esta por el general D. Pedro Del Real y Sánchez Paulete en apoyo de Aizpuru.
El despliegue español era amplio, abarcaba desde su lado izquierdo desde el Barranco del Lobo, este que se introducía hacia el monte Gurugú y por el flanco derecho, hacia la aldea de Mezquita. Se continuó reforzando el despliegue con más efectivos dado que la morisma, no cesaba en presionar a las tropas españolas, motivo por el cual, los cuerpo a cuerpo, fueron incontables.
Por la tarde, se fueron reagrupando grupos de soldados dispersos, recuperando fuerzas de Álvarez Cabrera y se aprovisionó a las posiciones defensivas. Tras ello, se organizó la retirada general, llevándose esta vez la peor parte las fuerzas del teniente coronel Ibáñez Marín, los Cazadores del Batallón de Figueras núm. 6, los cuales, fueron tiroteados casi a bocajarro, sufriendo muchas bajas, entra ellas la de su teniente coronel.
El redactor de “La Correspondencia de España”, Rodríguez de Celis, narraba, bajo el título “El combate de hoy”, el 26 de julio de 1909, a la opinión pública del país, los combates del día 23 de julio de 1909, con las siguientes palabras, combates que costaron la vida a muchos militares españoles, entre ellos, al coronel de Infantería D. Venancio Álvarez Cabrera que no hacía las 48 horas en que había regresado a Melilla. (Textual):
“…A las nueve de la noche última, se supo en la plaza de Melilla que la harka enemiga preparaba un golpe de audacia contra el parque de aprovisionamientos, establecido en la segunda caseta.

El contingente de Beni-Urriaguel llegado a la harka para nutrir sus filas había de entretener el fuego, cayendo sobre la fracción de Mezquita, leal a España, y próxima unos cuatro kilómetros de la plaza.
A las cuatro de la madrugada dos compañías de la brigada disciplinaria, al mando del teniente coronel Aizpuru, sale a tomar las laderas de Mezquita, mientras el coronel Álvarez Cabrera, al mando de seis compañías de África y de fuerzas de cazadores recientemente llegadas, se dirige a Sidi Musa, donde se halla el campamento del teniente coronel Baños, para proteger la segunda caseta.

En el fuerte de Sidi Guariach y en el de Camellos hay dos baterías, en el Hipódromo, en la posición del teniente Baños y en la que ocupan las fuerzas que manda el generaI Imaz hay igualmente emplazadas piezas de artillería.
El avance del disciplinario es silencioso, sin que el enemigo, apostado al parecer en una cañada se presente. Desde la posición de Imazse ve al enemigo, que es castigado con fuego de cañón por las posiciones de Baños e Imaz, obligándole a correrse hacia donde están los del disciplinario, que son hostilizados.

En este momento, seis y media de la madrugada, el empuje del enemigo es formidable, su audacia insuperable; los de la brigada disciplinaria se baten con heroísmo, pero las municiones escasean, llegando un momento en que parece que van a faltar.
Los cañones avanzan sobre las alturas próximas a Mezquita, y los moros, que reciben terribles descargas, no retroceden; parece que una fuerza incontrastable los empuja contra nuestros valientes soldados, que se preparan para cargar a la bayoneta, obligados a perder algunos metros de terreno. Entonces el empuje del enemigo llega hasta las filas de los disciplinarios, que se ven diezmados, recibiendo descargas, pedradas, golpes de gumia…

Uno de los cañones del capitán va a caer en poder de los salvajes guerreros rifeños; ya le tienen en su poder; pero el abanderado del disciplinario, Sr. Carrasco, el oficial señor Artal y cuatro hombres luchan cuerpo a cuerpo con el enemigo y rescatan la pieza, dando muerte a los que la habían arrebatado. Entre estos valientes, cuyo heroísmo es inexpresable, se hallaba el artillero Privato Martínez, que diciendo -Esa pieza es mía y no me separo de ella nunca-, se arrojó como un loco contra los que la habían cogido.Desde el Hipódromo y Sidi Guariach, los cañones lanzan metralla; las fuerzas todas las que están en la plaza salen al campo batiendo al enemigo, que avanza sobre las lomas, sin pensar que los fusiles de nuestros soldados lanzan sin descansar proyectiles.

Los momentos son terribles. Los batallones de Cazadores, los regimientos de África y Melilla y el disciplinario, teniendo las fuerzas distribuidas al mando de sus jefes, han realizado brillantes hechos de armas.
Por el flanco izquierdo atacan las posiciones enemigas las fuerzas de Álvarez Cabrera, que cae muerto en uno de los ataques, teniendo desdichada igual suerte el heroico capitán Fernando Fernández Cuevas y dos oficiales. El número de los soldados muertos es grande, el de los heridos mayor aún, sin que en estos momentos pueda precisarse exacta ni aproximadamente siquiera.

En las posiciones de Mezquita la lucha es terrible, encarnizada. Un moro situado detrás de un parapeto de piedras, dispara cuatro veces contra el capitán Sr. Gil, del regimiento de Melilla, que le producen otras tantas heridas en el pecho, en la pierna izquierda y en el brazo. El teniente Molina, herido el día 9 y hermano del que el mismo día recibió un balazo grave en un muslo, cae con el pecho atravesado por una bala. El teniente Molina es casi un niño; pero parecía un veterano del deber y del heroísmo. El teniente Sánchez Prats, Sánchez La Corte, y otros muchos y bravos oficiales y soldados encuentran en el fuego enemigo la bala que hiere, pero que no pude contener su bravura hasta el momento de caer a tierra.

En el Hipódromo se ha instalado un hospital de sangre. El médico Sr. Herranz se multiplica para atender a todos. Momentos antes el teniente de Sanidad Sr. Moreno ha recibido una herida en una pierna.

Los paisanos, dando un alto ejemplo de valor y de humanidad, que ha sido muy elogiado, avanzan detrás de los soldados para recoger a los heridos y traerlos a la plaza. En el camino entre Melilla y el Hipódromo una luctuosa procesión de camillas da tristísima expresión de lo encarnizado del combate, de lo terrible de la lucha.
La ansiedad está en todos los semblantes. En el Hospital son recibidos los heridos que llegan casi exánimes.

Mientras en la cañada de Mezquita y en las lomas que dan vista al Hipódromo continua la lucha. El batallón de Figueras que tras el Numancia, presencia mientras dura el desembarco la sangrienta lucha. Llegan al muelle dando entusiastas vivas a España, cantando el himno del batallón; los soldados animosos y fuertes, demuestran su ánimo y su patriotismo; los oficiales no son menos entusiastas; los jefes emocionados ante el espíritu de los solados, los animaban. Pocos momentos después entraba Figueras en fuego. No pasó mucho tiempo sin que demostraran sus oficiales y soldados que sabían batirse y buscaban el puesto de peligro y de honor. El capitán Borrero y un teniente llegan heridos, a las nueve de la mañana ,al hospital de sangre del Hipódromo; varios soldados son también conducidos a hombros de paisanos.

El combate dura hasta las doce y media, sin que el enemigo demuestre el menor cansancio ni la menor vacilación. La jornada ha sido durísima y sangrienta; pero heroica.
En estos primeros momentos que aprovecho para enviar estas notas, ente el temor que la censura no las deje pasar, el enemigo se ha replegado, y ha disminuido el fuego.
La extensa zona en que se han producido los hechos de armas, y el ardimiento con que se ha peleado, no permite hacer una descripción ordenada de la lucha.

El número de bajas de nuestras tropas es muy grande, pues ascenderá a 350, incluyendo en esta cifra el número de muertos que se eleva a 80. Tan rudo ha sido el fuego en algunos momentos, que desde la plaza se han enviado municiones, aprovechando toda suerte de vehículos y carruajes.

Para dar una idea del comportamiento de los paisanos, basta señalar este hecho. Los Sres. Egea y Ferrer, empleados en las obras del puerto, salieron hasta las lomas próximas a Mezquita a recoger heridos. El Sr. Egea, al transportar a uno de los soldados de Infantería que momentos antes cayera herido, recibió un balazo en la pierna derecha…Rodríguez de Celis…”

“…Nuevos detalles de los combates del 23”. Melilla. (Domingo mañana). Continuo ampliando los detalles que he enviado del combate del 23,con nuevas noticias que voy recogiendo, hablando con los que tomaron parte en aquel terrible encuentro.

En la defensa para recuperar el cañón que se llevaba el enemigo, se distinguió el teniente de cazadores de Estella Sr. Gálvez, que se batió cuerpo a cuerpo con los kabileños. En un instante se vio rodeado de tres de ellos, que procuraban alcanzarle con sus gumias, y logró matarlos uno a uno a tiros y sablazos.
La lucha alrededor del cañón fue verdaderamente rabiosa. Algunos de los moros que pretendían llevárselo combatían con arma blanca, y otros con piedras y palos, en medio del fuego general. Varios oficiales y soldados recibieron contusiones de palos y piedras.

La Caballería de Treviño tomó parte muy activa en el combate del 23 y sufrió sensibles bajas.
Como os dije en mis anteriores telegramas, está herido el capitán Borrero. Este señor es D. Francisco Borrero, que tiene otros dos hermanos militares, y también es hijo del general del mismo apellido. El capitán Borrero recibió un balazo que le atravesó el muslo.
El moro de diez y ocho años, a quien aludí en otro telegrama, y que ha sido capturado cuando se dedicaba sigilosamente a desvalijar a los muertos y a los heridos, continua haciendo protestas de afecto a España y asegura que pertenecía al bando del Gato. Según parece el detenido era dueño de un cafetín en el límite de la kábila de Mezquita…”
Fases combates del día 23 de julio de 1909. Telegramas.

Sobre la intensidad en que se produjo el combate del dia 23 de julio de 1909, el mismo Gobernador Militar de Melilla, dejó de transmitir los detalles del combate que se podía estructurar según propias palabras del gobernador, en tres fases. Según dicho Telegrama Oficial , eran (textual).

“…Telegramas Oficiales. Facilitado en gobernación. Gobernador militar a ministro de la Guerra. Por continuo movimiento he dejado de comunicar detalles de las tres fases en que puede dividirse el combate del día 23.

En la primera, la columna coronel Cabrera sale a media noche del Hipódromo con seis compañías y sección Montaña para auxiliar Sidi Musa y caseta núm. 2, presumiéndose ataque: llega madrugada Sidi Musa, arremete contra atacantes y los rechaza, cayendo muerto con gloria frente tropas, así como Fernando Cuevas, de África, y dos oficiales. Regimiento Melilla y trece heridos tropa.
Segunda fase: Al salir del Hipódromo coronel Cabrera, envío en apoyo de este al teniente coronel Aizpuru, con brigada disciplinaria, dos compañías África y sección Montaña, para ponerse en contacto al amanecer con coronel Cabrera ,caso de hallarse en inmediaciones.

Roto fuego con numerosos grupos en las proximidades de los límites y formalizándose acción envié general Del Real con dos compañías de Estella y batería montada para que reforzara y me informase de las ocurrencias, mientras yo esperaba en el muelle desembarco de Figueras y Barbastro. Informado de que fuego se sostenía tenazmente, tan pronto como desembarcó Figueras me fui con dos compañías y su teniente coronel al lugar de la acción, tomando el mando a las nueve de la mañana.
Desplegó una compañía de Figueras, que dirigió teniente coronel, y poco más hubo que hacer, pues las disposiciones adoptadas por el general Del Real no podían ser más acertadas.
Tercera fase. No conviniendo avanzar más, pues se habían dominado primeras estribaciones Gurugú, y pasar a las siguientes hubiera obligado a ocupar frente excesivo, me sostuve en posiciones conquistadas durante todo el día, replegándose fuerzas antes del obscurecer a posición de Lavadero, en las inmediaciones de la Posada de Cabo Moreno.

El repliegue se hizo con verdadera precisión, escalonando las fuerzas para contener al enemigo, caso intentara ataque; fuego artillería bien dirigido basta a contenerle, y sólo en la extrema izquierda, a favor de unas chumberas, acosó a la compañía de Figueras, la cual, en reacción ofensiva, hizo huir al grupo numeroso, haciéndole catorce muertos, como se vio en reconocimiento verificado al día siguiente.
Allí encontró muerte gloriosa Ibáñez Marín, al frente de sus cazadores, que quiso en la primera jornada que con ellos tomaba parte, ocupar el sitio de mayor peligro. Las bajas en las tres fases son las telegrafiadas a V.E., aproximándose a trescientas entre muertos y heridos, habiendo todas las tropas cumplido bien con su deber. Las del enemigo han debido ser considerables, haciendo rebasar los muertos de cien, las noticias que del campo se reciben…”

“…Último parte. Las últimas noticias de Melilla no acusan ninguna novedad…”

El c. Álvarez C. horas antes de los combates del 23 de julio de 1909

Varios periodistas, horas antes de los combates, estuvieron con el coronel D. Venancio Álvarez Cabrera de Nevares, hablando con él. Dichos momentos, quedaron recogidos en la prensa. Así, eran explicados los mismos a la opinión pública en el periódico madrileño “El Imparcial” del 24 de julio de 1909 (textual):
“…Melilla 23 (5,35 tarde).
Varios periodistas estuvimos anoche en el Hipódromo hablando con el coronel D. Venancio Álvarez Cabrera. Estaba en su tienda de campaña y conversó con nosotros afablemente. Acababa de llegar a Melilla a petición del general Marina que estimaba grandemente sus cualidades.
El director de “El Imparcial”, Sr. López-Ballesteros, conversó con varios jefes y oficiales , recogiendo la impresión, de que todos participábamos, de que iban a ocurrir sucesos graves.
El Sr. Rocamora, distinguido redactor del Heraldo de Madrid, que tan brillante campaña viene haciendo desde que llegó a Melilla, conferenció extensamente con el coronel Cabrera, que es el que ha mandado las seis compañías que desde hace once horas vienen sosteniendo el combate.

Rocamora dijo al coronel:
Que tenga usted muy buena suerte.
Con la ayuda de Dios-contestó el coronel.
Brindóle Rocamora un cigarro y lo aceptó el coronel, porque dijo que se la habían acabado. Entonces el corresponsal de “El Heraldo” dio al coronel una cajetilla. Bromeando la aceptó el distinguido jefe y dijo:
La guardaré como recuerdo.
Todas esas minucias anecdóticas no merecerían ser referidas si el regocijado, ameno e ingenioso discreto que las acompañó, no se unieses para siempre a nuestra memoria con la brutal tragedia. Porque el coronel Álvarez Cabrera ha muerto heroicamete al frente de sus tropas…”

El entierro del coronel Álvarez Cabrera
Su muerte, produjo tremenda impresión , cuando fue herido, cayó de su caballo, finando rápidamente, al parecer, una bala rifeña, le alcanzó en el vientre..
El entierro del coronel Álvarez Cabrera, se celebró el sábado 24 de julio de 1909, revistiendo el acto multitudinario y de sentimiento manifiesto. De hecho, “La Correspondencia de España”, del domingo 25 de julio, lo daba a conocer de la forma que a continuación se cita (textual), bajo el título “Entierro de Cabrera”:
“…Melilla. (Sábado tarde). Por la ,mañana, a las diez se ha verificado el entierro del coronel Álvarez Cabrera. El acto ha constituído una verdadera manifestación de sentimiento, por lo muy querido que aquí era el jefe muerto. Su figura popular en estas calles, se enardecía en los momentos de agitación, y del malogrado Cabrera se puede decir que poseía un verdadero espíritu militar, que le animaba en los momentos difíciles para la Patría.
Aún se recuerda cuando recibió la orden para marchar al frente de su batallón disciplinario a ocupar La Restinga. Por Melilla circularon entonces rumores alarmantes de que los moros se preparaban a hacer heroica defensa, cosa que agradaba en extremo al valiente soldado. Su batallón estuvo preparado para la expedición, aún antes de recibir la orden de marchar, lo que prueba la previsión y entusiasmo de Álvarez Cabrera.

Hoy, con motivo de su entierro, oí contar muchos rasgos de su carácter bondadoso y afable. Los soldados que estuvieron a sus órdenes le amaban como a un padre, y sintieron gran alegría cuando le han vuelto a ver, que animoso y y valiente venía de Almería para combatir junto a ellos.
Pocos días permaneció entre sus antiguos amigos y soldados, pues enseguida, destinado a operaciones, ha hallado la muerte, que sin duda soñó.
Esto me referían cuando pasaba el cadáver del bravo coronel, y yo, que apenas le había hablado, pero que en este poco tiempo he visto en él los rasgos de un gran militar y de hombre afectuoso, uní mi dolor al que todos sentían, comprendiendo que España había perdido a un gran soldado, dispuesto a verter su sangre como lo ha hecho.

Detrás del cadáver marchaba muchos jefes y oficiales. Sobre el féretro iban algunas coronas dedicadas a la memoria de Álvarez Cabrera por sus compañeros. También iban en el fúnebre acto Comisiones de todos los Cuerpos y muchos paisanos.
Los demás cadáveres han quedado depositados en el cementerio. Melilla entera ha llorado sobre los cuerpos de los héroes que, al frente del enemigo, perecieron animados de entusiasmo y de valor…”


Ascenso de Álvarez Cabrera a general de brigada.

Por los méritos contraídos en el combate del 23 de julio de 1909 y la heroicidad demostrada, al perseguir a los moros más allá de 2 kilómetros de las líneas españolas, habiéndolos puesto antes en fuga y, hallar la muerte en acción de guerra, S.M. el Rey D. Alfonso XIII, ascendía a general de brigada, a propuesta del gobierno español al coronel de Infantería D. Venancio Álvarez Cabrera. Dicho nombramiento fue recogido así en el también rotativo madrileño “La Época”, el martes 27 de julio de 1909 (textual), bajo el título, “Recompensa a un héroe. Ascenso del coronel Álvarez Cabrera”:
“…Rindiendo el merecido tributo al heroísmo del coronel Álvarez Cabrera, que en el memorable combate del día 23 después de luchar como un bravo al frente de las fuerzas de su mando, coronó una vida consagrada por entero al servicio de la Patria dando su existencia por el honor de la bandera, el Gobierno ha propuesto a S.M., el ascenso de aquel a general de brigada, y el Monarca se ha dignado expedir el siguiente Real decreto que hoy publica la Gaceta:

-En consideración al bizarro comportamiento del coronel de Infantería D. Venancio Álvarez Cabrera, que en la noche de ayer salió de la plaza de Melilla con refuerzos para Sidi Musa, rudamente atacada por los rifeños, y después de cooperar a la defensa de esta posición y rechazar al enemigo, perseguióle, al mando de una columna, hasta más de dos kilómetros de distancia, tomándole nuevas posiciones y muriendo gloriosamente al frente de sus tropas.
Vengo a promoverle de acuerdo con el Consejo de Ministros, al empleo de General de brigada con la antigüedad del día de ayer, en que realizó tan brillante hecho de armas.
Dado en Santiago a veinticuatro de julio de mil novecientos nueve…”
El Diario Oficial del ministerio de la Guerra, publicaba este ascenso el 28 de julio de 1909.

La Cruz Laureada de San Fernando para el coronel D. Venancio Álvarez Cabrera
“La Época”, del 22 de agosto de 1909, anunciaba la apertura de juicio contradictorio para la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando, al coronel de Infantería D. Venancio Álvarez Cabrera, por los méritos contraídos en el combate del día 23 de julio que le costaron la vida.

Estadística de munición, muertos y heridos que se daban a conocer por la prensa en fecha 27 de julio de 1909, en “La Correspondencia de España”, desde los combates del día 9 hasta el 20 de julio.

- Munición (cartuchería sólo el día 23 de julio de 1909) : 850.000 cartuchos.
- Proyectiles de artillería : Se desconocía en ese momento.

Bajas humanas, (sobre ellas, se informaba no estar acorde las cifras privadas con las oficiales), según datos dados por el Hospital Militar:
Día. Oficiales. Sargentos. Cabos. Soldados. Total.

9. 3. -- 22. 25.
18. 2. 1. 26. 29.
20. 2. 3. 61. 66.

Según se decía el resumen general era 3 oficiales, 26 sargentos, y 108 entre cabos y soldados, dando un total de 180, cuando si se suma, eran 137. Sobre los muertos, se citaba la cifra de 80 aproximadamente.
D. José Álvarez Cabrera de Nevares, un libro oportuno.

El coronel D. Venancio Álvarez Cabrera, tenía un hermano, D. José Álvarez Cabrera, teniente coronel de Caballería, el cual, mientras su hermano sucumbía frente a los rifeños, presentaba un libro del cual era autor. “La Correspondencia de España”, bajo el título “Un libro oportuno”, recogía así aquel evento el 27 de julio de 1909 (textual):

“…Mientras su heroico hermano D. Venancio Álvarez Cabrera sucumbía valerosamente en Melilla, el teniente coronel de Caballería, D. José, daba a la publicidad un notable libro sobre columnas de operaciones en Marruecos, cuya oportunidad no puede ser mayor en estos momentos.
El Sr. Álvarez Cabrera, al igual que su heroico hermano, es un africanista de abolengo, que ha pasado largos años en Marruecos, y fruto de sus estudios son los notables libros que sin interrupción ha publicado constantemente, a los cuales viene a sumarse el nuevo.
El libro es un estudio político-militar, que comprende artículos sumamente interesantes e instructivos, que debieran tenerse muy en cuenta en esta campaña, ya que el Sr. Cabrera es una reconocida autoridad en la materia.
Al público, y especialmente el militar, ha de interesar de sobremanera esta nueva producción del Sr. Cabrera, a quien felicitamos sinceramente en tan tristes momentos en que su hermano acaba de sucumbir tan heroicamente frente al enemigo, en Melilla, al mismo tiempo que le testimoniamos una vez más nuestro sentido pésame por la pérdida de tan ilustre jefe, honra del Ejército español y de los africanistas, entre los que los hermanos Cabrera se destacaban por sus muchos méritos…”

Fuentes
- “La Correspondencia de España”, Diario político independiente y de noticias, Edición de la mañana, Madrid, núm. 18.266, pág. 1, de fecha Sábado 15 de febrero de 1908.
- “Venancio Álvarez Cabrera de Nevares”, “Geni (genealogía en Internet, datos introducidos por Pablo Menéndez-Ponte Alonso), Internet.
- : “Anexo II” Internet, “La guerra de Marruecos 1909 -1927”.
- Fotografía coronel D. Venancio Álavarez Cabrera de Nevares, “Anexo II” Internet, “La guerra de Marruecos 1909 – 1927”
- “La Correspondencia de España”, Edición de la mañana, Madrid, núm. 18.788, pág. 1, de fecha miércoles 21 de julio de 1909.
- “La Correspondencia de España”, Edición de la mañana, Madrid núm. 18.791, pág 1, de fecha sábado 24 de julio de 1909.
- “El Imparcial”, Madrid, núm. 15.219, pág. 1, de fecha sábado 24 de julio de 1909.
- “La Correspondencia de España”, Edición de la mañana, Madrid núm. 18.792, pág. 1, de fecha domingo 25 de julio de 1909.
- :”La Correspondencia de España”, Edición de la mañana, Madrid núm. 18.793, pág 2, de fecha lunes 26 de julio de 1909.
- “El Imparcial”, Madrid, núm. 15.221, pág.1, de fecha, lunes 26 de julio de 1909.
- “La Época”, Últimos telegramas y noticias de la tarde, Madrid, núm. 21.104, pág.1, de fecha martes 27 de julio de 1909.
- “La Correspondencia de España”, edición de la mañana, Madrid, núm. 18.794, págs, 2,6 de fecha martes 27 de julio de 1909.
- “La Vanguardia”, Barcelona 1 de agosto de 1909.
- ” La Época”, Últimos telegramas y noticias de la tarde, Madrid núm.21.130, pág. 2, de fecha domingo 22 de agosto de 1909.


Hans Nicolás i Hungerbühler


1 comentario:

  1. Una anécdota del general D. Venancio Álvarez Cabrera de Nevares,la cual, demuestra que era un hombre honrado:

    Según me ha contado su nieto, D. Agustín Alberti, recuerda haber oído explicar a su madre,que D. Venancio Álvarez Cabrera, estuvo en Filipinas y, era el oficial encargado de llevar la paga a los soldados destacados en Cuba. Cuando el barco arribó a dicha isla, esta ya se había perdido así que D. Venancio, volvió a Madrid con el dinero. En el Ministerio de la Guerra cuando D. Venancio Álvarez Cabrera, devolvió el cofre con las pagas de los soldados, quedaron bastante asombrados.

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